José Antonio García, médico: «La gente no sabe que cuando va a urgencias no la atiende un especialista en urgencias»
ASTURIAS
El presidente de SEMES Asturias advierte de la carencia de médicos urgenciólogos que garanticen el relevo generacional para un servicio fundamental para el sistema sanitario
09 feb 2022 . Actualizado a las 05:00 h.José Antonio García es el presidente de la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias (SEMES) de Asturias desde hace apenas tres meses, aunque desde el año 2000 ha estado vinculado en distintos puestos a la directiva regional de dicha sociedad y participado también en puestos técnicos en la directiva en el ámbito nacional. Aunque es médico de familia de formación, García ha estado vinculado toda su trayectoria profesional a las urgencias y emergencias tras realizar cursos específicos y adquirir conocimientos en esos ámbitos: ha trabajado en el hospital Dacosta de Lugo, como médico de emergencias en el 061 de Galicia, en la base de Vigo y en el helicóptero de Orense. También ha trabajado en el SAMU de Asturias desde sus inicios en el año 2000 hasta el 2014 y desde el ese año hasta ahora es médico en las urgencias del HUCA, puesto que compatibiliza con la docencia en la Universidad de Oviedo, en la que es profesor asociado e imparte la asignatura de Urgencias. Precisamente, una de sus reivindicaciones es que se instaure en España la especialidad de médico de urgencias, una especialidad que no existe en nuestro país salvo en el ámbito militar y que lleva a que el servicio esté atendido por profesionales de distintas ramas sin que haya una formación uniforme para todos. Además, asegura que esa carencia está poniendo en riesgo el relevo generacional de los médicos urgenciólogos.
-Esta semana la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias emitían varios comunicados y ponían de manifiesto los puntos flacos y carencias que tienen estos servicios ¿qué les ha hecho volver a levantar la voz?
-Fruto de la pandemia se han agudizado todos los problemas que se derivan de la carencia de una especialidad para formar a los médicos de Urgencias. Entonces estamos intentando informar a la población porque mucha gente no sabe que cuando va a urgencias no la atiende un especialista en Urgencias porque aquí en España no hay esa especialidad, sino que son atendidos por médicos de otras especialidades, como pueden ser médicos de familia, médicos de medicina interna o de cualesquiera otras especialidades. Sumado a eso, ahora tenemos problemas para garantizar el recambio generacional, se están jubilando profesionales y no hay médicos para sustituirlos. Y nosotros, los urgencistas que estamos en activo somos los que formamos a los estudiantes. Hay estudiantes que preguntan ¿y qué tengo que hacer para ser médico de urgencias?, porque es una labor trepidante y ayudas mucho a la gente en los momentos más difíciles. Pues tenemos que decirles: tienes que hacer otra especialidad y luego formarte por tu cuenta o ir al extranjero. Aquí en España no puedes formarte en esta especialidad. El caso es que en toda Europa hay la especialidad en 24 de los 27 países de la UE. Sólo hay tres países que no la tienen cuando todos los países avanzados disponen de la especialidad de medina de urgencias. Por tanto, esta campaña es para, ante esta situación de agotamiento, tratar de dar una solución. No va a ser de forma inmediata, pero para el medio plazo si se podría garantizar el recambio y la sostenibilidad de las urgencias porque la especialidad sería un punto muy importante. Por eso estamos reactivando nuestra reivindicación de que se cree la especialidad. Aclarar que no es una reivindicación ni salarial ni laboral, ni económica ni de turnos… Se trata sólo de garantizar que los profesionales que trabajamos en urgencias tengamos todos una formación mínima para atender a los pacientes y garantizar su seguridad.
-¿Cuál es la realidad, en general, que viven los facultativos que atienden las urgencias?
-Son problemas estructurales, porque la gente que llega a trabajar a urgencias tiene perfiles variopintos, no todos tenemos la misma formación, porque la gente tiene que formarse por su cuenta, como decía antes. Yo soy médico de familia y he tenido que hacer formación por mi cuenta, como cursos de manejo de situaciones, cursos de técnicas que no había aprendido como médico de familia, entonces, no todo el mundo ha hecho la misma formación ni tenemos la misma experiencia, y eso produce un grado de variabilidad grande. La mayoría de la gente nos hemos preocupado de formarnos, pero para el futuro es necesario que esté definido y que todos los profesionales partan de la misma formación. Por lo demás, en el día a día de urgencias hay un problema de estrés, de patologías variadas, pero esas son las características de nuestro trabajo. Un dermatólogo tiene una agenda con 8 consultas primeras y 20 revisiones y antes de empezar a pasar consulta ya sabe a quien va a ver y lo que tienen. Nosotros no sabemos si van a venir muchos o pocos, si van a venir todos juntos o de forma escalonada. Esto es parte de nuestro trabajo que se pueden agravar con enfermedades estaciones y, ahora, con la pandemia. Somos la primera puerta y la primera trinchera que se encuentran los pacientes para proteger su salud. Pero sobre esto no hay queja, es nuestro trabajo y lo que nos gusta hacer. Ya sabemos que nuestro día a día es una demanda que no se puede prever ni organizar, con picos de asistencia 24 horas 365 días más los problemas derivados de no tener especialidad.
-Durante la pandemia ha sido noticia en muchas ocasiones aquí en Asturias la saturación que sufrían las urgencias. ¿Hubo realmente momentos de máxima preocupación entre quienes atendéis este servicio?
-Indudablemente, hubo momentos de ansiedad y de no saber qué iba a pasar, de miedo incluso. Pero yo creo que siempre hemos ido, al menos en el HUCA que es lo que conozco, aunque seguramente también en toda la sanidad asturiana, un poco por delante en el sentido de habilitar espacios, adelantarnos antes de estar colapsados… Nosotros teníamos una unidad de observación dentro del servicio de urgencias y ya desde el principio sacamos a nuestros pacientes a una planta de hospitalización. Eso era muy disfuncional para nosotros que estábamos en urgencias y teníamos que ir, por ejemplo, a la segunda B, pero necesitábamos ese espacio desde el principio para poder atender a los pacientes de COVID y proteger al resto de pacientes para que no se contagiaran. Entonces, los responsables del servicio siempre han ido trabajando un poco por delante y en cuanto a la dotación de recursos, se ha exprimido al personal y se ha intentado aumentar las presencias cuando había picos asistenciales. He de decir como profesional, y también como usuario, que siempre hubo una buena atención. En los momentos en los que la situación estuvo francamente mal, como en noviembre y diciembre de 2020, cuando se habrían camas de UVI y se llenaban, se abrían más y se volvían a llenar, hubo algún momento de inquietud, aparte de la ansiedad que había de que no sabías qué iba a pasar, si te iba a afectar, si te ibas a llevar el bicho para casa e infectar a tus familiares… Esos momentos sí te generaban problemas emocionales, pero quitando ese, que fue el peor momento, el resto del tiempo nos daba seguridad ver que había respuesta organizativa, de estructura y de equipos.
-¿Cómo ha sido el desempeño de vuestro trabajo durante estos dos últimos años?
-El día a día ha sido muy complicado, sobre todo, porque hubo una época en la que cada día que llegabas cambiaba la organización del servicio, dónde se colocaban los pacientes contaminados, dónde los limpios, dónde los profesionales… Eso generaba en los profesionales que atendíamos el servicio un poco de estrés y pensabas que iba a haber un momento en el que no ibas a poder seguir, pero también entendíamos que la situación no se podía prever y que había que ir adaptándose, porque no era lo mismo que que entraran 20 pacientes sospechosos de Covid, a que entraran 100 o 150. Entonces había que ir adaptando los espacios y los recursos humanos a eso. En el ámbito personal, a todos los profesionales que nos hemos enfrentado a esto nos ha producido incertidumbre y ansiedad el temor de llevarte el virus para casa. Ahora ya es distinto: tenemos todas las vacunas, estamos más protegidos, sabemos más del bicho, sabemos cómo manejarlo… Cierto es que hay muchos más contagiados, pero muchos menos pacientes ingresados que en otras ocasiones y lo vamos llevando. No obstante, no hay que restar importancia a que es una situación que está produciendo un agotamiento físico y psicológico a los profesionales de la sanidad. Los compañeros que se contagian de Covid tienen que estar 7 días en casa y esos turnos tienen que hacerlos otros compañeros porque no hay a quien contratar. Entonces es una situación compleja que se semeja a una maratón que no acabas nunca: cuando parece que llegas a la línea de meta, se vuelve a alejar otros 10 kilómetros y cuando vuelves a llegar, se vuelve a alejar otra vez. De todos modos, el mensaje para la población es que puede estar tranquila porque nosotros estamos 24 horas los 365 días del año y siempre van a tener las urgencias para atenderles.
-A nivel político y social se trata de volver a la normalidad tras la vacunación pero desde SEMES advertís que la crisis sanitaria de la Covid-19 no está superada ¿cómo valora desde el punto de vista sanitario la relajación de las medidas para contener a este coronavirus?
-La relajación de las medidas siempre genera incertidumbre. Es un bicho nuevo del que hemos sabido mucho y muy deprisa, pero todavía hay muchas cosas que no sabemos. Eso es un hecho. Otro hecho es que la pandemia no se ha acabado aunque la mayoría de los contagiados estén teniendo síntomas leves porque sigue muriendo gente y no es un número pequeño. Sin embargo, hay que seguir adelante con la vida porque no podemos encerrarnos en una cueva indefinidamente y esperar a que escampe. Hay que balancear los distintos ámbitos siempre desde la prudencia y basándonos en las opiniones de los epidemiólogos y los expertos para continuar.
-¿Os habéis sentido escuchados los médicos de Urgencias en la gestión de la pandemia?
-Yo creo que en gran medida sí y es una de las cosas que me producen satisfacción. En la Sociedad de Médicos de Urgencias y Emergencias estamos gente de todas las autonomías y la percepción que tengo es que aquí en Asturias se han apoyado bastante en los técnicos y en los profesionales que estaban en la asistencia o en el laboratorio estudiando el virus. Se nos ha escuchado y apoyado en las cosas que eran posibles y razonables. Además, aquí en Asturias tenemos una sanidad bastante bien dimensionada y a pesar de la sobrecarga que ha habido, no se dio una situación de saturación o de falta de respuesta, como pudo haber pasado en otros sitios donde la situación era dramática. Aquí lo pasamos muy mal, estuvimos bastante agobiados, pero no llegamos nunca a esos extremos, probablemente porque no hubo tanta incidencia o porque hubo más previsión, pero yo creo que aquí se llevó mejor porque las autoridades se apoyaron más en los técnicos y en los profesionales para dimensionar la respuesta.
-Una de sus reivindicaciones es que se apruebe la especialidad de Medicina de Urgencias y Emergencias ¿a qué se debe que no exista todavía y cuáles son las consecuencias de que no se formen médicos en dicha especialidad?
-Es una buena pregunta, porque varios gobiernos de distintos signos políticos han estado a punto en distintas ocasiones de sacarla adelante, sin embargo, en el último momento se han echado atrás. La reivindicación de la especialidad de urgencias y emergencias es un clásico de la SEMES desde que nacimos como sociedad científica porque la mayoría de las sociedades científicas, como puede ser cardiología, pues tienen esa especialidad. Pues la nuestra es una reivindicación clásica por la que llevamos luchando muchos años. El caso es que en España existe la especialidad de Urgencias y Emergencias en el ámbito militar. Se ha considerado necesario crearla en el ámbito militar y hay un puñado de especialistas formado en ese ámbito desde que existe hace unos años. Pero en el ámbito civil no se ha considerado. Como decía anteriormente, en toda Europa existe, en la mayoría de países del mundo existe y aquí no se ha tomado en cuenta. Hay algunas sociedades que presionan y que están en contra de que salga adelante y, parece ser, que esas sociedades tienen bastante poder de influencia, con lo que creo que esa es una de las causas. El actual gobierno del PSOE, que es el competente para crear la especialidad, está en un situación de indefinición de si está por la labor de crear o no la especialidad, pero yo creo que se tiene que tener en cuenta tras esta situación de pandemia que es necesario tener una formación igualitaria y que se garantice el relevo generacional a medio plazo.
-En general, hay escasez de profesionales en el sistema sanitario ¿tienen una estimación de cuantos sanitarios más debería haber aquí en Asturias para prestar una buena atención y cuántos deberían estar especializados en urgencias y emergencias?
-No podría dar un número ahora mismo, pero está claro que hay déficit. En el SAMU, por ejemplo, estuvieron hace unos días con menos dos médicos cuando se trata de una plantilla pequeña compuesta por unos 50 médicos asistenciales más o menos, más los que trabajan en la central de comunicación. Por tanto, los turnos de la gente que alta no se cubren y hay que repartirlos en turnos extra para el resto de personal. En el hospital vamos apañándonos también a duras penas con turnos extras, pero hay que decir que no hay huecos ni falta de personal. Cierto es también que todos los años intentamos incorporar algún profesional más al servicio de urgencias pero robándolo, todo hay que decirlo, de otras especialidades y los vamos formando poco a poco.
-¿Cómo valora la utilización que hace el ciudadano de los servicios de urgencias?
-Tradicionalmente se dice que hay que ajustar la demanda a la situación clínica. Lo suyo es que si tienes un dolor de muelas vayas a tu médico de cabecera o al servicio de urgencias del centro de salud más próximo y no vayas al hospital. Pero tu tienes un dolor de muelas tal que no puedes soportarlo y no tienes acceso a tu centro de salud, para eso están las urgencias. Surge la pregunta: ¿las urgencias entonces que son sólo para los infartos, los ictus, las obstrucciones intestinales agudas o los politraumatizados? Pues no. Yo creo que las urgencias, como su propio nombre indica, son para atender situaciones agudas o urgentes. Es difícil decir cuando una solicitud de urgencia hospitalaria está justificada o no. Nosotros no usamos esos patrones. Nosotros estamos abiertos todos los días del año y atendemos a todo el mundo, pero lo que no puede hacer el ciudadano tampoco es quejarse de que hay que esperar mucho en urgencias. Si por cosas muy menores todo el mundo va a urgencias pues hay que esperar más y la atención se deteriora porque los recursos no son infinitos, ni en espacio ni en personal.
-¿Qué habría que hacer, en su opinión, para que quien va a urgencias sea realmente por una urgencia?
-Por un lado habría que mejorar la accesibilidad a primaria para que la gente que tiene un problema menor tenga respuesta. Esto es mejor para los pacientes y para descongestionar las urgencias hospitalarias para casos más relevantes. También hay que mejorar la educación al ciudadano y mejorar las listas de esperas, porque en muchos casos vemos pacientes que están pendientes de operaciones, que no acaban de tener una respuesta para determinadas pruebas y que acuden a nosotros porque saben que entran por la puerta y van a tener sus pruebas, sus estudios y van a marchar con su informe. Pero, insisto, nosotros tratamos de evitar esa percepción de urgencias adecuadas o urgencias inadecuadas porque es muy difícil cuando un paciente tiene dolor o tiene molestias. Lo que nosotros defendemos es que se mejore esa accesibilidad a primaria, que haya una buena educación de los pacientes para que usen adecuadamente los recursos y que cuando alguien tenga un infarto, no tenga que esperar nada y haya personal suficiente para atenderlo y que el servicio no esté colapsado por otras cuestiones menores.
-¿Cuál es la representación en cifra de la gente que acude a Urgencias sin pasar por la Atención Primaria?
-De los pacientes que vemos nosotros en urgencias, tres cuartas partes vienen por su cuenta, no son remitidos por otro médico de atención primaria o de una consulta hospitalaria. Y de las urgencias que vemos, del orden del 17% ingresan y al resto le damos el alta, con tratamiento, con consulta, con seguimiento por su médico de cabecera, con revisión por parte de otro especialista hospitalario o con lo que requiera cada caso. Seguramente de ese 83% que se van para casa, un numero importante podrían haber sido manejados en atención primaria, sin duda, pero es difícil decir que un paciente ha acudido a urgencias de forma inadecuada.