«Sisis» en Asturias: «Hay días que mentalmente me sobrepasa»

Dámaris Fernández Ponce REDACCIÓN

ASTURIAS

Tres jóvenes y cientos de sacrificios para tener un futuro muy prometedor

29 nov 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Los comienzos no son fáciles. Sobre todo cuando eres joven y tienes ganas de comerte el mundo. La constancia a veces puede no ser duradera por mucho que lo quieras y el agobio siempre esta ahí presente como una neblina que no desaparece. Estas cosas son las que les pasan a estas tres mujeres que han decidido estudiar y trabajar a la vez. Frente a los topicos de los «ninis» surgen los «sisis». Personas que se atreven a compaginar ambas cosas, aunque eso signifique quedarse sin vida social y tener que hacer mil sacrificios más; incluso tener que ponerse a estudiar por la noche, después de un día sin parar entre el trabajo y la universidad, y para el colmo, teniendo que madrugar al día siguiente. Ellas son el ejemplo de los jóvenes fuertes que han decidido sacrificar su vida actual, para tener un futuro muy prometedor.

Tania Lamuño García, auxiliar de veterinaria y entrenadora de gimnasia rítmica

Tania Lamuño García compitiendo con el club Stroke de Gijón
Tania Lamuño García compitiendo con el club Stroke de Gijón

Tania Lamuño García tiene 20 años y es de Gijón, al acabar el bachillerato científico, decidió sacar unos cursos de auxiliar de veterinaria mientras lo compatibilizaba siendo entrenadora del deporte en el que se inició desde pequeña, la gimnasia rítmica.

En el bachillerato, ya estudiaba y trabajaba, aunque empezó a los 16 a compatibilizar ambas cosas. Mientras se sacaba «el segundo y tercer nivel de entrenadoras». Cuando acabó de sacarse el título de entrenadora, comenzó a trabajar de ello, primero «comienzo dando iniciación», para más tarde pasarse a los colegios como «actividad extraescolar» y a los pocos meses pasó a ser entrenadora de «precompetición, que son niñas que compiten a nivel autonómico».

Ella dice que «mucha gente no lo considera un trabajo», pero asegura tener su contrato, horario y tener que cumplirlo, «como en otro trabajo normal». Entrena todos los días por semana y sábado, excepto algunos en los que hay competición y entonces tiene que estar desde el otro lado del tapiz. Ella, cuando era más pequeña, también competía pero «tuve una lesión».

Ahora, entrena a un grupo de niñas que compiten a nivel nacional por lo que es «más serio y exigente». Sin embargo, ella explica que es lo que le gusta y que «ya estaba acostumbrada a esa rutina de no parar», por los años que hizo como gimnasta mientras seguía estudiando. Como ella declara: «yo antes de ser entrenadora, entrenaba todos los días y tenía competiciones todos los fines de semana».

Respecto a la vida social es «complicado», aunque dice que «lo compagino perfectamente». Cuando sale a las 20.00 de entrenar aún le queda tiempo para «tomar un café o dar una vuelta», aunque asegura que «hay que tener un horario». Eso sí, afirma que un fin de semana no puede decir «salgo si o si» porque le puede pillar en una competición en el País Vasco, como la que tuvo en el puente de los difuntos.

No obstante y como les pasa a todas las personas, «hay días que mentalmente me sobrepasa». Pero se siente afortunada: «estoy contenta con lo que estoy haciendo porque me gusta. No lo veo como nada negativo, lo veo positivo de que una persona con mi edad pueda trabajar de lo que le gusta, así que me siento muy afortunada».

Alisson Sifuentes, ingeniera en telecomunicaciones estudiando inglés

Alisson Martha Sifuentes
Alisson Martha Sifuentes

Alisson Martha Sifuentes nació en Lima hace 24 años y junto con su familia se afincó en Gijón. Ya en bachillerato sabía que le gustaban las matemáticas y las ciencias, por lo que se decantó por hacer una ingeniería aunque no sabía cuál. «Cuando vinieron al instituto a mostrarnos todas las que habían me decanté por telecomunicaciones». Cinco años después, ha encontrado trabajo de «ingeniera de soporte remoto en la que tengo que hacer resolución de incidencias», además compatibiliza su trabajo con el estudio de inglés en la Escuela de idiomas de Gijón.

Lo suyo es un «trabajo bastante duro» y más cuando, hace un año, decidió comenzar a estudiar inglés porque «los idiomas son muy necesarios en mi carrera. Tenemos clientes internacionales de todo el mundo con los que tenemos que hablar en ese idioma».

El poco tiempo libre que le queda, trabajando a jornada completa y asistiendo dos días a la escuela oficial de idiomas, va «al gimnasio o corro por la playa». Para ella, hacer deporte le sirve para «despejar de mi vida diaria». Sin embargo, aunque ella lo hace, asegura que «es bastante complicado estudiar y trabajar a la vez».

Además, por si no fuera poco, el año que viene tiene pensado comenzar un máster en «big data y ciencia de datos». Dada la complicación que tiene el máster mientras trabajas, hay estudios adecuados para gente en jornada completa «es a distancia, con clases online y las horas de clase son más reducidas, cuatro días a la semana y a partir de las siete de la tarde».

Es consciente de que «me ocupará más tiempo» pero aun así «lo compatibilizaré». Quiere que «encaje todo bien» y también intentará «tener un poco de vida social» porque para ella es muy importante, aunque sabe que será «complicado».

Noemí Elizabeth Guerrero, teleoperadora y estudiante de derecho

Noemi Elizabeth Guerrero
Noemi Elizabeth Guerrero

Noemi Elizabeth Guerrero Mota tiene 20 años y nació en República Dominicana. Actualmente reside en Oviedo y trabaja en un call center de teleoperadora a media jornada y es estudiante de derecho en la Universidad de Oviedo a tiempo completo.

«Desde que empecé a trabajar y estudiar a la vez, casi no tengo tiempo para mi como antes». Ella trabaja para pagarse sus estudios, dado que a sus 20 años ya está independizada y depende de ella misma para todo. Este mismo año ha compaginado las dos cosas, «todo ha pasado en muy poco tiempo», lo que le lleva a pensar que quizás «tenga que hacer una pausa de la universidad».

Para ella no es más importante el trabajo que estudiar, pero el trabajo lo necesita para seguir viviendo por eso «tiene más preferencia». Mentalmente «estoy agobiada», «no sé si lo podré hacer la verdad». Estos pensamientos son muy comunes en las personas, y es normal cuando estudias y trabajas a la vez, «tengo muy poco tiempo para estudiar. Llego a mi casa a las 22:00 de la noche», podría estudiar desde las 22 horas hasta las 00:00 pero al día siguiente «me tengo que levantar temprano para ir a las clases».

Y cuando llega el fin de semana, «lo que más quiero es despejar». Porque su trabajo tampoco es fácil, «requiere una constancia y tienes que vender o vender, si no, te echan porque no sales rentable a la empresa, eso es otra cosa que me agobia porque si me echan del trabajo, no cobro y no puedo pagar todo lo que tengo que pagar».