Asturias esconde un «refugio» para los que se preparan para un apocalipsis

Dámaris Fernández Ponce REDACCIÓN

ASTURIAS

Miguel Ferrero
Miguel Ferrero

Miguel Ferrero, preparacionista, explica que el enclave ya ha sido usado durante la pandemia

22 nov 2021 . Actualizado a las 11:22 h.

Los preparacionistas son personas que están preparadas para cualquier catástrofe que pueda venir. Así surge el refugio autosostenible de Asturias, del que Miguel Ferrero es miembro; «en Asturias porque es un sitio que siempre nos ha gustado, tiene un enclave de los mejores de España», además, como él dice «está cerca de las montañas y del mar y tiene un clima muy favorable, además no tiene centrales nucleares cerca». Actualmente, el tamaño del grupo asturiano lo forman «30 personas».

Es un «refugio autosostenible» que tendría unos recursos «ilimitados» dado que cuentan con ganadería y agricultura; se plantan y hacen su propia comida. Aunque la ubicación es privada para seguir manteniendo el anonimato, tiene que estar en un lugar cercano al mar pero rodeado por las montañas a su vez, tal y como dice Ferrero.

No obstante, este grupo forma parte de otro más grande a nivel estatal, en el que son 180 personas con distintos refugios similares por la península, «Extremadura, Murcia, Barcelona, en total hay otros ocho o nueve», incluido un búnker «construido bajo tierra con una pieza americana».

Finca autosostenible en Asturias

El refugio y grupo de Asturias lo conforman familiares y amigos y estéticamente es muy parecido al de una «casa rural». Por fuera, tienen placas solares y autogeneradores, así como «baños secos que funcionan con serrin, calentadores de agua y hornos solares». También disponen de «condensadores de agua que convierten el agua presente en la humedad, así como un desalinizador para el agua salada del mar». Por otra parte, poseen plantas, árboles frutales, «gallinas y otros animales», además de «arroz, judías, frutos secos, latas, reservas de agua». Todo disponible para sobrevivir «dos años» seguidos si solo fueran con esos recursos, pero como pueden «cultivar nuestra propia comida» aseguran tener «recursos ilimitados». Además, para el mantenimiento de esta finca autosostenible, vive gente de seguido en ella.

No obstante, aunque esté planteada para un desastre, como «una falta de abastecimiento eléctrico, una falta de suministros, otra pandemia o un pulso electromagnético», también la utilizan para «pasar las vacaciones». Ferrero lo define como «una especie de finca rural» y aclara que «no tiene estructuras defensivas ni es un búnker en sí». También la utilizaron cuando la pandemia llegó a España, «cuando vemos que no nos permiten trabajar, fuimos para allá» y asegura que «hemos estado como reyes, aprendiendo cosas y estudiando».

Clases de supervivencia

Sin embargo, no le gusta la palabra preparacionista porque le parece «muy mediática» dado que para él «es una etiqueta que conlleva muchos prejuicios». Según lo ve Ferrero «es estar preparado para eventos que han pasado y podrían volver a pasar, como el volcán en Palma o otros desastres naturales». El «estar preparado», Ferrero también lo enseña en su empresa Noname Sports de Madrid, «nos gusta la supervivencia y damos clases por toda España». Acuden desde familias enteras, hasta «informáticos, médicos y policías». Entre las funciones que enseñan se encuentra la caza, cómo conseguir agua, saber hacer fuego y hacer nudos, es decir «enseñamos las cosas básicas de la supervivencia» y asiste gente que «le gusta ser precavida, no hay un perfil concreto».

Además, para realizar estos cursos se han juntado con otros expertos que enseñan todo tipo de recursos en otras situaciones, como es «el desierto, entornos polares, bosques y climas tropicales». En definitiva, saber qué hacer en situaciones reales como, por ejemplo, el año pasado con Filomena, «si te quedas en el coche o metro atrapado por la nieve y a 0 grados».

Planes de futuro: otro búnker

Ferrero, pese a tener ya la finca de Asturias en la que poder refugiarse en caso de que pase algo, le gustaría construir una «cyber hut» en una finca que tienen en la capital. Este concepto nuevo es una «casa búnker portátil», en palabras de Ferrero, o como su misma página web indica, «la vivienda de la nueva era». Tal y como explica el madrileño, «es una vivienda pensada para la vida en Marte que te protege de las radiaciones electromagnéticas, de la radiación nuclear y las solares». Además, «tiene condensadores de agua y una máquina de ozono que neutraliza todos los residuos orgánicos». También «tiene paneles solares y módulos de regeneración eléctrica».

Ferrero lo tiene claro «no es lo mismo estar en un bunker bajo tierra» sobreviviendo a cualquier apocalipsis o catástrofe que estar en Asturias, en la finca autosostenible, si hay un apagón eléctrico o viene otra pandemia.