La recta final de la oficialidad y su amenaza fantasma

L.O.

ASTURIAS

F. Sotomonte

Los grupos apuran enero con el diálogo enquistado y propuestas de un consenso de mínimos

23 ene 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

El diálogo entre las fuerzas partidarias de emprender una reforma del Estatuto de Autonomía, una que incluya la oficialidad de la lengua asturiana, entran en su recta final, con el 31 de enero en el horizonte, porque al menos uno de los interlocutores ha fijado ese plazo: Izquierda Unida ha declarado de forma explícita que más allá de este primer mes del año no ven plazo suficiente para que el Congreso de los Diputados refrendara la reforma.

Las conversaciones se enquistaron en la primera quincena en el punto esgrimido por Foro para exigir una rebaja fiscal, con propuestas sobre el IRPF pero también sobre sucesiones, que son inasumibles de raíz para partidos de izquierda y que, en todo caso, tendrían que desarrollarse fuera del marco estatutario, en los presupuestos de la comunidad que ya fueron aprobados en esta ocasión sin Foro. Por si acaso y en previsión de lo que pudiera suceder, los grupos se señalan entre sí. Foro, que ha llevado iniciativas tan localmente concretas como el Plan de Vías de Gijón a la mesa, mantiene el pulso sabedor de que se guarda el as del escaño bisagra. El resto de grupos responde que de sus peticiones iniciales una amplísima mayoría ha sido considerada: que la Ley de Uso mantenga la mayoría de tres quintos; incluso destacan guiños en las cuentas regionales como el regreso de las ayudas directas a la natalidad.

En la recta final de las conversaciones, Podemos e IU valoraron que la FSA hubiera aclarado más, a su juicio, su voluntad de reforma y que llevara a la mesa la propuesta de redacción del artículo 4. Los grupos de la izquierda estiman que podrán presentar a Foro un consenso de mínimos sobre lo que tenga relación directa con el Estatuto; lo que se salga de ese marco deberá buscar otro camino.

En una tormenta de reproches sobre quién tiene la responsabilidad en haber apurado tanto los plazos y respecto la fina línea que separa la integridad de la intransigencia, el presidente de la Academia de Llingua, Xosé Antón González Riaño trata de convencer a los partidos para que actúen con altura de miras. Noha tenido unas semanas sencillas porque a la vez se ha producido la intromisión de la Academia Galega urgiendo a que la oficialidad «del gallego» se extienda a toda Asturias. Los socialistas han propuesto en principio el reconocimiento de la oficialidad del asturiano y el eoaviego con «zonas de influencia». Pero la injerencia de la Academia Galega sólo ha servido para enrarecer el ambiente en unas semanas delicadas para la oficialidad del asturiano y es muy improbable que se explique más por inocencia que por vicio. Porque además no hay más cuestión que un debate bizantino, las competencias son del Principado y nadie de fuera tiene voz ni voto, también así lo ha visto la Xunta de Galicia.

El PP asturiano recalcó esta semana que de oficialidad no quieren ni hablar. Sin embargo, la misma semana llegó el anuncio de que el Principado contará con fondos adicionales (más de 200.000 euros) para la promoción de la lengua asturiana gracias a una enmienda en los presupuestos generales del Estado aprobada en el Senado con el respaldo imprescindible del PP. Se trataba de una enmienda presentada por Compromís para extender las ayudas a lenguas minoritarias incluso aunque no contaran con declaración de oficialidad, como el asturiano o el aragonés; y el PP la apoyó para demorar durante 15 la aprobación de las cuentas. Javier Maroto defendió en Twitter su pasión por «el enorme valor cultural del bable» paralela según declaró a su oposición a la oficialidad. Precisamente el gallego asturiano ha estado presente en esta legislatura en la Junta General gracias a un diputado del PP, Álvaro Queipo, mientras defendía la denominación de la ría del Eo, y sufrió las protestas de Vox por hacerlo.

Porque los enrarecimientos foriatos sobre el asturiano son variados. Apenas días atrás el apoyo declarado al asturiano de Rodrigo Cuevas le hizo ser protagonista de una campaña alucinatoria de publicaciones del entorno de la extrema derecha que le acusaban de ser «supremacista separatista» y que él supo responder con humor. Pero no es la primera ni la única salida de tono con campañas de señalamiento personal en vallas junto a las carreteras y no pocos bulos en redes sociales.

Para el presidente de la ALLA, también para partícipes en las conversaciones, emprender una dirección fallida en esta cuestión sería mucho más que una nueva demora en el camino, sino que se hubieran impuesto estrategias de desinformación y polarización social.