El quiosquero de Gijón que vendía la droga del clan gallego de los Piturros

ASTURIAS

La Policía Nacional patrulla las calles de Gijón
La Policía Nacional patrulla las calles de Gijón Juan González

Condenados ocho gijoneses y dos gallegos por una red que suministraba droga desde Arousa

25 jun 2021 . Actualizado a las 12:35 h.

Cinco años y seis meses de cárcel por un delito contra la salud pública, agravado por su condición de reincidente. Doscientos mil euros de multa. Y un año suplementario por pertenencia a un grupo criminal que además lideraba. Esta es la condena que la sección octava de la Audiencia Provincial de Gijón acaba de imponerle a Juan Carlos Sotelo Martínez, cuyo suegro, Manuel Vázquez Vázquez, comandaba desde Vilanova el histórico clan de los Piturros. Junto a él ha sido condenado otro vilanovés, que asume tres años de prisión y cien mil euros de multa por el mismo delito contra la salud pública, y seis meses más por pertenencia a la organización que el Cuerpo Nacional de Policía desmanteló en el 2018 y colocaba al menudeo en Gijón la cocaína que los dos gallegos le suministraban desde Arousa.

La investigación, desarrollada por agentes asturianos con el apoyo del Grupo de Respuesta Especial para el Crimen Organizado (GRECO) de Pontevedra y la Unidad de Droga y Crimen Organizado (Udyco) de A Coruña, concluyó que Sotelo y su compinche habían urdido un sistema estable para surtir de cocaína de estimable calidad a una red dedicada al trapicheo en Asturias. Lo hacían, al menos, desde septiembre del 2017, aunque ambos cayeron con todo el equipo, que incluía a ocho personas más en Gijón, en febrero del 2018, cuando uno de los asturianos acudió a Vilanova con la policía en los talones para recibir, de manos de los dos arousanos, un kilogramo de polvo blanco empaquetado.

Los agentes, que habían intervenido los teléfonos de la organización, siguieron al enlace hasta la ciudad asturiana, donde fue detenido con el kilo de cocaína, cuya pureza era del 67,10 % y podría haber alcanzado en el mercado un valor de 98.374 euros. El registro de su domicilio añadió al lote una placa de 95 gramos de hachís, 705 euros en billetes, siete paquetes de sustancia de corte con la que adulterar la mercancía y tres básculas de precisión.

En casa de Sotelo, los agentes encontraron una máquina de cortar billetes, mientras que su compañero, también de Vilanova, tenía en su poder cinco mil euros, dos básculas de precisión, un cuaderno y una libreta con anotaciones manuscritas.

Los registros en Asturias dibujaron un entramado de menudeo cuyos integrantes realizaban diferentes funciones. Tres de ellos, por ejemplo, se dedicaban a viajar a Galicia para adquirir la cocaína. Otros tres la distribuían en Gijón y se encargaban de recaudar el dinero para los vilanoveses. Por último, otro de los condenados colocaba el material, gramo a gramo, desde el quiosco que regentaba. En él se hallaron tres papelinas, una báscula de precisión y otra libreta anotada.

Un bar y un negocio de mariscos como camuflaje para el cobro de deudas

Nueve de los diez detenidos, incluido el compinche de Juan Carlos Sotelo, aceptaron las conclusiones de la Fiscalía, admitiendo su participación en la red desmantelada. El cabecilla, sin embargo, defendió hasta el final su inocencia. Sotelo, de 58 años, alegó no tener nada que ver con el menudeo de cocaína, subrayó que el mote de Piturro distinguía a su suegro, no a él, y aseguró que si viajaba a Gijón era para vender marisco a un bar. Sin embargo, su alta en una empresa del ramo apenas sumaba un mes y medio, y no pudo acreditar ningún movimiento. En realidad, un agente testificó que su presencia en Gijón obedecía a la intención de amedrentar a un deudor y reclamarle el dinero que no había pagado.