A qué se debe el increíble desplome de rechazos a la vacuna en Asturias

Juan M. Arribas

ASTURIAS

23 sep 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Todavía el 9 de septiembre, 24 horas después de celebrarse el Día de Asturias (una jornada que coincidió además con la comunidad marcando unos de los mejores datos de la pandemia en Europa) en el registro diario de la campaña de vacunación del Principado se contaban más de 14.000 personas que había rechazado recibir el fármaco. Nunca fue una cifra muy elevada, el porcentaje de renuentes a recibir el pinchazo en la comunidad siempre ha sido residual; sin embargo resulta llamativa la caída radical que se daba justo en el recuento del 10 de septiembre. De pronto sólo eran pocos más de 8.000. ¿A qué de debe ese desplome, al inicio del curso, a las campañas para vacunarse sin cita previa, a una confianza súbita en el fármaco?

En realidad la explicación se encuentra en la estadística. Los registros de personas que aceptan o no la vacuna se hacen de acuerdo a quienes tienen una tarjeta sanitaria asturiana, pero no tienen por qué residir en el Principado, ni siquiera en el país. En los primeros días de septiembre las comunidades cruzaron todos los datos entre sí, sobre empadronados o desplazados, así como la información de residentes en el extranjero. Al actualizar las cifras, el número asturianos (al menos el de personas con tarjeta sanitaria astur) debidamente vacunados se redujo alrededor de 3.000 personas que sí habían recibido sus dosis pero en otros territorio o países.

Sólo Asturias lleva un recuento diario de las personas que han optado por no vacunarse. Los últimos datos disponibles, remitidos en el balance de salud correspondiente a las últimas 48 horas revelan que a día de hoy 8.900 personas no se han vacunado en Asturias. De ellas, 7.944 rehusaron la profilaxis (0,89%), para 126 la inmunización estaba contraindicada por motivos médicos y otras 831 habían pasado la enfermedad por lo que recibirán la vacuna, si así lo desean, después de una plazo que las autoridades sanitarias estiman en unos seis meses tras recuperarse del covid.

¿Y a qué se debe el rechazo de quienes no quieren vacunarse en Asturias? No es posible saberlo porque la vacuna no es obligatoria, es voluntaria, y no se le preguntan a nadie sus razones. Existe, como en todas partes, un colectivo negacionista pero es muy minoritario, y probablemente buena parte de los renuentes se explique por la confusión creada al inicio de la campaña sobre la seguridad de AstraZeneca. La vacuna de Oxford, polémica por razones geopolíticas ya que en los primeros meses de gran escasez priorizó envíos al Reino Unido y a otros países antes que a la UE, sumó también la apareción de algunos (raros aunque graves) episodios de efectos secundarios que hicieron variar la recomendación del grupo de edad al que debía administrarse. Muchas personas preguntaban si les iban a poner «la buena» en vez de AstraZeneca que acabó con una mala fama no justificada realmente. Otro grupo de personas argumenta su desconfianza en el rápido desarrollo de las vacunas contra el covid aunque en realidad ha sido un increíble esfuerzo económico y de recursos en el ámbito internacional lo que ha hecho que pudieran fabricarse al año de extenderse la pandemia.

Pero de que se trata de un grupo casi residual en el conjunto de la población, dan cuenta las elevadísimas tasas de cobertura que tiene Asturias desde el comienzo de la campaña de vacunación. También según el último balance de Salud a fecha del 22 de septiembre, el 91,38% de los mayores de 12 años (855.281 personas) tiene la pauta completa. Además, el 93,42% de la población diana (874.756 ciudadanos) ha recibido ya al menos una dosis.