Saúl Craviotto: «Sería una tontería no intentar, por lo menos, estar en los próximos Juegos»

Marcos Gutiérrez ASTURIAS

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Saúl Craviotto en las rondas clasificatorias de 200m kayak individual masculino por el piragüismo en esprint en los Juegos Olímpicos 2020
Saúl Craviotto en las rondas clasificatorias de 200m kayak individual masculino por el piragüismo en esprint en los Juegos Olímpicos 2020 Enric Fontcuberta | EFE

El olímpico español más exitoso de la historia ya descansa en Gijón, sin más objetivos a corto plazo que disfrutar de su mujer, sus hijas y «hacer planes sencillos» en su ciudad de adopción

11 ago 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Saúl Craviotto (Lleida, 1984) ya tiene en su haber más medallas olímpicas logradas que participaciones en los juegos. La plata del K4 500 le convierte en el deportista español más laureado en este escenario, superando al también palista David Cal. Dicen que uno no es ‘de donde nace, sino de donde pace’ y, en este caso, el ilerdense es un gijonés y asturiano de adopción. Ya de vuelta de Tokio reconoce que está «contento de estar en casa» con su mujer y sus hijas, tras unos Juegos Olímpicos extraordinariamente exigentes y con el jet lag aún haciendo de las suyas.

-¿Cómo se duerme siendo el olímpico español más exitoso de la historia?

-(Ndr: risas) Tampoco pienso mucho en eso. Pero estoy muy feliz, más ahora que estoy en casa en Asturias. Era lo que me faltaba para rematarlo.

-¿Cómo ha vivido estos Juegos tan sui generis en plena pandemia?

-Han sido unos juegos muy particulares. Por supuesto que se ha echado en falta al público, pero hemos sentido muchísimo cariño. Estando en Tokio me han llegado cientos y cientos de mensajes de toda España. Efectivamente estos Juegos han sido especiales por la pandemia, pero que no haya faltado este evento también supone una manera de dar un mensaje ilusionante al mundo de que todo sigue en marcha. Ha sido bonito y a la vez triste.

-¿Llegó a pensar en algún momento que no se llevarían a cabo?

-Ha habido altibajos emocionales durante bastantes meses. Ha sido duro, especialmente para la cabeza, este ciclo olímpico. Dijeron que no iba a haber Juegos, luego los retrasaron un año, a pocos meses de que se iniciaran salían noticias relativas a que se iban a anular… ha sido emocionalmente complicado. Nos hemos tenido que meter en una burbuja e intentar no leer demasiadas noticias y ver las redes sociales, porque en esas circunstancias es difícil mantener el objetivo y la cabeza firme. Pero se han llevado a cabo y ya todo eso pasó, por lo que estamos contentos.

-¿Cuándo vio que la plata en la final de K4 500 ya no se iba a escapar?

-Por el rabillo del ojo veía a los alemanes y hubo algún momento que soñé que podía caer el oro, pero en los últimos metros lo dimos todo, llegamos vacíos y veía que los alemanes nos pasaban poquito a poquito. Fueron los claros vencedores y lo merecieron. En el deporte a veces se gana y a veces se pierde, pero por lo menos estamos tranquilos de que lo dimos todo y fue una carrera espectacular.

-¿Fue una decepción no tocar metal tras la final de K1 200?

-Que va, que va ¡Al revés! Para mí, de hecho, la gran sorpresa fue lo que hice ahí, al meterme en la final. Entiendo que la gente cuando no hay medallas piense que no hay éxito, pero esa es una distancia muy, muy difícil en la que si no estás especializado es prácticamente imposible estar cerca de los buenos. Me metí en la final y estuve a tres décimas de la medalla, lo que es una barbaridad. No voy a decir que estoy más orgulloso de lo que hice en K1 que de la plata, pero más sorprendido sí.

-¿Ha sido un periodo de preparación muy duro antes de los juegos con las limitaciones del coronavirus?

-Ha sido duro, sobre todo por el componente mental y la incertidumbre. A nivel físico, de entrenamiento, igual en otros deportes si ha habido más restricciones. Yo al final estaba en Trasona, que no deja de ser deporte al aire libre y en contacto con la naturaleza, con distancias de seguridad de seis o siete metros entre una piragua y otra… no hemos tenido esa dificultad. A la hora de ir al gimnasio llevas la mascarilla y hay más restricciones de horario, pero por lo demás no hemos notado tanta diferencia.

-Ha obtenido medalla en cuatro Juegos Olímpicos consecutivos ¿Competirá por un sexto metal en París?

-En principio lo que necesito es descansar. Ahora mismo pienso en París y me da una pereza horrible (ndr: risas). Hoy necesito no pensar en la presión y la tensión de la competición. Lo que me falta es bajar de la nube y estar tranquilito aquí en Asturias con mi mujer y mis hijas. Dicho esto, sí que son tres años hasta París, o más bien dos años y medio hasta que clasificas. Pasa el tiempo muy rápido y sería una tontería no intentarlo, por lo menos.

-¿Qué planes inmediatos tiene ahora que ya está en casa?

-Estoy todavía deshaciendo maletas, recién aterrizado y con el jet lag. Hoy me he despertado a las cuatro y media de la mañana y no he podido dormir más (ndr: risas). Estoy un poco hecho polvo, pero mis planes pasan por hacer cosas sencillas, como ir a tomar el vermú por el barrio, una sidra por ahí con mi mujer, salir a comer donde sea… necesito planes sencillos, ni grandes lujos ni cosas muy especiales.

-¿Y a más largo plazo?

-Tengo que mirarlo con mi entrenador. Ayer nos despedimos y ya le dije «¡nos vemos en diciembre!», haciendo la broma (ndr: risas). No tenemos fechas. Supongo que nos iremos poniendo en contacto para noviembre y empezaremos a concentrarnos con el régimen de entrenar y demás, pero yo seguiré por mi parte. No voy a estar cuatro meses parado sin hacer nada. Seguiré yendo al Grupo Covadonga, donde soy socio, al gimnasio, a remar y a estar en contacto con el deporte.