Nacho Vegas: «El neoliberalismo, con sus aparatos represivos y fascistoides, sigue ganando las batallas culturales»

Marcos Gutiérrez GIJÓN

ASTURIAS

Nacho Vegas
Nacho Vegas

El artista acaba de publicar su último trabajo, «Mundos Inmóviles Derrumbándose», un álbum en el que comienza una nueva etapa de su carrera en todos los sentidos

15 ene 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Nacho Vegas (Gijón, 1974) acaba de publicar su nuevo disco «Mundos Inmóviles Derrumbándose», un trabajo grabado en Cataluña, en La Casamurada con músicos catalanes y con Miguel Brieva, de nuevo, encargado del apartado visual del mismo. Para el artista este trabajo supone el comienzo de una nueva andadura, tanto en el sentido de colaborar con un nuevo equipo de producción artístico (él mismo junto a Hans Laguna, Cristian Pallejà y Ferran Resines) como en el de haber incorporado tres músicos a una banda en la que continúan Molina y Joseba Irazoki. La elección de Ortigueira como lugar en el que registrar los nuevos temas de su trabajo llegó en un momento especial para Vegas. «Fui en un momento en el que sentía que la casa se me caía encima y me resultaba difícil trabajar, y allí encontré otra intimidad, la que necesitaba», reconoce. A su juicio se trata de un álbum que, en esencia, «reivindica la ternura como arma en un mundo que no es en absoluto amable; por eso es necesario batallar cada día contra ese ser reaccionario y cínico que todos llevamos dentro».

-¿Cómo ha sido el proceso de elaboración de este álbum, «Mundos inmóviles derrumbándose»?

-Para producir este álbum conté con Hans Laguna, Cristian Pallejà y Ferran Resines, y logramos crear una gran sintonía que nos permitió ir tomando decisiones con confianza mutua. Por ejemplo, a los cuatro nos fascina el álbum de Willie Nelson «Teatro», en el que recrea algunas de sus canciones incorporando ritmos latinos, y me propusieron tomarlo como referencia para orientar el sonido del primer avance que publicamos del álbum, «La flor de la manzana». Luego Cristian me habló de Mancha ‘E Plátano, que son puertorriqueñas pero están ahora afincadas en Barcelona, y enseguida me enamoré de su música. Nos parecían ideales para acabar de pulir el tema, pero fue más que eso: sus percusiones con ritmos afrocaribeños y sus coros mezclados con nuestro propio imaginario llevaron la canción a un lugar especial.

-¿De dónde nace la inspiración para escribir los temas?

-De la realidad pura y dura, como la mayoría de mis canciones. Lo que ocurre es que esa realidad es solo el punto de partida; en el proceso de creación sufre una transformación, y eso es lo que realmente hace que cada canción sea única. Del mismo modo que de una sencilla flor nace una fruta que tras un proceso de elaboración acaba convirtiéndose en sidra, así ocurre con las canciones: transforman pedazos de realidad concretos en emociones que siempre son complejas.

-¿Qué nos encontraremos en el disco?¿Cuándo se publicará finalmente?

-En enero de 2022, aunque antes iremos avanzando más temas. En este disco quisimos que cada canción tuviera un tratamiento particular, así que es heterogéneo en lo formal pero hay algo conceptual que le da unidad como álbum. Este disco reivindica la ternura como arma en un mundo que no es en absoluto amable; por eso es necesario batallar cada día contra ese ser reaccionario y cínico que todos llevamos dentro. Las canciones, incluso las más violentas, nos pueden hacer conscientes de la necesidad que tenemos de ampararnos tiernamente si queremos vivir en un mundo más bonito.

-Comenta que es un trabajo hecho a medio camino «entre Catalunya, Asturies y Euskal Herria».

-Escribir canciones es un trabajo íntimo y ese lo llevé a cabo en Asturies. En Xixón, donde vivo, pero también en Ortigueira, Cuaña, donde estuve casi un mes el pasado abril escribiendo y maquetando algunas de las canciones. Fui en un momento en el que sentía que la casa se me caía encima y me resultaba difícil trabajar, y allí encontré otra intimidad, la que necesitaba. La guapura y la tranquilidad que se respiraba en esa zona del occidente asturiano fue como el pulmón que necesitaba para acabar de escribir el nuevo repertorio. Pero luego grabar un disco es un trabajo muy distinto, colectivo y colaborativo. Eso me llevó a Catalunya, donde se fraguó la mayor parte de la grabación y las mezclas, pero también hubo paradas en Euskal Herria, donde se grabaron colaboraciones muy espaciales para mí.

-También anuncia que lo presentará por «La Mancha, Andalucía, Galicia, Murcia, Madrid, México, Chile, Argentina, Colombia y un largo etc…» ¿Cómo vive este, esperemos que definitivo, inicio del trayecto hacia la normalidad?

-Intentando disipar toda esa nube de incertidumbre en la que aún hoy seguimos instalados y tratando de ilusionarme con mis compañeros y compañeras viaje, que son gente maravillosa.

Nacho Vegas junto a su banda
Nacho Vegas junto a su banda

-En una ocasión usted planteó que «la derecha gana siempre las batallas culturales en los últimos 40 años» ¿A qué se refiere exactamente?

-Tenemos que ser conscientes de que la cultura siempre ha sido un campo de batalla muy goloso para el poder. Incluso las expresiones contraculturales pueden serle convenientes mientras no vean peligrar su hegemonía porque saben que siempre disponen del arma del miedo y la represión. Pero la cultura debería ser lo contrario al miedo, tendría que liberarnos de sus cadenas porque tiene ese potencial. La cultura nos puede hacer poderosos sin que ello signifique ser privilegiados. El neoliberalismo, con todos sus aparatos represivos y fascistoides, sigue ganando las batallas culturales cuando consigue normalizar para gran parte de la población mediante su propaganda que Pablo Hasél esté en prisión, que Valtonyc viva en el exilio o la persecución judicial a los miembros de La Insurgencia, algo que desde un punto de vista tanto ético como democrático es sencillamente una aberración.

-El pasado 16 de octubre tuvo lugar en Oviedo una manifestación en defensa del asturiano con, según los organizadores, más de 30.000 asistentes ¿Cree que, con este clima de apoyo popular, la cooficialidad puede estar, al fin, más cerca?

-Sin duda está más cerca que nunca. La manifestación del 16 fue histórica y esperemos que sea la última de lucha por la oficialidad; la siguiente tiene que ser de celebración. Pero desde luego esto no acaba en una reforma estatutaria ni en las instituciones; también hay que seguir empujando desde cada barrio, cada pueblo, cada colectivo para conseguir el verdadero objetivo, que es normalizar el asturiano y el gallego asturiano y acabar con esta situación de diglosia. Se trata de una batalla cultural de largo recorrido y la oficialidad es un paso necesario.

-Hablando de una demanda largamente planteada y, finalmente, conseguida ¿Cómo ha recibido el fin de las corridas de toros en el Bibio?

-Con alegría, claro. La primera movilización activista a la que acudí solo, con 14 años, fue enfrente de la plaza de toros con una camiseta que ponía «La tortura no nos cultura». Aunque era tan tímido que me situé a unos pasos de la gente que estaba allí concentrada. Más de tres décadas después podemos decir que esta ha sido una victoria para la ciudad. Y las protestas por el fin de las corridas han sido tan pobres que se puede decir bien alto que Xixón, y yo diría que toda Asturies, es mayormente antitaurina. Hombre, yo animaría a Pablo González a que volviera a poner su silla de camping en El Parchís pidiendo firmas para que vuelvan las torturas, igual consigue una o dos decenas más. Va a resultar que sí que podemos ganar batallas culturales. Pero hay que seguir luchando contra el inmovilismo de este sistema desde cada trinchera cultural y política.