La aparición de la hormiga faraón y la hormiga fantasma en Gijón pone en alerta a los expertos

Marcos Gutiérrez GIJÓN

ASTURIAS

Ejemplar de Tapinoma Melanocephalum, también conocida como hormiga fantasma
Ejemplar de Tapinoma Melanocephalum, también conocida como hormiga fantasma Alberto Sánchez

Un grupo de especialistas detecta especies invasoras en viviendas de La Arena y La Calzada. Estos insectos pueden causar importantes costes económicos, medioambientales y sanitarios

12 jun 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Un reciente estudio de la Asociación Ibérica de Mirmecología (rama de la entomología que se ocupa del estudio de las hormigas), ha detectado varías especies invasoras en Gijon. Estos hallazgos ya están publicadas oficialmente en la revista de la sociedad. Eva María Vega Martínez reside en Gijón, es la vicepresidenta de la entidad y autora de los informes que han constatado esta presencia en la región. El aumento de las poblaciones de este tipo de insectos puede causar problemas medioambientales (desplazamiento de especies autóctonas, por ejemplo), sanitarios y económicos.

Eva María Vega apunta que «es difícil calcular un coste exacto», en el sentido de que las hormigas invasoras, como cualquier especie que ocupa el lugar de las autóctonas, «pueden causar impacto ambiental, incluyendo la pérdida de biodiversidad, cambios en el funcionamiento del ecosistema, impactos en la salud y el bienestar humanos… y al final todo eso se traduce en un coste económico».

Explica que el año pasado se publicó un estudio (Economic costs of invasive alien species in Spain, de Elena Angulo y otros autores) en el que se estimaba el coste de las especies invasoras en España (no solo hormigas) en 26.000 millones de euros aproximadamente, «pero la verdad es que los datos a los que pudieron tener acceso fueron limitados, por lo que el coste podría ser aún mayor». «Quizás el sector en el que son más lesivas es el medioambiental. Las hormigas invasoras alteran los ecosistemas desplazando a las autóctonas. Se produce una pérdida de biodiversidad», asevera.

Ejemplar de Monomorium Pharaonis, conocida también como hormiga faraón
Ejemplar de Monomorium Pharaonis, conocida también como hormiga faraón Alberto Sánchez

Además de los riesgos antes mencionados, las hormigas invasoras también pueden «afectar al bienestar humano y a la salud pública». En este sentido, la autora del estudio resalta que pueden transportar patógenos, «por lo que su presencia en ámbito doméstico, hospitales, industria alimentaria,… puede revestir un riesgo para la salud, además de la molestia que puede suponer». También hay especies exóticas «que producen una picadura dolorosa» y que pueden generar reacciones alérgicas, «aunque afortunadamente no están extendidas en España».

De acuerdo con los datos disponibles, en España hay datadas cinco especies diferentes de hormigas invasoras: Lasius neglectus, Linepithema humile, Monomorium destructor, Paratrechina longicornis y Tapinoma melanocephalum. Desde la Asociación Ibérica de Mirmecología han solicitado «la inclusión de algunas especies más, como la Solenopsis invicta, la hormiga roja de fuego, y la Monomorium pharaonis, la hormiga faraón».

Situación en Asturias

La presidenta de la asociación destaca que «en Asturias está presente la hormiga argentina, Linepithema humile, citada en 1969. Recientemente hemos detectado dos nuevas especies exóticas en Gijón».

En concreto se han encontrado Monomorium pharaonis, la hormiga faraón, y Tapinoma melanocephalum, la hormiga fantasma. La Monomorium pharaonis «aún no está en el Catálogo Español de Especies Invasoras pero es muy posible que se incluya pronto». Son especies que fuera de su lugar de origen sólo se encuentran en el interior de edificaciones, donde las condiciones son propicias para su supervivencia. Este hecho, unido a que son hormigas de muy pequeño tamaño (alrededor de 3 milímetros), «hace que sean muy difíciles de detectar y que sólo suceda cuando ya son muy numerosas y empiezan a ocasionar molestias».

Eva María Vega Martínez explica que a la hormiga faraón la buscaron ex profeso, «después de leer un artículo de Carlos Pradera, El Desinsectador, en el que hablaba sobre la posible presencia en Gijón. Preguntamos a todos nuestros conocidos si habían visto hormigas en su casa y finalmente dimos con ella en una vivienda del barrio de La Arena».

La hormiga fantasma la encontró «en el trabajo». «Me dedico al control de plagas y tuvimos una llamada de unos vecinos de un bloque de La Calzada que tenían hormigas en casa en gran número. Al llegar pude ver unas hormigas diminutas de color claro que no había visto nunca antes. Resultó ser Tapinoma Melanocephalum, una especie que sólo tiene tres citas en la Península Ibérica».

Esta experta comenta que la introducción de estas especies «suele ser accidental» por medio de importaciones, por lo que es «muy importante que exista un control al recepcionar los cargamentos y se revisen en busca de especies alóctonas». En el caso de especies como las detectadas en Gijón, que sólo se encuentran en el interior de edificaciones, «es importante la colaboración entre las empresas de control de plagas y la comunidad científica para que se puedan identificar y registrar las especies de forma temprana». Y, por supuesto, «la inversión en investigación es vital para conocer el impacto de estas especies y desarrollar mejores estrategias de gestión».