Antes de que se estancaran de manera casi definitiva las conversaciones para la reforma hacia la oficialidad, el presidente de la Academia de la Llingua, Xosé Antón González Riaño, advertía de que esta parálisis sería visto como un triunfo de los «intolerantes» en referencia a las duras campañas de acoso sufridas por responsables de las negociaciones como el diputado de Foro, Adrián Pumares. Pero ha habido más casos de polarización.
Hasta el vandalismo. En la productora Cuatro Gotes han terminado por llevar a los tribunales los episodios de ataques que sufre su sede de Gijón y que han sido intermitentes y constantes desde que «una intervención en la Junta General de un diputado de Vox» diera lugar a «una campaña de señalamiento y descrédito» contra un de sus socios Inaciu Galán, que fuera presidente de Iniciativa pol Asturianu.
La denuncia detalla que de forma sucesiva en varios días del pasado mes de octubre le lanzaron un huevo por la calle «que no le alcanzó por centímetros», la cerradura de la puerta del local sufrió daños, el intento de introducir en ella una sustancia pegajosa y aparecieron sobre ella varias pegatinas contra la oficialidad.
Galán explicó que han sido varias las ocasiones en las que la cerradura del local ha sufrido desperfectos por acciones de este tipo.