Rubén Pérez, alumno gitano en un ciclo de educación infantil: «Hay vida más allá del mercadillo»
ASTURIAS
Asturiano de 37 años, rompe varios estereotipos mientras se forma en el CIFP Porta da Auga de Ribadeo para cumplir su sueño de ser maestro
28 mar 2022 . Actualizado a las 17:31 h.La sociedad se refleja con bastante precisión en las clases de un centro de Formación Profesional. Aunque poco a poco las tornas van cambiando, aún son minoría los hombres en las clases de Administración, de la misma manera que lo son las mujeres en los ciclos de Electricidad o de Mecánica.
Le ocurre a Rubén Pérez Gabarres, uno de los tres alumnos del ciclo de grado superior en Educación Infantil del CIFP Porta da Auga de Ribadeo, una formación donde las mujeres son muy mayoritarias. Pero el suyo es un caso de ruptura de estereotipos por partida triple: porque a sus 37 años es el alumno más veterano de su clase; y porque es de etnia gitana, un colectivo con altos porcentajes de abandono escolar.
«Dejé los estudios a los 16 años, como todo joven no miraba más allá, no tenía nada claro el futuro», recuerda. Sin finalizar segundo de la ESO, se puso a trabajar en lo que pudo y nada más casarse se metió en la venta ambulante, donde pasó varios años. Pero tiene una discapacidad reconocida del 51 % y, con el tiempo, se dio cuenta de que tenía que replantearse el futuro: «No puedo meterme en una obra ni hacer esfuerzos físicos, y a los 33 años nació en mi corazón la necesidad de meterme en una escuela de adultos y terminar la ESO», explica, sin dejar de mencionar su fe en Dios, y también el apoyo que recibió por parte de Pablo, un asistente social que le ayudó en ese momento en el que tuvo que replantearse su vida.
«Él me animó mucho al ver cómo logré aprobar en solo cuatro meses. Y yo, a medida que iba estudiando, me daba cuenta de que me gustaba cada vez más», recuerda. Por aquel entonces, lo que Rubén ya tenía claro era que quería ser profesor. Así que el siguiente paso fue acceder a la prueba libre de acceso a la Universidad para mayores de 25 años. Pero entonces se le planteó un problema: en la zona donde vive, en Tapia de Casariego, en el occidente asturiano, no había profesores para todas las especialidades. Así que no pudo examinarse. Fue entonces cuando se planteó la posibilidad de matricularse en un grado superior de Educación Infantil. El más cercano en su comunidad estaba en Avilés, a unos 90 kilómetros de su casa. Más cerca, a apenas 15, estaba Ribadeo donde ahora está a punto de terminar el segundo trimestre del curso y donde se siente totalmente integrado entre sus 23 compañeros, 21 mujeres y tres hombres, con él.
«Aínda que existe un cambio de tendencia, na formación profesional percíbese claramente o sesgo de xénero que se establece dependendo da oferta formativa», explica el equipo directivo del Porta da Auga. Desde el centro ribadense consideran muy positivo el hecho de normalizar la presencia del sexo masculino en enseñanzas que todavía hoy se consideran propias de mujeres, al estar vinculadas a los cuidados y a la infancia. «Se a isto engadimos a condición de que Rubén pertenece á etnia xitana, axuda máis a rachar cos estereotipos. Son necesarios este tipo de exemplos para ir abrindo a porta ao cambio e a que cada vez máis rapaces se animen a tomar esta decisión», reflexionan.
Quiere servir de ejemplo
También Rubén quiere servir de ejemplo entre su colectivo al que ve que «está empezando a despertar». «Hay vida más allá del mercadillo, y la gente joven ya empieza a formarse, ya no por una integración, sino por una inclusión social», subraya.
No es el único miembro de su familia que ha seguido los estudios, un sobrino está estudiando Administración y su hermano trabaja ya en el ayuntamiento de Tapia. Tampoco es el único miembro de la comunidad gitana que acude a clase en el centro de Ribadeo, donde estudian tanto en FP básica como en los ciclos medios y superiores.
Aunque es el mayor de su clase, Rubén cree que la edad solo es un número, «me siento joven, el primer mes estaba un poco más retraído porque soy muy tímido, pero ahora estoy totalmente integrado». Además, cree que a su edad ya tiene la cabeza asentada y tiene más claro lo que quiere hacer con su vida. En el centro reconocen que es relativamente habitual ver a alumnos mayores en Formación Profesional, que se matriculan años después de abandonar sus estudios o porque simplemente desean mejorar su currículo. «Existen ofertas educativas específicas para persoas adultas, en réxime modular ou a distancia, que permiten que as persoas que están actualmente no mercado laboral poidan compatibilizar os seus traballos coa súa formación», explican.
El próximo año, tras completar un trimestre teórico y otro con prácticas, Rubén Pérez terminará su formación superior en este centro. Y en su cabeza sigue rondando la idea de dar el salto a la Universidad para hacer Magisterio y dedicarse a la enseñanza de los más pequeños.