Los arqueólogos creen que lo hallado en la cueva asturiana es solo una parte de un conjunto «mucho mayor» de monedas datado en el siglo V

En la primavera del año pasado, los arqueólogos Alfonso Fanjul y Antonio Juaneda, guiados por un vecino de la zona, descubrieron el mayor depósito de monedas romanas encontradas en una cueva española hasta ahora: más de 200 piezas de cobre y bronce que fueron depositadas en el Museo Arqueológico de Asturias.

Lo que ahora han desvelado los investigadores es que el probable primer descubridor fue, en realidad… un tejón. Según un artículo publicado por Fanjul, El tesorillo tardorromano de la cueva de La Cuesta de Berció. Primeras valoraciones en su contexto cantábrico (Cuadernos de Prehistoria y Arqueología de la Universidad Autónoma de Madrid), el lugar había sido excavado por un animal de ese tipo para resguardarse.

El vecino de la zona, Roberto García, invitó a Fanjul y Juaneda que, en el momento en que vieron el tesoro, pidieron una intervención de urgencia a la consejería de Cultura y pudieron documentarlo y excavar. Parte del tesoro quedó en el fondo de la madriguera y fue encontrado por los arqueólogos posteriormente.

Quince siglos bajo tierra

Según precisa Fanjul, «el tesoro tardorromano de la cueva de La Cuesta se compone de 209 monedas. La cronología de las piezas abarca desde mediados del siglo III d. C. hasta una pieza con ceca en Roma de Valentiniano III del 430 d. C. Este marco temporal nos permite fechar el depósito, de momento, y a falta de nuevas excavaciones en el interior y exterior de la cavidad, en la segunda mitad del siglo V d. C.».

En ese periodo se encuentran una moneda de Caro, cinco de Constantino, 19 de Constancio II, una de Helena, dos de Constancio y una de cada uno de los periodos correspondientes a Juliano el apóstata, Joviano, Graciano, Arcadio, Honorio y Valentiniano III.

«El origen de las piezas es principalmente del norte y Mediterráneo oriental, formando una línea desde Antioquía, Constantinopla, Tesalónica que, pasando por el Adriático y Roma, acumularían cecas del sur de Francia (Arlés y Lyon). Tan solo existe una pieza ajena a esa franja de origen monetario que es el follis de Londres», dice Fanjul.

También es importante otro dato: el depósito rescatado «constituye una mínima parte, de un conjunto monetario mucho mayor, hoy desaparecido, tal como demuestra el haber encontrado varias piezas en distintas zonas de la cavidad».

Por el momento solo pudieron excavar en la zona de concentración de monedas en la fase de emergencia, y se autorizó abrir varios sondeos en el interior y exterior de la cavidad, así que «no podemos determinar que el tesorillo pertenezca o no, a un contexto de hábitat, algo que aventuramos, pero que de momento no podemos demostrar». Un mundo aún por descubrir.