Fapas mostraba el año pasado, a través de fotografías, lo que le ocurría a una potrilla que murió por causas naturales a la semana de nacer como ejemplo de fraudes como el que se investiga en el suroccidente
07 jun 2021 . Actualizado a las 19:15 h.Separaban a los potros de sus madres y los abandonaban en el monte, atrayendo mediante cebaderos a los lobos, para así conseguir cobrar las compensaciones por los daños. Y cuando los lobos empezaron a permanecer en zonas próximas a las ganaderías, decidieron deshacerse de ellos con cebos artesanales para con posterioridad matar a palos al menos a seis. Los cadáveres los dejaban al lado de la carretera para fingir que se producían atropellos accidentales. Este era el presunto modus operandi de los seis ganaderos del occidente asturiano detenidos en la operación Colmillo Blanco, que está en fase de instrucción en el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción de Castropol y en la que se ha investigado el pago de subvenciones por más de 170 caballos muertos entre 2019 y 2020.
En noviembre de 2020, el Fondo para la Protección de los Animales Salvajes (Fapas) daba cuenta en su página web de cómo se falsifican los daños del lobo en el ganado equino de hasta un año de edad, convirtiéndolos en «un fabuloso fraude». «Miles de madres reproductoras viven en semilibertad en gran parte de las montañas cantábricas. Solo en Asturias, según los datos del Sadei, existían en 2017 9.078 explotaciones ganaderas de caballos con 36.415 cabezas», indicaban entonces, explicando que la mortandad de las crías nacidas en la montaña «sin ningún tipo de ayuda o protección es muy alta».
Para mostrar cómo se falsifican esos daños ponían el ejemplo, a través de diversas fotografías, de una madre y la potrilla que había parido pero que, por causas naturales, «posiblemente falta de leche de la madre», se había muerto a una semana de nacer.
La cría, remarcaban, no tenía ningún rasguño y ocultaron su cadáver entre la vegetación para evitar que fuera descubierta por los buitres.
También colocaron una cámara para poder ver lo que sucedía con el cadáver: «La madre sigue junto a su cría hasta que finalmente desista y la deje abandonada al no recibir ninguna respuesta. En alguna ocasión, hemos encontrado estas crías muertas amarradas al tronco de un árbol para que, si viene un depredador, impedir que se lleve el cadáver y así encontrar más fácilmente los restos».
La grabación del vídeo muestra cómo un mastín localiza el cadáver y empieza a comer los restos de la potrilla muerta. «Con una gran facilidad se la lleva del lugar para comérsela en otra zona más tranquila», explicaban en Fapas.
Por la zona, con posterioridad, localizaron una pata de la potra: «Este resto es suficiente para justificar la reclamación de la muerte de esta potrilla como un daño por ataque de lobo. En otras ocasiones será efectivamente el lobo el que coma el cadáver que no ha matado aprovechando la carroña como alimento. Pero como hemos podido ver en el trabajo de seguimiento ni tan siquiera los lobos se han acercado al cadáver».
Desde Fapas dejaban claro en este relato que no se trata de un hecho aislado, sino que «es un ejemplo característico de fraude que se repite cientos y cientos de veces». «En la actualidad y en zonas de montaña, la muerte por causas naturales de ganado supone un importante fraude para cobrar indemnizaciones por falsos ataques de lobo», reiteraban.
En el caso del ejemplo de la potra, aseguraban que sí se pagaría como daño de lobo. «La presencia de la madre con las ubres abultadas después del parto y la existencia de un resto de la cría muerta certificando la presencia del cadáver será suficiente para que el expediente administrativo siga su curso y el dueño de la potrilla muerta por causas naturales reciba una indemnización por un ataque de lobo», indicaban.