El caso de las hachas de bronce de Langreo ha terminado en los juzgados
29 jun 2022 . Actualizado a las 05:00 h.Es difícil encontrar un rincón en Asturias en el que no hay miles de años de historia escondida y quizá por eso en el Principado se ha enquistado una «guerra arqueológica» entre responsables de la salvaguarda del patrimonio, investigadores profesionales, aficionados al uso de detectores de metales, y hasta youtubers que ha estallado en denuncias y juicios.
En los últimos tres años, en lo que va de legislatura, el Principado ha abierto nueve expedientes sancionadores por uso de dispositivos de detección de metales que hubieran podido afectar a la integridad y protección de patrimonio cultural protegidos. Todos ellos, los nueve expedientes, se encuentran en fase de instrucción por lo que no se ha aplicado ninguna sanción. Son cifras ofrecidas por la Consejería de Cultura en respuesta a una pregunta parlamentaria planteada por la portavoz de Izquierda Unida en el parlamento asturiano, Ángela Vallina.
En ella, Cultura detalla que de forma reciente ha aumentado la preocupación por los daños al patrimonio que pudieran provocar aficionados que buscando tesoros terminen por alterar un yacimiento debido a su desconocimiento, y tan es así que desde el pasado 10 de mayo se constituyó un grupo de trabajo específico para prevenir estos episodios en el que participa la directora del Museo Arqueológico de Asturias, el director general de Cultura y Patrimonio, dos arqueólogos, el jefe de servicio de Patrimonio Cultural, la jefa de gestión arqueológica, la historiadora del servicio de Patrimonio Cultural y también representantes de la Policía Nacional y de la Guardia Civil. Según indicó la consejería, este grupo valorará posibles actuaciones desde el «ámbito normativo» a laborales de concienciación y, en último caso «el refuerzo de las medidas de control y supervisión sobre el terreno».
Las hachas de bronce
Uno de los casos más sonados y que despertó enorme polémica y, de hecho, fue el empujón a la formación del grupo de trabajo de la Consejería fue el hallazgo de 17 hachas de la edad del Bronce en Langreo que terminó con la investigación sobre le joven que hizo el hallazgo acusado de haber alterado el terreno donde fueron encontradas estas piezas, muy valiosas, así como manipularlas al llevarlas a su domicilio y lavarlas con agua.
El juez lo ha citado como investigado y en su defensa ha argumentado que encontró las piezas de bronce en una finca privada, con permiso de los propietarios a pocos centímetros del suelo y creyendo que eran objetos sin valor. «De no haberlo sacado yo, habría permanecido para siempre oculto, estropeándose con el orín de las vacas», declaró diciendo sentirse perseguido.
El contraataque youtuber
Pero la comunidad de aficionados a los detectores de metales es amplia y activa y cuenta con muchos seguidores en las redes sociales. El asturiano Virgilio García, con casi cuatro millones de suscriptores a su canal de Youtube ha denunciado ante los juzgados de Oviedo a excavaciones oficiales por el presunto expolio de piezas arqueológicas, en concreto la desaparición de material encontrado en el yacimiento conocido como Traslaiglesia o Tresleilesia en la localidad de Bañugues, en el concejo de Gozón.
A pocos se les escapa que parte de la motivación de la demanda es a inquina cruzada y creciente entre profesionales de la arqueología y aficionados detectoristas en Asturias. De hecho en declaraciones realizadas a este diario, García cargó expresamente contra contra la Asociación de Profesionales de la Arqueología de Asturias (APPIA) a cuyos miembros acusó de quedarse con hallazgos para colecciones particulares y refiriéndose de hecho al caso de las hacha de Langreo por «intentar criminalizar a un chaval que actuó con toda la buena fe del mundo, haciendo lo que se suponía que es lo correcto».
Los cascos y la espada de bronce
Fuera de esta polémica y ejemplos de buen hacer fueron los hallazgos de dos cascos de la edad de bronce, únicos y extraordinariamente bien conservados que hoy se exhiben en el Museo Arqueológico de Oviedo. Un particular cuyo nombre no se ha desvelado fue quien hizo el descubrimiento en una cueva del pico Las Torres del concejo de Ribadesella, y lo comunicó, el día de Navidad de 2020, a la consejería de Cultura.
Estas piezas se muestran junto a la espada de Sobrefoz, también de bronce, con unos 3.000 años de antigüedad, aunque la historia de su encuentro es mucho más larga y compleja. Fue hallada en el año 1878 en una cuerria o cercado para almacenar castañas en el concejo de Ponga. De ahí pasó a formar parte de la colección de Sebastián Soto Cortés y su rastro se pierde hasta 1998, cuando un aparejador vecino de Cangas de Onís, Maximino Blanco del Dago, la descubrió cuando estaba realizando reformas en una vivienda próxima al palacio de Labra, casa familiar de Soto Cortés, a su fallecimiento mostró su deseo expreso de que la espada fuera donada al museo asturiano.