La vida laboral tras el doble grado con mayor nota de corte de España: «Podría ganar más fuera pero prefiero Asturias»

X. Menéndez REDACCIÓN

ASTURIAS

Irene Arellano, científica de datos
Irene Arellano, científica de datos

Irene Arellano se graduó en la segunda promoción del doble grado de Matemáticas y Física en la Universidad de Oviedo y desde entonces le han sobrado las ofertas de empleo

22 oct 2022 . Actualizado a las 16:29 h.

La nota de corte del doble grado de Matemáticas y Física, este año, en la Universidad de Oviedo, supera los 13,4 puntos en la Ebau, la más alta por delante de Medicina. Es la carrera con la nota de corte más exigente de toda España, en la Complutense de Madrid, un 13,875. El tópico, hace muchos años, era que las matemáticas tenían poca salida más allá de la docencia y la investigación. Sin embargo, cada vez más, el mercado laboral demanda matemáticos e incluso van a buscar a los estudiantes a las universidades, hecho que se incrementa en el doble grado con Física. Irene Arellano, de 27 años y de Piedras Blancas, es una de las jóvenes que se graduó en este doble grado al que, según su experiencia, ofertas laborales no le faltan.

Arellano cursó en la segunda promoción del grado en la Universidad de Oviedo, cuando aún no tenía nota de corte. Pronto recogió los frutos de los años de duro trabajo para sacar los estudios. Nada más terminar, consiguió unas prácticas fuera de España y después de acabar el máster, tras unos meses como investigadora, le llamaron desde la multinacional Merkle, con sede en Gijón, donde después del periodo de prácticas le ofrecieron un contrato indefinido. 

Los graduados en Matemáticas y Física son muy buscados en el mercado. «Hay un montón de trabajo. Abres Linkedin y tienes muchísimas ofertas donde elegir. Es un sector en el que hay mucha rotación. Especialmente desde Madrid llegan muchas ofertas, buscan profesionales constantemente». Sin embargo, Arellano tiene planeado permanecer en Asturias. «Estoy muy a gusto en la empresa en la que estoy. Es cierto que tal vez podría tener mejor sueldo si me mudase, pero ahora mismo priorizo la salud mental a mi vida profesional, de la que no me puedo quejar», explica Arellano sobre su decisión de permanecer en Asturias a pesar de mejores ofertas.

Después de la carrera, las posibilidades son infinitas. Lejos quedaron aquellos años en los que el tópico rezaba que la investigación y la docencia era la única salida para los graduados en matemáticas. Inteligencia artificial, desarrollo de aplicaciones, I+D y laboratorio, navegación área, marítima, investigación espacial…Arellano se decantó por el análisis de datos, la rama que más le llamaba la atención. 

Un científico de datos, en función de la experiencia y la responsabilidad, puede cobrar entre los 20 mil y los 40 mil euros los primeros años. «Depende de la empresa y la comunidad. En Madrid, por ejemplo, cobras mas. Esto depende mucho de las condiciones que te ofrece la empresa, pero por lo general cada poco tiempo y en función de que cumplas objetivos, hay subidas salariales. Podría cobrar más dinero en otros empleos, pero prefiero priorizar lo que realmente me gusta y el estar a gusto, como estoy, en mi puesto de trabajo».

Después de graduarse en 2019, Arellano consiguió seis meses de prácticas en Belfast como analista de datos, donde descubrió qué campo le interesaba más de todas las posibilidades que ofrece Matemáticas y Física. «Me gustó mucho la experiencia. Estaba muy contenta de lo que estaba haciendo y en lo que consistía el trabajo». Tras el periodo de prácticas, regresó a Asturias para realizar un máster en la Universidad de Oviedo en Análisis de datos para la inteligencia de negocios. Al finalizar el máster, comenzó a trabajar en A Coruña como investigadora, lo cual no le llenó, y después le salió una entrevista de trabajo en la que ahora es su empresa. 

Arellano pretende seguir con su carrera profesional en Asturias. Está contenta con su trabajo y no piensa cambiar, aunque llamen a la puerta mejores ofertas desde otras comunidades. Los científicos de datos tienen, como particularidad, que pueden realizar el trabajo desde su casa. «Muchas ofertas ofrecen teletrabajo, pero yo prefiero ir a la oficina y estar con los compañeros, socializar y tener la opción de teletrabajar cuando se requiera. El teletrabajo me parece muy impersonal».

 El hándicap o la suerte de las primeras promociones

Arellano siempre fue una buena estudiante pero, tras conocer la nota de corte actual de acceso al doble grado, duda de si hubiera entrado. Su promoción fue la segunda en cursarlo y entonces no pedían nota de corte. «Fue un poco raro porque no tenías a nadie por encima que te pudiese aconsejar sobre la carrera. Tan solo había un chico que lo había hecho, no teníamos muchas más referencias. Incluso también los profesores estaban sorprendidos, era nuevo para todos. La experiencia fue buena pero la carrera es dura», señala Arellano, que siempre tuvo facilidad para las matemáticas y durante el instituto y el Bachillerato había sacado buenas notas.

Arellano recomienda que, a la hora de escoger estudios, no hay que fijarse exclusivamente en la salida laboral. «El mundo laboral es muy cambiante y los que hoy son buscados, mañana quién sabe. Hace 10 años los más buscados eran los arquitectos, por ejemplo. Si te gusta y tiene buena salida, estupendo; pero estudiar algo porque tenga mucha salida no lo recomendaría», aconseja Arellano a los que tienen que decidir sobre qué estudiar. 

Si algo tiene claro Arellano sobre este doble grado es que «no es una carrera vocacional. Un niño puede decirte que quiere ser médico o maestro. Se elige orientada al futuro, a las salidas que tiene». Sin embargo, en su caso la salida laboral no fue determinante. «Siempre me habían gustado las matemáticas y me metí en el doble grado por probar y ver en qué consistía» y acertó porque Arellano ha encontrado un trabajo que le gusta y muy demandado por las empresas.