El fenómeno meteorológico es capaz de transportar humedad y precipitaciones desde regiones tropicales a miles de kilómetros de distancia
22 oct 2022 . Actualizado a las 16:50 h.Cómo será el clima en el futuro es una de las cuestiones más importantes que científicos de todo el mundo estudian, con el objetivo de prevenir los cambios y adaptarse a las circunstancias para evitar que el impacto sea mayor. Con el aumento de la temperatura relacionado con el cambio climático, los fenómenos extremos aumentarán, tanto las sequías como las precipitaciones.
Uno de los fenómenos naturales vinculados con las precipitaciones son los ríos atmosféricos, regiones de atmósfera capaces de transportar humedad y precipitaciones desde regiones tropicales a miles de kilómetros de distancia. Recientemente se ha descubierto el importante papel que juegan estos ríos atmosféricos en las precipitaciones en el norte de España, especialmente en Galicia, pero también en Asturias.
Generalmente estos ríos atmosféricos suelen venir acompañados con frentes fríos, en temporada invernal, y son beneficiosos para el ecosistema ya que regulan la humedad, pero también pueden ser los responsables de precipitaciones extremas que provocan inundaciones. En un futuro es probable que su frecuencia aumente, en parte por el efecto del cambio climático.
Jorge Eiras, profesor del Centro Universitario de la Defensa (CUD) y doctor en Física de la Atmósfera en la Universidad de Santiago de Compostela (USC), ha estudiado durante años el transporte de humedad y los eventos meteorológicos extremos y cómo afectan a España. Según señala, «Galicia es la región de España más propensa a recibir el impacto de estos eventos; Asturias (por su cercanía a la costa Atlántica) también se ve sometida a ellos en ocasiones».
El río atmosférico que afecta al noroeste de España procede del Golfo de México y «en sus vertientes más extremas suelen conllevar grandes cantidades de precipitación, algunas de ellas catalogadas como extremas, que siempre son negativas», ha apuntado Eiras. Estas precipitaciones se pueden prever con tres o cuatro días de antelación, son más frecuentes en invierno con frente fríos y pueden transportar más de 70 litros por metro cuadrado en unas pocas horas.
Los ríos atmosféricos están estrechamente relacionados con el calentamiento global debido a que «cuanto más cálida es la atmósfera, mayor capacidad tiene de transportar humedad. La atmósfera se ha estado calentando en las últimas décadas debido a diferentes factores, entre ellos el producido por la emisión de gases de efecto invernadero. A medida que la atmósfera se calienta tiene mayor capacidad de contener y transportar humedad, y sabemos que los ríos atmosféricos tenderán a ser más intensos en el futuro si la tendencia actual continúa», ha explicado Eiras.
A mayor temperatura global, más frecuentes e intensos serán estos fenómenos y probablemente la cantidad de precipitaciones que transporten. A pesar de que no se puede demostrar que los ríos atmosféricos sean los responsables de las inundaciones invernales sin un estudio previo, Eiras cree que es razonable afirmar que muchas inundaciones «sobre todo los meses de invierno están relacionadas con los ríos atmosféricos». Aún así, existen múltiples factores que provocan las inundaciones que nada tienen que ver con los ríos atmosféricos.
En cuanto a la flora y fauna autóctona, «están adaptadas a ellas», precipitaciones extremas siempre ha habido pero su aumento «puede conllevar un impacto sustancial; pero es necesaria una investigación más en profundidad para poder afirmarlo». En el futuro a medio plazo, «los fenómenos extremos aumentarán», advierte Eirias, tanto las precipitaciones extremas como la sequía. «Debemos ser conscientes, tener planes hídricos sólidos y el correcto aprovechamiento de los recursos son la principal medida de adaptación que debemos acometer». Para ello una preparación y mejora de las instalaciones y canalizaciones para «eventos de precipitación extrema» es necesario, con el objetivo de «evitar daños cuando estos se produzcan. La mitigación es, en última instancia, el recurso principal contra el calentamiento global y sus consecuencias; pero la adaptación debe ser el recurso primario», dice Eiras.