¿Puede un tiburón blanco habitar en el Cantábrico?

Marcos Gutiérrez ASTURIAS

ASTURIAS

Imagen del ejemplar de tiburón blanco visto en Punta Langosteira
Imagen del ejemplar de tiburón blanco visto en Punta Langosteira

Los expertos mantienen dudas de que el escualo de Ribadesella sea el mismo que el de A Coruña. Creen que la especie «es susceptible» de poder habitar en el Cantábrico, si bien las dataciones hasta ahora son escasas

20 oct 2021 . Actualizado a las 10:22 h.

Expertos asturianos y gallegos tienen «aún dudas» de que el tiburón blanco que el pescador riosellano Juan Carlos González capturó en vídeo a diez millas de la costa de Ribadesella el pasado sábado por la mañana sea el mismo que hace un mes se avistó en punta Langosteira. A finales del pasado mes, un tiburón blanco de unos cinco metros de longitud se dejó ver  por el puerto exterior de A Coruña. El escualo -un tiburón blanco, según confirmó la Autoridad Portuaria- fue fotografiado y filmado por trabajadores de las instalaciones. Tras apenas cinco minutos se marchó mar adentro.

El avistamiento de estos ejemplares no es habitual en aguas españolas. En 2018, un gallego, Fernando López-Mirones, dio con uno similar en aguas de las islas Baleares. Fue entonces el primero cuya presencia se constataba en alrededor de cuatro décadas.

Ahora mismo la duda de los expertos es si el ejemplar avistado en las costas de Ribadesella es el mismo que el que pudo verse en punta Langosteira. Luis Laria, presidente de la Coordinadora para el Estudio y la Protección de las Especies Marinas (Cepesma), explica que a este respecto trabajan «con la Coordinadora para o Estudo dos Mamíferos Mariños (CEMMA) de Galicia. Ellos fueron los que estuvieron haciendo las observaciones del tiburón de A Coruña».

Laria explica que aspectos de cetáceos y tiburones como «la aleta dorsal», ciertas coloraciones, pigmentaciones o muescas «son susceptibles de presentar una serie de rasgos comunes». Es por esto que en determinadas ocasiones «ves un delfín o un tiburón en una zona a 500 millas y puedes contrastar si está en el catálogo de fotoidentificación».

Estas condiciones permiten «saber si un ejemplar puede ser el mismo o no». Cepesma y CEMMA están compartiendo imágenes y datos para determinar si el escualo de Ribadesella es el avistado en Galicia. «En un primer momento todavía hay dudas», aclara el fundador del Cepesma.

Mientras que algunos datos pueden conducir a pensar que se trataría de otro ejemplar diferente, también resalta que «por los pocos antecedentes que existen de una especie como esta en el Cantábrico sería paradójico que fuera uno distinto». Ante cuestiones como «la misma talla y comportamientos similares, incluso entrando hacia el este», también cabría la posibilidad de estar hablando de un único ejemplar «en tránsito alimentario». «De momento no podemos garantizar ni que sí ni que no, tenemos que asegurarlo de forma más intensa. No podemos descartar ninguna de las dos opciones», apunta.

Réplica de un tiburón blanco que apareció cerca de Mónaco y que se muestra en el Parque de la Vida de la Mata
Réplica de un tiburón blanco que apareció cerca de Mónaco y que se muestra en el Parque de la Vida de la Mata Luis Laria

Cree que la presencia del tiburón en costas gallegas pudo darse «por la alimentación o por erraticidad», si bien también cree pudiera tratarse «de que quisiese evitar zonas donde hubiese orcas en Galicia». Laria sí afirma, no obstante, que «de ninguna manera» el tiburón blanco es un visitante habitual, o al menos datado, en el Cantábrico asturiano. Indica que la registrada en Ribadesella este pasado fin de semana «es la primera cita que se da de manera seria; hay otra del 2007, pero probablemente se trataba de un marrajo muy grande».

Pese a todo, este experto aclara que el Carcharodon carcharias «es susceptible» de estar presente en todos los mares, e incluso podría «existir en el Cantábrico, lo que pasa es que las citas son muy escasas». Sí indica que los escualos, en general, son «habituales de las costas asturianas y lo eran más todavía antes». En efecto, su número «está disminuyendo de manera alarmante». El propio tiburón blanco «posiblemente se encuentra en un grado previo a la extinción».

Pese a que Luis Laria no cree que el cambio climático pueda ser la causa preponderante del avistamiento del tiburón blanco en A Coruña y Asturias, sí señala que el calentamiento global ha hecho que «especies que no existían o de las que había pocos ejemplares en el Cantábrico ahora estén presentes». Cita ejemplos como el del pez remo gigante, el cardenal atlántico o el pez luna real como algunas de las «alrededor de doce especies» que hace años eran «grandes desconocidas en el Cantábrico» y ahora están más o menos asentadas en sus aguas.

Insiste en que «el tiburón blanco no ataca al ser humano porque lo tenga en la dieta». En efecto, cree que los contados incidentes que se producen cada año tienen que ver con que un ejemplar confunda a un bañista con una presa típica o con el mero hecho de que la especie «tiene unos mecanismos de defensa y control del hábitat». «Decir que es un asesino es una mentira absoluta», concluye.

En efecto, la posibilidad de sufrir un ataque es muy pequeña. De acuerdo con la base de datos International Shark Attack, gestionada por el Museo de Historia Natural de Florida, desde 1847 solo se han registrado seis ataques de tiburones no provocados en costas españolas, el último de ellos en 2016. Según los datos del Consejo Nacional de Seguridad de Estados Unidos las posibilidades de morir como consecuencia de ser atacado por un tiburón son de, aproximadamente, una entre 3,7 millones. De hecho, es diez veces más probable fallecer manipulando fuegos artificiales y 24 veces más en un accidente de tren que por las dentelladas de un escualo.