Jonás Fernández: «La UE no está formalmente en guerra pero no sabemos los límites de Putin»

ASTURIAS

Jonás Fernández en la frontera entre Polonia y Ucrania
Jonás Fernández en la frontera entre Polonia y Ucrania

El eurodiputado asturiano ha colaborado en poner en contacto a grupos de ayuda a los refugiados

08 mar 2022 . Actualizado a las 11:10 h.

El eurodiputado asturiano Jonás Fernández ha mantenido una actividad importante desde el comienzo de la invasión de Ucrania en la misma frontera. Defiende que la diplomacia y el apoyo a la resistencia ucraniana no son incompatibles sino complementarias.

-Al empezar la llegada de refugiados, fue uno de los primeros eurodiputados que se dirigió a la frontera.

-Llegué el jueves y estuve hasta el sábado, estuve recorriendo varios checkpoint en la frontera de Polonia con Ucrania, cerca de un pueblo que se llama Przemysl y ¿qué decirte? Un puto horror. Es verdad que el recibimiento en Polonia está bastante bien organizado, mucho mejor que lo que me encontré en Hungría con la primera crisis de refugiados tras la guerra siria en 2015, que veías a la policía húngara y trataba fatal a aquella pobre gente. Aquí ahora está bastante bien organizado, pude ver la labor de la ONG de José Andrés repartiendo comida caliente, y bueno, al pasar la frontera los recogen en autobuses, los van distribuyendo, no hay campos de refugiados, están todos viviendo en pisos de conocidos o de voluntarios, así que desde el punto de vista de la acogida está bien. La gente que está llegando ahora fundamentalmente llega de Kiev y son personas que podrían ser de clase media, por así decir, bien vestida y con recursos, casi todos hablaban inglés, pero lo que nos decían es que en unas semanas empezaría a llegar gente del este y la situación iba a ser peor que la de estos días. Casi todas las personas que cruzaban eran mujeres jóvenes con niños pequeños, mujeres entre 25 y 35 años con niños de 6, de 8 años o más pequeños.

-Mucha gente estos días ha destacado precisamente la diferencia de trato respecto a otras crisis e incluso que se estaba haciendo distinción por el color de la piel, a gente que venía de Ucrania pero no eran nativos, en países como Polonia o Hungría, ¿le consta algo así?

-Yo no lo he visto, pero lo he leído y no me extrañaría por la actitud de estos gobiernos, pero en los checkpoint no he visto refugiados que no fueran ucranianos, no sé si en la frontera les están poniendo problemas o no. Donde estuve casi todo recae en voluntarios y ONG y la actitud de la policía es colaborativa. No descarto que esté pasando conociendo a los gobiernos de Polonia y Hungría.

-Me consta que desde el inicio tuvo preocupación por contactar con asturianos que estuvieran en Ucrania ya también para facilitar ayuda desde Asturias al país, ¿cuál la situación de estas personas?

-Hay personas que han estado en Asturias previamente, que tienen relación con la región y hay un colectivo grande que se está organizando en la frontera polaca para ir sacando a estas personas y estamos intentando facilitarles las cosas. Pero todavía estamos en ese proceso.

-Vivimos una catástrofe humanitaria, también un momento inédito en la UE por la adopción de medidas ¿cree que las sanciones adoptadas contra Rusia podrán ser efectivas, habrá más?

-Las sanciones que se adoptaron el sábado de la semana pasada en materia económica y financiera están funcionando. La caída del rublo y la congelación de las reservas financieras rusas fuera del país, el bloqueo del Swift al sistema bancario están funcionando pero también es cierto que, una vez aprobadas, siempre hay espacios para el arbitraje o la elusión. Todavía se pueden cerrar más esos vericuetos y el primero de todos es paralizar ya las importaciones de gas y de petróleo cuyos pagos se siguen permitiendo a pesar de las sanciones y ese permiso temporal abre las puertas, como decía, a posibles decisiones de arbitraje, y creo que hay que bloquearlo lo máximo posible. Ucrania no es territorio OTAN ni de la UE y por tanto no va ha haber tropas sobre el terreno de países occidentales, por decirlo así, y por eso es necesario librar una batalla financiera para acabar de ahogar económicamente al régimen de Putin confiando en que eso sirva de algo.

-Es una espada de doble filo, y en Centroeuropa hay mucho temor a las consecuencias porque ya se vive un alza de precios en la energía que se podría disparar aún más.

-Sin duda a corto plazo vamos a ver tensiones en los precios energéticos, superiores a los que ya teníamos en los últimos meses. Quizá sea el menor de los costes que debemos asumir en este conflicto, y creo que esto es importante explicárselo a los ciudadanos. Es el coste menor respecto a lo que tendríamos que enfrentar si no contribuimos a parar la invasión de Putin. Por otra parte, la dependencia energética de Rusia es evidente y esto también está acelerando el proceso de transición ecológica para reducir más rápidamente este tipo de dependencias pero sin duda a corto plazo esto va a suponer un incremento de los costes y tenemos que ser conscientes de ello.

-Aunque la OTAN y Europa han descartado una intervención militar más directa, o una zona de exclusión aérea porque sería rozar la guerra nuclear, se han roto muchos tabúes en defensa y varios países, Alemania, Suecia, Finlandia, han cambiado posiciones. También se ha aprobado entregar armas a Ucrania y esto en España está despertando un encendido debate interno ¿qué le parecen ambas cuestiones?

-Europa occidental en los años 70 invertía en defensa en torno al 4% del PIB, después de la caída del Muro de Berlín, y la reducción de la percepción de riesgo, esos porcentajes se han ido aminorando y en estos momentos nos gastamos algo más del 1% pero no llegamos al 2%, que es el compromiso formal que tenemos la OTAN. Esta invasión nos ha puesto ante la realidad que es menos halagüeña de la que creíamos hace algunos años. Lamentándolo va a ser necesario no sólo aumentar sino también mejorar la financiación de defensa y los espacios de cooperación en la UE. Porque además, con independencia de que Trump ya no esté en la administración norteamericana, esa experiencia nos ha enfrentado también a una realidad que es que Europa no va a poder seguir dependiendo casi exclusivamente de la cooperación de Estados Unidos. Eso supone revertir algunos de los clichés en los que algunos crecimos sobre la defensa y la seguridad en nuestro continente. En estos momentos, en la medida en que Ucrania no es territorio OTAN, no estamos en guerra formalmente pero es verdad que la amenaza de Putin no tiene límites, o no se sabe hasta dónde puede llegar y eso está haciendo que países tradicionalmente neutrales estén revisando sus propias posiciones fundamentalmente ante el miedo de que Putin pueda tomar decisiones complementarias a las que ha tomado ya. Eso exige fijar las estrategias para encapsular, para minimizar la capacidad de acción de Putin; eso pasa por las sanciones económicas por una parte, pero también pasa por el apoyo a Ucrania en la resistencia ante la invasión. Porque como digo, aunque formalmente no estamos en guerra, ni formalmente la UE ha sido invadida, lo cierto es que la percepción de riesgo de lo que Putin puede hacer se ha disparado. En este sentido, el envío de materia militar a Ucrania tanto defensivo como ofensivo entra dentro de una estrategia amplia de bloquear a Putin y forzarlo a sentarse en una mesa de negociación en condiciones distintas. Yo no percibo la diplomacia y el refuerzo militar como estrategias antagónicas o enfrentadas sino que a la vista de lo que está haciendo Putin la única manera de forzar una vía diplomática honesta pasa por respaldar al gobierno ucraniano y al conjunto del pueblo ucraniano en estos momentos.

-¿Qué cree que podemos esperar de la guerra a corto plazo, en los próximos días? A primera vista pudiera parecer que la guerra relámpago no alcanzó los objetivos que buscaba.

-Sin duda, Putin esperaba una operación rápida de control del país y eso no se está produciendo por la resistencia de Ucrania que además ha permitido que el resto de occidente pudiera poner en marcha todas esas medidas de bloqueo económico. En cualquier caso, aunque no sea tan rápida como Putin preveía, parece que ha pasado a una fase 2 del conflicto dirigida a arrasar el país, arrasar sus ciudades. Es la estrategia que estamos observando en las últimas 72 horas. Es bastante difícil en estos momentos prever una mejora de la situación a corto plazo, ojalá sea así y yo esté equivocado, pero ahora la percepción es que Putin ha decidido arrasar el país, la diferencia militar entre ambos es muy notable aunque el pueblo ucraniano está resistiendo con coraje y hay que apoyarles. No podemos cometer errores como los que cometieron democracias como el Reino Unido o Francia bloqueando la llegada de armas a la República española en la Guerra Civil. Debemos apoyar esa resistencia y esperar que las medidas económico financieras tengan un efecto amplio en Rusia, que todo ello junto al grito de los casi 5.000 detenidos allí por protestar contra la guerra pueda dar algún movimiento.