En huelga de hambre por sus animales: «No tengo a dónde llevar mis yeguas»

Elena Gutiérrez REDACCIÓN

ASTURIAS

Rubén Llata, ante la Generalitat valenciana
Rubén Llata, ante la Generalitat valenciana

Rubén Llata, pastor trashumante afincado en Luarca, protesta ante la Generalitat Valenciana porque sus 300 caballos no pueden pastorear en otros municipios por culpa de la burocracia

30 abr 2022 . Actualizado a las 20:29 h.

Rubén Llata, joven ganadero afincado en Luarca, permanece desde el martes frente a la torre principal de la Generalitat Valenciana en busca de soluciones útiles para sus animales. Optó por dejar de comer como forma de protesta ante su «insostenible» situación. «Me echan y no tengo a dónde llevar mis yeguas», lamenta.

El motivo de esta radical protesta es que sus caballos salvajes han quedado sin sus pastos después de que la Conselleria de Agricultura suprimiese el permiso que tenía en el monte de Tous. «La huelga de hambre es la única arma que tengo y la voy a llevar hasta el final», cuenta Llata, que se mantendrá en las puertas de la conselleria hasta conseguir un lugar donde llevar a sus animales.

Rubén Llata, el único ganadero trashumante del monte mediterráneo, declara que lo que le ha llevado a tomar esa decisión es la «situación extrema» en la que se encuentra: «Los políticos dijeron que iban a apoyarme y a tramitar todo lo más rápido posible y, cuando llega la hora, sigo sin los permisos que necesito para no tener que renunciar a ser ganadero».

Llata lleva seis años trasladando a sus yeguas a Tous. Son más de cien animales los que actualmente pastan en esos terrenos del Levante, para los que al pastor le es imposible encontrar acomodo en tan poco tiempo.  «Salimos de Asturias por la problemática del lobo, porque ser ganadero en extensivo allí es insostenible. Los continuos ataques del lobo hacían inviable la recría», explica.

Un problema que le hizo buscar una solución que encontró en los montes que rodean el valenciano pantano de Tous y que ardieron pasto de las llamas en 2012. «Empecé con la trashumancia hace seis años, llevando allí las yeguas preñadas y las crías, que son las que más peligran y para mí fue un auténtico comodín», reconoce.

La acogida en esta nueva tierra fue buena y Rubén ya conoce perfectamente un terreno que antes de su llegada llevaba una década sin uso y que sus animales incluso mejoraron. «Comen toneladas de materia seca cada día, desbrozan más que quince brigadas antiincendios, crean cortafuegos naturales y ayudan a la biodiversidad colaborando en la regeneración del alimento», explica.

Actualmente, Rubén Llata cuenta con 300 equinos repartidos entre los municipios de Tous y Gandia, pero no puede acceder a pastos en otros términos municipales ya que no puede optar al código de explotación y con ello acceder a las subastas de los municipios. «Soy un reflejo de la problemática que tenemos todos los ganadores jóvenes, que nos vemos con dificultad acceder a pastos y cualquier mínimo problema es muy grande para nosotros. Para la administración pasan desapercibidas», explica.

El pastor tuvo una reunión en noviembre en la Conselleria de Agricultura, en la que dice que se comprometieron a agilizar los trámites para que sus caballos pudieran pastorear. Sin embargo, seis meses después sigue esperando. «Por culpa de la repoblación, tuve que montar el pollo viniendo a caballo a la Generalitat», recuerda.

Asimismo, se encuentra con otras dificultades burocráticas como que el proyecto valenciano de ordenación de montes sólo permite la presencia de un caballo por cada 25 hectáreas, o que la ley de fuegos no permite pastorear en una zona afectada hasta cinco años después, lo que supone una barrera para poder ir con sus caballos a otro terreno.