El reto de la pareja que acerca internet al medio rural: «No llegaba ni la línea de teléfono»

Nel Oliveira
Nel Oliveira REDACCIÓN

ASTURIAS

Laura Rodríguez y Diego Alonso vuelan un dron
Laura Rodríguez y Diego Alonso vuelan un dron

Dejaron Edimburgo para irse a Carballo, en Cangas del Narcea, y emprender el proyecto Conecta Narcea ante la problemática de conectividad en el valle de Cibea

03 abr 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

La pandemia ha cambiado la vida de Diego Alonso, de 36 años, y Laura Rodríguez, de 30, por completo. Antes del inicio de la pandemia la pareja dejó Edimburgo para ir a vivir a Carballo -un pueblo de Cangas del Narcea con apenas cien habitantes- por motivos laborales. Tras más de un año viviendo en el valle de Cibea han encontrado su sitio y una oportunidad de mercado, llevando internet a donde no lo había. Alonso, técnico de navegación aérea, se vio obligado a teletrabajar unos meses en el pueblo y asegura que fue una experiencia bastante mala por los graves problemas de conectividad que había. «Fue todo un reto, tuvimos que probar con varias compañías telefónicas hasta que encontramos una que funciona a ratos, ni siquiera todo el día», lamenta. Ante esta problemática nace el proyecto Conecta Narcea, con el objetivo de abastecer de red a las zonas rurales donde «no llegaba ni la línea de teléfono».

Hace más de un años Alonso y Rodríguez dejaron Escocia, donde llevaban viviendo tres años con un trabajo fijo, para regresar a España con sus dos hijos, el mayor de tres años y medio y el pequeño de uno. «Me ofrecieron un puesto en Vitoria, en Enaire, empresa para la que había opositado hace años, y decidimos venir a Asturias como puente a País Vasco», explican. El lugar elegido fue una casa en Carballo propiedad de la familia de ella. Todo esto ocurre a principios de marzo de 2020, con vistas de mudarse definitivamente a Vitoria a finales de ese mes. Pero llegó la pandemia. «La empresa me comunica que durante la pandemia suspenden todas las contrataciones», apena Alonso, por lo que sus planes se rompieron por completo.

«Nos quedamos muy preocupados porque ya no sabíamos si íbamos a tener el trabajo o no». Ante la problemática deciden quedarse en Carballo a reestructurar la vivienda e inscriben a su hijo mayor al Colegio Rural Agrupado de Cibea. En junio de 2020 reciben la buena noticia, Alonso es contratado. Tras dos meses teletrabajando en Carballo por cuestiones formativas, Alonso sufrió la gran problemática del pueblo: su conectividad. «Estamos hablando de que solo tienes conexión 4G o 3G. Además, la cobertura era malísima. Fue todo un reto, tuvimos que probar con varias compañías telefónicas hasta que encontramos una que funciona a ratos, ni siquiera todo el día», lamenta.

Laura Rodríguez y Diego Alonso
Laura Rodríguez y Diego Alonso

Pasan los meses y Alonso ya compagina su vida en el pueblo con el trabajo de forma presencial, yendo y viniendo. Por tanto, «internet pasó a ser algo que ya no era estrictamente necesario, pero siempre se nos quedó la problemática en la cabeza dando vueltas», relatan. En este punto, el pasado mes de diciembre, es donde nace el proyecto Conecta Narcea, con el objetivo de abastecer de internet a las zonas rurales que no tienen conexión. «Nos pusimos en contacto con una cooperativa asturiana, que prefiere mantener un perfil bajo, para que instalasen un repetidor en Corbero, el pueblo de encima al nuestro. No lo dudaron, ya que se dedican a llevar internet a áreas rurales».

De esta forma, la pareja empieza a colaborar con la empresa como autónomos encargados de captar clientes. La cooperativa se encarga de instalar un repetidor de red con la garantía de que van a tener luego unos clientes que contraten el servicio de internet a través de la compañía que prefieran. «Empezamos a hablar con la gente de nuestro valle y están muy interesados, porque para ellos la conexión a internet siempre ha sido un problema. Además, hay bastante gente como para demandar este servicio», explica Rodríguez. Aunque por el momento la iniciativa no se ha hecho efectiva, cuentan con la garantía de que ha funcionado en otras zonas rurales asturianas.

Asimismo, la ayuda de drones, a los que Alonso considera esenciales, «nos han ahorrado un montón de caminatas y muchísimas subidas a tejados de las casas», celebran. Toda una mezcla de campo con tecnología. Una revolución que los vecinos de Carballo han abrazado gustosamente. «Creemos que el valle de Cibea no es de los más envejecidos y tiene la suficiente gente joven y estudiantes como para recuperarse. En otros es más complicado».