La libertad para organizar sus propios horarios y salidas es uno de los elementos que más valoran
18 oct 2021 . Actualizado a las 05:00 h.La esperanza de vida ha aumentado en las últimas décadas, los hábitos han cambiado y la ciudadanía cada vez llega en mejor estado de salud a la vejez. Por eso, nada tiene que ver la forma de afrontar esa etapa de la vida con lo que ocurría antaño. Sin embargo, hay un elemento que se mantiene. Los asturianos prefieren permanecer en sus casas a otras opciones como las residencias de ancianos o los pisos tutelados.
Según el estudio «El futuro de los cuidados» presentado por la compañía especializada en servicios auxiliares Clece, más de la mitad de los asturianos (el 55%) quiere ser cuidado en casa de forma profesional durante su vejez, contando con servicio de ayuda a domicilio (SAD) o con un servicio de teleasistencia.
La libertad para organizar sus propios horarios y salidas es el principal argumento de todos aquellos que prefieren permanecer en su domicilio habitual durante su vejez. «Los resultados obtenidos a través de la encuesta no hacen más que ratificar algo que ya veníamos afirmando: el modelo de cuidados actual ha de dirigirse a prolongar la autonomía de nuestros mayores para que permanezcan el mayor tiempo posible en sus domicilios y retrasar la entrada en residencias», señala Ignacio Gamboa, director técnico de Servicios Sociales de Clece. El responsable de la compañía considera que para ello «es fundamental impulsar mejoras en los servicios de atención domiciliaria sin olvidar la importancia de las innovaciones tecnológicas para potenciar esa autonomía y mejorar la calidad de vida».
Un modelo más autónomo
En el caso de que su nivel de autonomía no les permita permanecer en su domicilio habitual, los encuestados se abren a otras opciones, como las residencias de mayores o los pisos tutelados. En el supuesto de vivir en una residencia, el 70% asegura que le gustaría hacerlo con personas afines y más del 80% optaría por grupos reducidos, siempre manteniendo su capacidad de elección en determinadas cuestiones, como invitar a amigos y familiares y decidir la hora de levantarse o de acostarse.
La atención médica y de enfermería son los principales servicios de salud que les gustaría encontrar en una residencia a 9 de cada 10 encuestados y la mayoría de ellos esperaría que contase con personal suficiente como para prestar un servicio personalizado y de calidad, seguido de que dispongan de unas instalaciones adecuadas para ello.
En cualquier caso, ya sea viviendo en el propio domicilio, en una residencia o en un piso tutelado, el 42% de los encuestados afirma que les gustaría que su familia les visitara pero respetando su intimidad. El 17% ha manifestado que prefiere que sus familiares estén lo menos involucrados posible para no resultarles una carga. Y sólo 1 de cada 4 encuestados (30%) ha revelado que sí quiere que su familia esté lo más involucrada posible a lo largo de su vejez.
En cuanto a la tecnología, más de la mitad de los asturianos esperan que juegue un papel determinante a la hora de mejorar su calidad de vida durante la vejez. En este sentido, Ignacio Gamboa recalca lo siguiente: «Es imprescindible seguir impulsando tanto el desarrollo como la implantación de innovaciones tecnológicas para prestar a las personas usuarias unos cuidados de calidad, ya sea en su domicilio, en una residencia, en un piso tutelado o en cualquier otras instalaciones pensadas para vivir cuando seamos mayores».
Servicios de calidad, ya sean públicos o privados
Por otro lado, que tengan en cuenta su opinión en la toma de decisiones importantes relacionadas con su salud, ya sea en una residencia o a través de servicios como el SAD o la teleasistencia, es el principal aspecto que valoran los encuestados (85%), seguido de la profesionalidad y la eficiencia de sus futuros cuidadores profesionales (83%), la empatía y el trato cercano o casi familiar (75%) y los conocimientos médicos (60%).
Respecto a los servicios de cuidados públicos, más del 70% de los encuestados en Asturias reclama que ofrezcan mayor variedad de modelos de estancia y convivencia, en función del grado de dependencia, según el estudio que ha sido elaborado por Sondea a partir de más de 2.000 entrevistas a personas de entre 55 y 70 años.