Asturias se queda sin protonterapia: ¿qué es y cómo consigue aniquilar el cáncer?

Raúl Romar / Juan M. Arribas

ASTURIAS

La ministra Darias afirma que los asturianos solo podrán beneficiarse de esta terapia en comunidades limítrofes como Galicia

12 nov 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

El Servicio de Salud del Principado de Asturias recibirá 13 millones de euros para la renovación y adquisición de 16 equipos de alta tecnología, aunque no incluirá ninguno de protonterapia, según la ministra de Sanidad, Carolina Darias, y el consejero de Salud asturiano, Pablo Fernández. Darias ha añadido que los asturianos sí podrán beneficiarse de esta terapia en comunidades vecinas. Galicia y País Vasco contarán con la prestación, costeada por la Fundación Amancio Ortega.

Pero, ¿qué es la protonterapia o terapia de protones? Consiste en irradiar haces de protones para aniquilar las células tumorales de forma más localizada y menos agresiva y tóxica. Se trata de una alternativa a la radioterapia convencional para combatir el cáncer, en la que se administran fotones. Es una técnica que no es nueva, ya que empezó a utilizarse en Estados Unidos en 1955 y, desde entonces, se ha extendido por todo el mundo. Pero España es uno de los pocos países avanzados de Europa, junto con Portugal y Grecia, en donde esta tecnología no se aplica aún dentro de la sanidad pública.

¿Cómo funciona y cuáles son sus ventajas?

La protonterapia permite una liberación más precisa y localizada de la radiación en el punto que más interesa, por lo que es menos agresiva para el tejido sano circulante. En el caso de la radioterapia con fotones, la energía se deposita a medida que va entrando en el cuerpo, por lo que deja algo de radiación por el camino que puede dañar a los tejidos sanos. La ventaja de los protones es que libera la energía directamente en el tumor, por lo que el daño a los tejidos sanos es mucho menor. «La terapia con protones es la radioterapia externa más precisa que protege al máximo el tejido sano porque no los expone innecesariamente a la radiación», explica Felipe Calvo Manuel, oncólogo de la Clínica Universitaria de Navarra.

¿En qué pacientes está recomendada?

Fundamentalmente está enfocada para tratar los tumores de la población infantil. Cada año, de hecho, se diagnostican en España algo más de 1.100 nuevos casos de tumores pediátricos. La protonterapia ha demostrado su superioridad con respecto al tratamiento convencional fundamentalmente en los tumores cerebrales infantiles y en aquellos de difícil localización. ¿Por qué? Porque a diferencia de un adulto, el hecho de que un niño pueda sufrir un daño en un tejido sano puede comprometer su calidad de vida e incluso desarrollar tumores en el futuro. 

«Es especialmente útil en tumores que requieren dosis altas para ser controlados y están localizados cerca de estructuras u órganos muy sensibles a la radiación. O en tumores pediátricos, ya que los órganos están todavía en desarrollo y son todavía más sensibles, por lo que es aún más importante evitar irradiar dichos tejidos», explica la oncóloga de Quirón Salud Carmen Ares.

¿También está indicado para tumores en adultos?

Sí, pero solo en algunos tipos de cáncer muy determinados. Es el caso de los cordomas y condrosarcomas próximos a estructuras críticas como el tronco cerebral y las vías ópticas; los melanomas uveales (del ojo) o en el de algunos sarcomas que se desarrollan en tejidos blandos. En general podría recomendarse para tumores localizados en puntos del organismo próximos a tejidos críticos que deben preservarse lo mejor posible.

¿Podría utilizarse para otros tumores más comunes?

Sí. De hecho ya se emplea así en muchos países. Pero no parece que esta vaya a ser la recomendación de los oncólogos y especialistas en radioterapia, porque el tratamiento convencional en estos casos funciona. Y aquí entra e juego la relación coste-beneficio.

¿Donde se trata a los pacientes que necesiten de esta técnica?

O bien en las clínicas privadas españolas que cuentan con un ciclotrón, el acelerador donde se producen los haces de protones, o se derivan a otros países, como Alemania, Francia o incluso a la República Checa. Unos mil pacientes con cáncer se enviaban hasta hace poco al extranjero para someterse a sesiones de protonterapia. El ministerio de Sanidad incluyó el tratamiento en su cartera de servicios, pero hasta ahora está obligada a desviar el tratamiento. La terapia por paciente cuesta unos 40.000 euros. La primera terapia con protones se aplicó en España, en el centro de Quirón Salud de Madrid, el 26 de diciembre del 2019.

¿Por qué no se ha implantado hasta ahora en la sanidad pública?

Fundamentalmente por su alto coste. Un ciclotrón es una infraestructura muy costoso que puede suponer un desembolso, según los tipos, de hasta 50 millones de euros. La instalación de este servicio en la sanidad pública es una de las viejas demandas de la Sociedad Española de Oncología Radioterápica. Hasta la irrupción de la donación de Amancio Ortega existían dos proyectos para montar dos equipos de protonterapia en Cantabria y Cataluña.