La extraña sintomatología en un caso de covid persistente: «Se me empezaron a mover piezas dentales»

Dámaris Fernández Ponce REDACCIÓN

ASTURIAS

Montse Pérez, afectada por covid persistente
Montse Pérez, afectada por covid persistente

Montse Pérez, que se contagió del coronavirus en abril, tuvo que se someterse a una aparatosa cirugía para no perder su dentadura

08 dic 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

El covid persistente se está volviendo una realidad de la que cada vez se habla más. Cada persona presenta una sintomatología diferente, este es el caso de Montse Pérez, a la cual se le comenzaron a mover las piezas dentales. Su médico le dijo que nunca había visto nada igual. Tuvo que someterse a cuatro cirugías dentales y aun así actualmente «se me mueven dos». El proceso no fue sencillo, todo comenzó cuando se le inflamó la boca, para la que le recetaron corticoides y cuando le bajó la inflamación «se me empezaron a mover piezas dentales. Un día cepillando los dientes me cayó una muela, sin sangre». Como si nada.

Después de un estudio exhaustivo por parte de su dentista, el cual se dio cuenta de que se le movían once piezas más, perdió una segunda y tuvo que ser sometida a la primera cirugía que consistió en «levantarme por cuartos la boca, sanearla, suturarla y escayolar cada parte diez días». Después de pasar por todo eso y con un coste de 3.000 euros, sin ningún tipo de ayuda pública, todavía da las gracias, porque podía haber sido peor y «me podía haber quedado sin dentadura».

Sin embargo, este problema no fue el único de Montse, también le ocurrió algo parecido con las uñas de los pies y las manos: «Se me quedaron muy blandas, como si fueran papel, se doblaban» y entonces, se le fueron cayendo. Al igual que su pelo, en el que también notó una pérdida muy grande, por suerte, «tengo melena larga». Ahora, su mayor problemática es la rigidez en sus músculos, los dolores de cabeza continuos y el dolor muscular que sufre en todo el cuerpo.

Cambio de vida: abril 2021

El cambio de vida de Montse comenzó en abril de este mismo año. Su padre estaba enfermo de «leucemia» pero se vacunó. La vacuna contra el covid-19 le generó «una fiebre exagerada» de la que no pudo salir, tan sólo cuatro días después de haberle sido suministrada la dosis. La madre de Montse, por este motivo, decidió no vacunarse por el momento. La familia cree que se contagiaron  «en el mismo tanatorio». A los diez días, la madre y la hija de Montse comenzaron con síntomas, se hicieron la prueba, dieron positivo y se tuvo que confinar toda la familia.

Montse tardó en desarrollar los síntomas, pero también «en quitarme el positivo de encima», puesto que «estuve tres semanas siendo positivo». Al principio, comenzó con dolores de cabeza y «muchísimos dolores musculares». Le diagnosticaron una «enfermedad inflamatoria» y comenzó el tratamiento con «corticoides». Sin embargo, los dolores no cesaban e iban a más. Su doctor, después de probar e ir «experimentando» con la medicación, se dio cuenta de que su sintomatología correspondía a un caso de covid persistente.

«Me subía los corticoides, los bajaba o me os quitaba. Me cambiaba los calmantes, me daba antinflamatorio, un montón de medicación» porque, en palabras de su médico: «esta sintomatología del covid persisitente era muy desconocida y muy variable en cada persona». Así que, «básicamente, íbamos probando».

Montse es maestra de educación infantil y aunque, por el momento, sigue trabajando tras pedir «el alta voluntaria», ha visto como su vida ha dado un giro radical de 360 grados. «Trabajaba siete días a la semana», los lectivos en el colegio y el fin de semana en un restaurante familiar de Candás, donde reside. «Pasé de hacer eso a estar meses en la cama». Y aunque sigue yendo al colegio porque reconoce que «los niños me distraen y me dan alegría», cuando llega al mediodía a su casa «me meto a la cama» y hasta el día siguiente.

Alta voluntaria

Pidió el alta voluntaria para «poder poner un poco de normalidad» a su vida, además, reconoce que tiene un médico de cabecera «muy bueno y comprensivo». Sin embargo, no todos los médicos fueron igual de amables con ella, dado que tuvo un pequeño altercado con un doctor de la Mutua. Montse lo define como «un trato un poco desagradable», en el que el médico, a través de una cita telefónica, le dijo que las cirugías de sus piezas dentales, se deberían a «falta de higiene» y no debido al «covid». Pero la maestra sabe que esto no es nuevo y que no solo le ocurre a ella, porque sabe de otros afectados a los que, médicos de la Mutua les dijeron que «dolores de cabeza teníamos todos».

Montse también se pregunta por el caso de otros afectados, dado que ella agradece estar trabajando y tener a su familia detrás, circunstancias que le han permitido hacer «un tratamiento quiropráctico, acupuntura, yoga, fisioterapia y el tratamiento dental». Tratamientos que ha necesitado a causa de los síntomas persistentes del covid. Pero entonces, se pregunta «¿la gente que no puede?». Porque no todas las personas pueden costearse todas las terapias privadas que ella ha dado, valoradas en más de 4.000 euros.

Por estas razones, reclama «visibilidad» porque afirma tener «poca ayuda» que no es «resolutiva» porque «no hay tratamientos eficaces, ni medios, ni profesionales preparados». «Es necesario que se sepa, que se estudie y que se invierta». Inversión es lo que siempre hace falta en el caso de nuevas enfermedades para que así puedan estudiar todos sus síntomas, riesgos y dar una solución eficaz a todas las personas que lo padecen.