Un asturiano que se quedó sin casa por el volcán de La Palma: «Lo perdimos todo y no se está haciendo nada»

E.G REDACCIÓN

ASTURIAS

Pablo Jiménez en su casa antes de ser devorada por la lava
Pablo Jiménez en su casa antes de ser devorada por la lava

El avilesino Pablo Jiménez García lamenta la falta de ayudas que están recibiendo los afectados por la erupción del Cumbre Vieja

13 mar 2022 . Actualizado a las 20:08 h.

Casi tres meses después de concluir el periodo eruptivo del volcán de Cumbre Vieja en la isla de La Palma, los vecinos de la zona no han podido recuperar una vida normal por la falta de servicios básicos, los destrozos en sus viviendas o la espesa capa de cenizas que lo cubre todo.

Los habitantes sufren todavía los inconvenientes de la erupción. Algunas viviendas tienen trozos de techos y muros agrietados por los miles de temblores que han acompañado el fenómeno volcánico. En otros lugares es la ceniza la que imposibilita la vuelta a una vida normal. La espesa capa negra sepulta viviendas enteras ocultando caminos e infraestructuras.

Pablo Jiménez García, avilesino residente en la isla canaria de La Palma desde 2002, es uno de los vecinos de La Palma que se ha quedado sin su casa. El asturiano vivía a tan solo kilómetro y medio de la erupción volcánica de Cumbre Vieja. Fue testigo directo de cómo la lava iba abriéndose camino ladera abajo en medio de unas gigantescas columnas de humo.

«Lo tenía justo delante. Se veía salir la lava. Era un espectáculo, algo único. La verdad, era hipnótico», asegura Jiménez, quien recuerda el momento en el que el volcán comenzó a expulsar magma: «Hubo un ruido muy fuerte como de explosión y al poco tiempo comenzó a salir la lava. Me acuerdo de pasarle un video a mis hermanas para que viesen lo que estaba pasando. Yo estaba super tranquilo porque no creía que fuese a llegar y destrozarlo todo».

La familia de Jiménez fue de las primeras que tuvieron que abandonar su hogar por la proximidad con el volcán. «Tardamos en irnos de la casa porque pensábamos que estábamos seguros, cuando la cosa se puso más fea cogimos nuestras cosas y nos fuimos. Pudimos sacar muchas de nuestras pertenencias, pero otras muchas se quedaron allí», explica Jiménez.

El avilesino, por suete, encontró «refugio» en casa del presidente del Centro Asturiano de La Palma: «Pedro nos dejó una `cabaña´ que había en su casa para poder quedarnos allí mientras encontrábamos donde irnos. Al poco tiempo una amiga de mi pareja nos dejo quedarnos en unas viviendas vacacionales y allí estuvimos hasta la semana pasada».

Jiménez nunca pensó que su hogar acabaría engullido por la lava. «Sinceramente, yo siempre pensé que al estar en el alto no llegaría, pero la lava era aún más grande», explica el asturiano. Ahora, a toro pasado, ve como la isla bonita intenta recuperarse: «Hay que seguir viviendo, no queda otra, nos tocó esto y no hay que darle más vueltas. Se está intentando quitar el máximo posible de la colada de lava, pero hay zonas en las que es imposible porque hay demasiada cantidad, donde mi casa hay el equivalente a un piso de más de seis plantas»

Han transcurrido varios meses desde que el volcán de Cumbre Vieja en la isla de La Palma se dio por extinto, pero el proceso de reconstrucción de la isla, a pesar de las promesas, no ha llegado: «todo el mundo vino a la foto de rigor y prometió mucho pero no se está haciedo nada. Todo fueron palabras que se quedaron en el aire»

«La mayoría de las ayudas han sido de empresas privadas. Cruz Roja ha sido la que más ha ayudado a todos los afectados», recalca Jiménez, que ve insuficientes las ayudas recibidas: «Entiendo que existan unos pasos y toda la burocracia, pero aquí la gente lo hemos perdido todo y necesitamos que se cumplan las promesas de ayuda».

El proceso de reconstrucción ha dado sus primeros pasos, sustanciales para las administraciones, pero insuficientes a los ojos de los afectados, lo que ha hecho que los ciudadanos se manifiesten. «Hay una asociación de los afectados por el volcán. Nos estamos moviendo mucho con manifestaciones y protestas. Estamos muy unidos, trabajando juntos porque se nos escuche», explica el profesor de hostelería.

Jiménez y el resto de damnificados comprenden la complejidad de la reconstrucción, pero piden agilidad en el reparto de ayudas y exigen un mayor grado de participación en el proceso de reconstrucción de la isla. «Nos estamos viendo en la situación que no queríamos…estamos siendo olvidados. Somos muchos los que lo hemos perdido ‘nuestra vida` y por parte del Gobierno canario no estamos recibiendo nada», lamenta.

El volcán fue un momento duro para todos los vecinos de La Palma, una tragedia natural que arrebato a muchas familias su hogar y todo lo que había construido. Ahora meses después de la catástrofe las familias afectadas como la de Pablo solo piden que no se les olvide que ellos siguen sufriendo. «Seguimos luchando y continuamos con nuestra vida, pero lo hemos perdido todo y necesitamos esa ayuda», sentencia el avilesino afincado en la Isla Bonita.