«Hay gente que lloró al ver por primera vez al búho nival en Asturias»

G. GUITER

ASTURIAS

El búho nival avistado en Cabo Peñas (Asturias) el pasado sábado. Es la primera vez que este ave se ve en España
El búho nival avistado en Cabo Peñas (Asturias) el pasado sábado. Es la primera vez que este ave se ve en España DANIEL LÓPEZ

La misteriosa aparición de esta especie ártica en las costas asturianas revoluciona el mundo de los observadores de aves

17 nov 2021 . Actualizado a las 11:22 h.

Han aparecido de pronto y sin que nadie sepa de dónde han salido, igual que en las películas de Harry Potter. Tres búhos nivales, precisamente la especie que actúa en las aventuras del famoso mago, han revolucionado estos días el mundo de la ornitología -que es apasionado en extremo- al ser avistados por primera vez en España. Se pasearon por la costa cantábrica, dos de ellos en Asturias.

Daniel López Velasco, uno de esos entusiastas de la observación de las aves, es un médico que colgó la bata y lleva años haciendo de guía precisamente para quienes desean ver a animales de especies raras en lugares a veces remotos. Pero «ver a un búho nival en España, tan lejos de su hábitat natural, es extraordinario. Es un animal impresionante. Hay gente que incluso lloró al verlo», explica.

Según Daniel López, los búhos nivales viven en zonas árticas, muy lejos de España: la mayoría en Canadá, aunque también en Siberia y algunos, pocos, muy al norte de Europa. Es un ave majestuosa y de ojos amarillos, de gran envergadura (hasta un metro y medio de extremo a extremo de sus alas abiertas), por lo que «es capaz de recorrer miles de kilómetros; no es extraño verlos en el norte de Irlanda, e incluso se avistaron en Florida».

En el caso de los tres ejemplares vistos con poco tiempo de diferencia en Cantabria y Asturias, López piensa que no es una coincidencia, sino que lo más probable es que provengan del mismo sitio. «No vuelan en bandadas, van solos, pero pudieron migrar a la vez. Es posible que mientras sobrevolaban el océano se cansaran y eligieran un barco pasar posarse a descansar». Así se habrían desplazado unos miles de kilómetros de su itinerario. «Casi estamos seguros al 100% de que no proceden de un zoo o un centro de rapaces, porque nadie tiene tres ejemplares, y no estaban marcados».

El que llegó a Santander estaba muy débil, lo trasladaron a un centro de recuperación, pero murió. Del análisis de los isótopos de sus plumas tal vez averigüen algo más de su procedencia. En cuanto a los otros, uno fue fotografiado cerca de Luanco, lo que atrajo a cientos de aficionados desde todos puntos de España.

Igual que las aves, muchas personas migraron para observar al búho nival. Y tuvieron su recompensa, pues un tercer ejemplar se vio el pasado sábado en el cabo Peñas. Estuvo posado dejándose ver e incluso voló para deleite de los observadores, «tal vez intentando cazar». Aunque, como sus parientes del sur, es un animal de hábitos nocturnos, es capaz de alimentarse en Asturias: principalmente come roedores y también otras aves. Su gran envergadura y fuerza lo hacen depredador de gaviotas, por ejemplo. Después, desapareció tan misteriosamente como había aparecido.

¿Y por qué se dejó ver en Asturias? Daniel López piensa que, si viajaba de polizón en un barco, levantó el vuelo lejos de costa, puede que incluso a 100 millas o más. «Es un ave capaz de viajar miles de kilómetros. Regresará al norte si quiere hacerlo».

Este ave icónica, que significa tanto para muchos que tal vez solo lo vean en libertad una vez en la vida, es un titán de las zonas frías: «No se resguarda, porque tiene un plumaje muy denso, incluso las patas están recubiertas de plumas, y aguanta temperaturas muy bajas. Está perfectamente adaptado a ello». Volverá, por tanto, a donde pertenece: al frío.