Alfonso de Vilallonga: «Después de ganar el Goya no trabajé en bandas sonoras en tres años»

Marcos Gutiérrez ASTURIAS

ASTURIAS

Alfonso de Vilallonga
Alfonso de Vilallonga

El compositor, músico e intérprete participa en la Semana del Audiovisual Contemporáneo de Oviedo con «Un cabaret de cine» y un cine-concierto de «Blancanieves»

16 mar 2022 . Actualizado a las 12:06 h.

Alfonso de Vilallonga (Barcelona, 1962) es uno de los músicos, compositores e intérpretes más inclasificables y originales de nuestro país. A medio camino entre el cabaret, el jazz, la canción de autor y lo clásico, lo suyo siempre ha sido romper con el yugo de los convencionalismos. El artista trae hoy al Teatro Campoamor (20 horas), en el marco de la Semana del Audiovisual Contemporáneo de Oviedo (SACO), «Un cabaret de cine». Se trata de un espectáculo que mezcla el cabaret francés y alemán, el teatro, la música, el monólogo… asimismo, el sábado a la misma hora y en el mismo escenario, tendrá lugar un cine-concierto de «Blancanieves», película de 2012 con la que se hizo con el premio Goya a la mejor banda sonora original.

-En el marco de SACO trae hoy al Campoamor un espectáculo que celebra los cabarets alemán y francés. ¿Qué nos podemos esperar?

-Es un espectáculo mezcla de muchas cosas. Es un cabaret en el sentido más francés, no con la idea de revista o de señoritas, plumas y piernas. Es algo más literario, donde mezclo muchas canciones mías sarcásticas, divertidas, románticas a veces, cuento historias, canto en inglés, francés y castellano, meto un poco de política por aquí, un poco de humor por allá, tengo un cuarteto de cuerda ampliado a quinteto con un contrabajista… también estoy yo al piano, a la guitarra y el ukelele. Es un show lúdico, basado en la música y la palabra, en el que cuento un poco mi vida musical y sentimental.

-Además, el sábado hay un cine-concierto de «Blancanieves» con Oviedo Filarmonía. ¿Cómo cambia una banda sonora cuando se le saca de un formato «enlatado» al directo?

-Es una experiencia muy bonita. Porque tienes una película relativamente reciente, con actores que conoces, una banda sonora con orquesta en directo, cuarteto flamenco, una sierra musical, yo tocando el ukelele y el acordeón… todo eso sucediendo a la vez es algo muy bonito y una explosión de sensaciones para el público. Lo hemos hecho mucho por Europa y la verdad es que es algo que gusta muchísimo.

-Se oye a muchos artistas hablar de que los premios tienen un valor más de autoafirmación del trabajo bien hecho que un valor práctico. ¿Qué supuso para usted el Goya por «Blancanieves»?

-Hay mucho de eso que comentas. Cuando gané el Goya por «Blancanieves» no trabajé en tres años en bandas sonoras. Te va muy bien, en el sentido bueno, para el ego ya que se reconoce tu trabajo. No es solo que te reconozca tu mamá, sino la gente de fuera, te sitúan… hasta que no te ven por la tele no se creen que eres bueno, o al menos la mayoría. Y eso que yo desde los 18 años soy profesional. En España a nivel de trabajo no tiene un gran valor. Yo sé, por ejemplo, que a los compositores que están en Hollywood los premios si les vienen bien en ese sentido. Tengo un amigo compositor que trabaja mucho allí y cuando le han nominado inmediatamente le han llamado para otras cosas. Aquí se piensan que, como has ganado un Goya, serás muy caro.

-¿Cómo le afectó la pandemia?

-La verdad es que me ha ido peor la postpandemia. En 2020 trabajé bastante, porque estaba haciendo una banda sonora para Isabel Coixet, que me pilló en casa. Luego, cuando se arregló un poco la cosa, pudimos grabarla. Saqué un disco propio de canción francesa también, grabado justo antes del confinamiento. El año pasado fue peor. Por alguna razón fue más duro para mí.

-Es profesional desde los 19, pero ¿cómo comenzó en la música?¿Sintió la misma inclinación por la interpretación desde esa época?

-Mi padre y mi madre, en menor medida, eran unos locos de la música. De manera no profesional, pero a mi padre le encantaba cantar y tocar la guitarra. Era algo que aprendimos en casa. Yo tenía 10 años, mi hermana mayor 11 y mi otra hermana 6 y ya cantábamos con mi padre e íbamos a fiestas. Desde que acabé el bachillerato, incluso antes, ya sabía que me quería dedicar a la música. Todos me decían que tenía mucha facilidad y yo realmente notaba que era así, incluso a nivel mental y teórico. Me daba cuenta de que entendía todas tonalidades y que cuando me aprendía una canción la podía interpretar en todos los tonos… saqué un disco a dúo con mi hermana en CBS a los 18 e hicimos giras. Luego me fui a Estados Unidos y nunca tuve la duda de querer otra cosa.

-¿Es el compositor de cine, como alguna vez le he leído, una suerte de «músico del Rey»?

-Si. El Rey es el director o, a veces, el productor. El compositor de cine tiene que entender que está al servicio de un director y una película. No te diré que eres como el bufón del Rey, pero tienes que complacer al cineasta, los productores y también a ti mismo. No voy a hacer algo que no me guste, aunque les agrade a los demás. Es como hacer un traje a medida para cada película, que tiene su idiosincrasia, sus personajes, su tono… cuando empiezas a hacer trajes adocenados en plan grandes almacenes, para mí pierde interés. Por eso comparto mi carrera entre las bandas sonoras, mis canciones y mis espectáculos. A pesar de que al final siempre me acabo apuntando a un bombardeo, trato de elegir mis proyectos entre cosas en las que yo puedo aportar algo.

-¿Qué proyectos tiene entre manos?

-Ahora mismo estoy haciendo conciertos de mi último disco «Hors de Saison (Fuera de Temporada)», un trabajo de canciones propias en francés, además de algún clásico. Salió justo en mitad de la pandemia y voy llevándolo donde podemos. También estoy haciendo una banda sonora para Pablo Berger, el director de «Blancanieves», que está preparando una película de animación. Luego tengo un proyecto de teatro musical que estoy moviendo y estrenaré el año que viene.