La pesadilla de dos españolas en Italia: «enjauladas» 26 días en un hotel tras dar positivo por Covid

Luis Fernández
Luis Fernández REDACCIÓN

ASTURIAS

Un sanitario sostiene una bolsa con una muestra para realizar un análisis PCR
Un sanitario sostiene una bolsa con una muestra para realizar un análisis PCR


Una asturiana y una catalana denuncian que no les dejaron salir hasta que su carga viral fue cero. Amenazaron con ponerse en huelga de hambre para desbloquear su situación

13 ago 2021 . Actualizado a las 18:27 h.

Iban a ser unas idílicas vacaciones en la Toscana italiana pero acabaron convirtiéndose en una auténtica pesadilla. Ana B. y Elena S. permanecieron «enjauladas» en un hotel de Siena durante 26 días tras dar positivo por coronavirus. El motivo, que las autoridades sanitarias de aquel país solo permiten abandonar el confinamiento cuando la carga viral es cero. «Eso puede tardar meses» denuncian las afectadas, que perdieron cinco kilos cada una durante el encierro, acabaron agotadas «mental y físicamente» e incluso amenazaron con iniciar una huelga de hambre para intentar poner fin a su situación. Finalmente no hizo falta llegar a ese extremo. Casi un mes después han conseguido salir y ahora ya están en sus casas en España.

Ana tiene 54 años y es de Gijón. Elena 49 y es catalana. Junto a otras dos amigas decidieron pasar sus vacaciones en Italia. Aseguran que en todo momento respetaron las medidas sanitarias, que viajaron con sus test de antígenos y pruebas PCR realizadas y que habían aplazado la vacunación por coincidirles con sus vacaciones. Esperaban hacerlo a la vuelta. Tras un viaje en barco, cuando estaban en un pueblo de la Toscana, una de sus compañeras comenzó a sentirse mal. Fueron al hospital y todavía hoy continúa en la UCI, aunque «bien atendida», afirman sus compañeras. Dio positivo por coronavirus y, tras ella, las otras tres integrantes del grupo contrajeron la enfermedad.

Ana, Elena y la otra amiga decidieron confinarse en el apartamento que tenían alquilado, pero el tiempo pasaba y, a pesar de haber facilitado sus datos, nadie se ponía en contacto con ellas. «Somos nosotras las que acudimos a un centro de salud para pedirles que, por favor, nos hagan el test», explica Ana. Después de insistir, y pese a las reticencias iniciales, les realizaron la prueba. Solo a Ana y Elena. A su compañera, como estaba vacunada, no. Posteriormente también dio positivo, aunque ya está en casa. Ana y Elena dieron positivo y ahí comenzó su calvario.

A Ana y Elena las llevaron a un hotel Covid a Siena, a 200 kilómetros de donde estaban, pagado por el Gobierno italiano. Allí estuvieron durante casi un mes «enjauladas», denuncian. Desde el 16 de julio hasta el 10 de agosto en unas habitaciones «pequeñas», sin poder salir ni comunicarse con el resto de personas del establecimiento. «Pasamos tres días con síntomas las dos, pero fueron leves», explican. Pero lo peor estaba por llegar. «Entramos en una burbuja. Nos dejaban la comida en una silla y nadie nos hacía caso», lamenta. «Nos quedamos en un limbo. Los médicos no se ponían en contacto con nosotras y nadie nos daba una solución», añaden.

A lo largo de los 26 días, les realizaron ocho PCR a cada una. Solo tienen resultados oficiales del primero (el positivo) y del último (el negativo). Nadie les entregó ningún certificado médico en el que figurase su situación. «Lo peor de todo era la incertidumbre. Nadie nos entregaba por escrito nada y sabíamos el resultado de las pruebas por los trabajadores del hotel, que eran los que nos decían lo que habíamos dado», denuncian. «Teníamos que fiarnos de eso sin saber si era verdad o no», añaden. Esto tuvo sus consecuencias, ya que Elena, que es autónoma, no pudo presentar la documentación para poder tramitar la baja.

Amenaza de huelga de hambre

Con el paso de los días la desesperación fue en aumento. «Estábamos en una cárcel sin fecha de salida» asegura Elena. «Es muy complicado que la carga viral sea cero, esto podía seguir así durante meses», afirma Ana, motivo por el que, ante el «abandono» de las autoridades sanitarias, intentaron mover otros hilos para desbloquear la situación.

Escribieron al Ministerio de Sanidad italiano, al consulado de España en Roma, y se pusieron en contacto con una amiga italiana que «era la que nos iba informando y la que más ayudó a conseguir que esto se solucionara». Plantearon alternativas como el alta voluntaria con certificado de responsabilidad para volver a España o que les hicieran una prueba serológica. Pero la respuesta fue siempre negativa. Sin embargo, con la presión de su amiga y la mediación de Belén de la Herrán Ponce, del consulado español, consiguieron que la situación comenzase a cambiar. «Por primera vez, un médico empezó a interesarse por nosotras». Como medida de protesta, y ante la desesperación, llegaron a amenazar con ponerse en huelga de hambre». Finalmente, no hizo falta llegar a ese punto.

5 kilos menos y pérdida de masa muscular

«No sabes lo que supone estar casi un mes sin apenas moverte», lamenta Ana. «Muscularmente estamos atrofiadas, al salir no podíamos ni caminar», añade Elena. Las dos amigas aseguran que «entramos sanas y salimos destrozadas» y afirman que cada una de ellas adelgazó 5 kilos en el hotel. «Dentro de lo que cabe, el trato de los trabajadores era correcto y ayudaban en la medida de lo posible, pero la comida era asquerosa y escasa. Además, no nos daban de desayunar y lo que hacían era dejarnos un yogur en la puerta el día antes», denuncia Ana. Las dos amigas critican también falta de limpieza y, a modo de ejemplo, apuntan que lavaban la ropa con champú.

Casi un mes después, consiguieron que la carga viral fuera cero y, por fin, pudieron salir. Una vez «liberadas», el seguro que habían contratado les organizó la vuelta. «En el último momento decidí contratar un seguro. Y menos mal» reconoce Ana, quien explica que, tras abandonar el hotel covid, «nos alojaron en otro hotel y organizaron toda la operación de retorno». El viaje fue largo por las dificultades de las conexiones pero las dos amigas defienden que el trato de la compañía aseguradora fue excelente y que fueron todo facilidades.

La odisea de Ana y Elena ha llegado a su fin, pero quieren que su historia se conozca para que otras personas no sufran lo mismo que ellas. «Salir de allí se convirtió en una obsesión para nosotras», relatan, y aseveran que «en Italia hacen una gestión nefasta de los positivos en extranjeros y la gente debe tenerlo en cuenta antes de viajar».