Cuando hay más cobertura de nieve aumenta la recurrencia de borrascas profundas y temporales de lluvia y nieve
11 oct 2022 . Actualizado a las 19:51 h.La sequía que afecta a Asturias -aunque menos acusada que el resto de España- nos obliga a vigilar las configuraciones atmosféricas que se producen actualmente por todo el mundo y que pueden informar sobre lo qué se puede esperar en los próximos meses. Si llegan las borrascas, la situación de escasez de agua podrá evolucionar positivamente, pero de lo contrario se agravaría más todavía. No olvidemos que estamos en la época más lluviosa de la climatología de la comunidad, pero que se necesitan unos meses con precipitaciones por encima de la media.
En estos momentos, la anomalía más destacada en el planeta sigue siendo La Niña en el Pacífico. Lleva tres años activa y se mantiene fuerte, contra todo pronóstico. Es la primera vez que dura tanto tiempo en este siglo. Precisamente, el fenómeno oceánico podría estar detrás de la configuración del anticiclón de las Azores, en modo de bloqueo.
Sin embargo, cada octubre la comunidad científica fija su atención en Siberia. Allí se forma en los meses de invierno un potente anticiclón térmico, de naturaleza diferente al de las Azores. Básicamente cuando el aire se enfría tanto, gana peso y se acaba generando en superficie un área de altas presiones. La intensidad y extensión de ese sistema de anticiclón depende en buena medida de la cantidad de nieve.
En este sentido, existe una conexión entre las dimensiones de la capa de nieve durante este mes y la dinámica de la estratosfera. «Una cantidad de nieve excesiva sobre Eurasia en octubre genera que el anticiclón térmico en esa zona inyecte energía en la estratosfera y facilita que se pueda romper el vórtice estratosférico polar al principio del invierno, provocando calentamientos súbitos en la estratosfera y llevando aire frío a la troposfera que puede alimentar borrascas y facilitar una circulación meridional en el hemisferio norte», explica Juan Taboada, de MeteoGalicia.
En estos momentos, ya hay más cubierta de nieve de la que le correspondería desde un punto de vista climatológico y las previsiones indican que esta tendencia se pueda mantener a lo largo del mes.
La ciencia sugiere que el aumento de la cobertura de nieve en Siberia puede ser una consecuencia de un Ártico cada vez más cálido. El pasado septiembre, la anomalía positiva de temperatura en Groenlandia fue de ocho grados y se registraron dos eventos de derretimiento masivo. «Al no estar cubierto de hielo o tener algún grado más de temperatura, el Ártico se convierte en una fuente de humedad que si se dan las condiciones atmosféricas adecuada puede alimentar esa cantidad excesiva de nieve», apunta Taboada.
Si finalmente la nieve en Siberia calienta la estratosfera, debilita el vórtice polar y promueve una circulación ondulante de la corriente en chorro, podría acabar afectando a Asturias. «Las zonas de aire frío que podrían llegar a la troposfera como consecuencia de las rupturas del vórtice y los calentamientos súbitos de la estratosfera no tendrían que afectar necesariamente a la comunidad. Si lo hacen hay dos modos posibles. O bien podría afectarnos la circulación meridional y traer masas de aire frío, pero también puede ocurrir que esto alimente trenes de borrascas que dejen temporales de viento y lluvia», concluye el meteorólogo.