«Un buen detenido»: los investigadores niegan presiones a los presuntos sicarios del caso Ardines

La Voz

ASTURIAS

Adrián Fernandez (c), abogado de la defensa; Fernando Barutell, abogado de la esposa de uno de los sicarios del caso, y Luis Mendiguren (d), abogado de Luis y Jesús Muguruza, ante los acusados durante la vista oral ante jurado popular por el asesinato del concejal de IU en Llanes Javier Ardines
Adrián Fernandez (c), abogado de la defensa; Fernando Barutell, abogado de la esposa de uno de los sicarios del caso, y Luis Mendiguren (d), abogado de Luis y Jesús Muguruza, ante los acusados durante la vista oral ante jurado popular por el asesinato del concejal de IU en Llanes Javier Ardines Eloy Alonso

Las defensas de los acusados tratan de poner en cuestión las condiciones de los interrogatorios

19 nov 2021 . Actualizado a las 17:19 h.

El responsable de la custodia de detenidos en el cuartel de la Guardia Civil de Langreo (Asturias) ha negado este viernes que el presunto sicario Djilali B. hubiera sido presionado, coaccionado o torturado en los calabozos tras su detención por el asesinato del concejal de IU de Llanes Javier Ardines.

La declaración de este responsable policial ha centrado la undécima sesión del juicio con jurado que se desarrolla en la Audiencia de Oviedo por el crimen del edil, el 16 de agosto de 2018, para juzgar a Pedro N.A., acusado de ser el inductor del crimen tras conocer que su mujer y Ardines mantenían una relación en secreto; Djilali B. y Maamar K., como supuestos sicarios, y Jesús M., como intermediario.

En su declaración, el responsable policial ha descrito a Djilali B. como  y ha afirmado que durante el tiempo que estuvo incomunicado estando las diligencias declaradas secretas «no dio ningún problema».

El agente ha rebatido la versión del presunto sicario, quien ahora alega que la declaración en la que señaló a Jesús M. como la persona que contactó con él para ofrecerle el encargo de matar a Ardines acompañado de Maamar K., la hizo tras haber sido presionado, coaccionado o torturado.

El testigo ha ratificado su informe en el que hacía constar que dos agentes de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil, con sede en Madrid, accedieron al calabozo el 20 de febrero de 2019, un día después de la detención, para «entrevistarse» de forma muy breve con Djilali B. en el vestíbulo de entrada.

«Los agentes de la UCO lo sacaron, hablaron con él y se fueron», ha explicado el agente, quien ha insistido en que a Djilali B. no se le trató de forma diferente durante su estancia en los calabozos, donde le hicieron reconocimientos médicos diarios.

Las defensas le han preguntado las razones por las que no se tuvo en cuenta un informe del Defensor del Pueblo que en 2017 subrayaba las deficiencias del cuartel al carecer de cámaras «en todos los sitios».

El agente ha sostenido que desde que él está al frente, en marzo de 2018, hay cámaras de grabación las veinticuatro horas del día en las tres celdas existentes, en el hall de entrada y en el pasillo que conduce al baño, aunque no las hay en las escaleras, en la sala de reseñas y en el garaje.

El juicio continuará el próximo lunes con la declaración de la mujer y un sobrino de Maamar K. y el inicio de las pruebas periciales; informó EFE.