La banda ancha mueve el mundo en este siglo XXI (tanto o más que las carreteras en el siglo XX, esas infraestructuras que tantos debates desataron en la Asturias de entresiglos). Pero la irracionalidad a menudo mueve la política y las administraciones. El Gobierno regional aspira a acabar 2021 con el objetivo de que la banda ancha llegue a toda Asturias salvo a las llamadas zonas blancas, aquellas que no disponen de cobertura de redes de banda ancha. En Asturias quedarán 1.167 zonas geográficas en zona blanca, es decir 13.000 viviendas, el 3% de la población. ¿Y qué ha pasado? Que una lumbrera del Ministerio de Asuntos Económicos y Transfomación Digital ha decidido redefinir el concepto de zona blanca y ha decido unilateralmente que el listado no incluya poblaciones o territorios, sino referencias catastrales. En Asturias, con ese nuevo criterio, extrapolar zona blanca a población sería muy diferente, como pueden comprender. Un ejemplo: para el Ministerio que dirige Nadia Calviño hay zonas blancas en terrenos como cementerios, iglesias o en los lagos de Covadonga. ¿Camposantos online para comunicarse con el otro mundo? ¿Eucaristías por whatsapp? Hay que tener un buen sentido del humor (negro) para asimilar la marcianada. Más ejemplos, en Yernes y Tameza, el concejo más pequeño de Asturias, con una población censada de 140 habitantes, el Ministerio afirma que hay 460 viviendas en zona blanca. Es reconfortante comprobar cómo Kafka sigue escribiendo páginas brillantes desde su tumba, adonde sin duda llegará algún día la banda ancha, según los planes del ministerio.