¿Puede la crisis energética revertir la descarbonización de Asturias?

Carmen Liedo REDACCIÓN

ASTURIAS

Central Térmica de Ciclo Combinado de Soto de Ribera
Central Térmica de Ciclo Combinado de Soto de Ribera EFE | ELOY ALONSO

Los sindicatos califican de «despropósito» la escalada del precio de la electricidad cuando siempre defendieron la permanencia del carbón en el mix nacional como reserva estratégica para mantener la soberanía energética

11 oct 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

En estos días, semanas y meses en los que el precio de la electricidad es noticia por batir un nuevo record cada día y estar en máximos históricos vuelven a ponerse de actualidad los discursos que en 2018 y 2019 advertían de los riesgos que podía tener llevar a cabo una descarbonización exprés, de las consecuencias de no incluir el carbón en el mix energético nacional y de cerrar los pozos mineros y las centrales térmicas. Y más cuando no estaba desarrollado un proyecto energético nacional basado en renovables.

Precisamente, la situación del mercado eléctrico ha llevado a Endesa a preparar la térmica de As Pontes para arrancarla de nuevo si el operador del sistema, Red Eléctrica Española, así lo requiere, como ya sucediera en la primera semana del pasado julio. En esa previsión, ya se ha comprado carbón que llegará por vía marítima. Ante esto surge la pregunta ¿puede la crisis energética que está sufriendo España revertir la descarbonización y que las centrales térmicas y las minas de Asturias vuelvan a funcionar?

Viendo la decisión de Endesa de poner a punto la central de As Pontes cabe pensar que podría hacerse lo mismo con las térmicas de la región e, incluso, aprovechar el carbón que sale del Pozo San Nicolás, el único de Hunosa que aún tiene actividad extractiva, para abastecerlas. Sin embargo, las fuentes consultadas por La Voz de Asturias apuntan que la situación de parada en que ya se encuentran las centrales asturianas hace inviable volver a ponerlas en marcha y tampoco sería posible utilizar la hulla de la mina mierense para surtir As Pontes en tanto que esta central fue acondicionada en su día para quemar carbón de importación.

«Yo creo que el proceso de descarbonización no tiene marcha atrás», manifiesta el secretario general del SOMA-FITAG-UGT, José Luis Alperi, que apostilla que hacerlo «sería un error para mí». Justifica sus palabras en que «tanto la central de Lada como la de Soto de la Barca no están en condiciones de volver a funcionar». No obstante, el mismo sí aboga «por ralentizar el proceso» y, por tanto, dar continuidad al funcionamiento del Pozo San Nicolás cuya actividad tendría que terminar el 31 de diciembre de este año, cumpliendo con el Plan de Empresa de Hunosa firmado en abril de 2019 y pactado entre empresa y sindicatos. Alperi considera que se debe «alargar esa extracción» y seguir abasteciendo a La Pereda, central con la que se puede contribuir a la generación eléctrica «hasta que se implemente su transformación» como central de biomasa.

Pero lo que el responsable sindical entiende que debe hacerse con premura en vista de la situación del mercado eléctrico es «transformar a Hunosa en una empresa pública de energía que posibilite regular el precio de la energía tras el proceso de descarbonización». «Son cuestiones que ponemos encima de la mesa y pedimos que se valoren», señala el secretario del SOMA, que tiene claro que «el proceso de descarbonización es irreversible» porque «en Lada, Iberdrola ya ha empezado la demolición y Naturgy no va a recuperar la de Soto de la Barca». Eso sí, aunque es consciente de que lo que se genera en la central de La Pereda «no es de gran magnitud», opina que es «generación autóctona» y por eso reivindica que se mantenga mientras el proyecto de transformación de la misma no se ejecute.

Sin ánimo de reproche «a toro pasado», José Luis Alperi comenta que cuando desde los sindicatos se reclamaba una reserva estratégica de carbón «por si pasaba esto» (en referencia a la subida del precio de la electricidad por depender de otros países para el suministro eléctrico), se trataba «de no perder el control sobre el mercado y el mix de generación. Estaríamos en mejor situación». Así, califica la situación actual de «un cúmulo de despropósitos». «Con un pacto de Estado por la energía en el que se estableciera un porcentaje para cada mix de generación ahora el escenario sería otro, pero se fio todo al gas».

Lo que pide ahora al Gobierno es «que aporten soluciones» en tanto que entiende que «un elemento tan competitivo tiene que estar bajo control». Es por ello que insiste en que «Hunosa debe convertirse en una empresa energética pública como tienen el resto de países de Europa» y, en este sentido, apostilla que el proceso puede ser más o menos largo «dependiendo de la voluntad política». Alperi plantea que una de las medidas que debería tomar el Estado es recuperar las concesiones de las centrales hidráulicas, «que ya están amortizadas», de forma que «la energía que se genera con ellas, sea el Estado quien la ponga en el mercado al coste de lo que cuesta su generación» y no como están haciendo ahora las empresas eléctricas, «que generan con hidráulica a un coste de 10 o 20 euros el megavatio y lo están poniendo en el mercado a 150».

Sin manera de defendernos en el mercado eléctrico

El secretario general de la sección sindical de CC OO en Hunosa, Adrián Pérez, coincide en que la descarbonización es un proceso irreversible, pero, matiza, «aunque tuviera vuelta atrás, el Gobierno no estaría dispuesto porque tiene por bandera ser lo más verdes de Europa». El mismo señala que la consecuencia de que en su momento no se atendiera la petición de los sindicatos de que España dispusiera de una reserva estratégica de carbón «para tener soberanía energética» es que ahora nuestro país depende del gas de países con inestabilidad política.

«Nos pilla que ahora no tenemos manera de defendernos contra el mercado eléctrico», manifiesta el representante sindical, que insiste en que «la transición tenía que haber sido pausada y planificada, de forma que mientras no hubiera un parque renovable, el carbón estuviera en standby por si se necesitaba». Así, teniendo en cuenta que «Alemania firmó el Decreto 787 (que ponía fin al carbón), pero continúa con la extracción porque no se contemplaba cerrar el lignito pardo», concluye que «en España pecamos de tontos».

Para Damián Manzano, secretario general de la Federación de Industria de CCOO de Asturias, la escalada del precio de la electricidad «es un despropósito» y la prueba de que en España «seguimos siendo dependientes de las no renovables», con el hándicap, además, «de que no tenemos con qué regular el precio». Es por ello que Manzano considera que «alguien tendría que asumir la responsabilidad en este estropicio» y plantea que quienes aceleraron la descarbonización «deberían hacer una lectura con humildad y marcharse para su casa» y más si cabe «por no haber modificado cómo se generan los precios antes de cambiar el mix energético».

«En ningún otro sitio pasa esto»

La presidenta de la Asociación de Comarcas Mineras de Europa (Euracom), Ana Luisa Durán, ve difícil la reversión de la descarbonización y se fija, por ejemplo, en que el cierre de centrales como la de Compostilla «no tiene marcha atrás» pese a que, señala, «sigue habiendo posibilidades de sacar carbón en algunas zonas, como en el túnel de Pilotuerto, en Tineo». «Allí no está todo perdido y se podría sacar», comenta Ana Luisa Durán, que no obvia que, aunque se extrajera mineral no se podría quemar ni siquiera en la central térmica de As Pontes «porque esta, en su día, se adaptaron las calderas para el carbón de importación».

Para la responsable de Euracom «estaba claro» que una situación como la que estamos viviendo últimamente, con los precios de la electricidad disparados, se iba a dar una vez que España dependiera de los combustibles fósiles de terceros países, con lo cual asegura que «no me sorprende». «Fue imposible convencer al Gobierno de mantener una reserva estratégica», recuerda Ana Luisa Durán, que como Damián Manzano apunta a que «cada uno tiene que asumir sus decisiones» ante una situación que, concluye, «no pasa en ningún otro sitio porque cuando nosotros estábamos en proceso de descarbonización veías que el resto de países no estaban haciendo eso».