El precio del carbón para calefacción se triplica en Asturias en un año: «Llegó la guerra de Ucrania y nos mató»

Marcos Gutiérrez ASTURIAS

ASTURIAS

Un cargamento de carbón.
Un cargamento de carbón.

Los profesionales estiman que la tonelada de mineral está «por encima de los 700 euros», si se suman los impuestos, cuando hace un año su coste estaba «en 250»

30 oct 2022 . Actualizado a las 19:05 h.

La guerra en Ucrania, el alza de los precios del crudo y la incertidumbre respecto al suministro de gas ha encendido las alarmas en el viejo continente. La necesidad de buscar alternativas a cortísimo plazo para completar el mix energético está propiciando que se vuelva a hablar de fuentes que parecían ya obsoletas, como la energía nuclear o el carbón. Este tan denostado combustible fósil es como ese veterano, correoso y poco estético defensa central de un equipo al que todos los veranos el entrenador de turno pone en la lista de transferibles pero que, al final y sin saber muy bien cómo, temporada tras temporada acaba haciéndose con la titularidad y jugando la mayoría de los partidos, frente a más finos y estilistas zagueros.

La creciente demanda de este combustible fósil ha propiciado que su coste se haya disparado, especialmente para el segmento de venta a particulares. Profesionales del sector consultados por este diario calculan que, «en el mejor de los casos», el coste por el que los particulares se hacen hoy con este combustible para calentar sus hogares es «el doble que hace un año». Otros empresarios de este segmento de actividad en el Principado estiman que el precio del carbón para calefacción prácticamente se ha triplicado en apenas un año.

Carlos Lamuño es el dueño de Carbones Lamuño. Constata que la tonelada de mineral para calefacción en Asturias está ahora mismo «por encima de los 700 euros» si se suman los impuestos, cuando se situaba «en 250 hace un año».

«Aquí desde que acabó lo más duro de la pandemia subió un poco, pero después, cuando se había estabilizado el mercado, llegó la guerra de Ucrania y nos mató. Ahí fue la debacle y, desde entonces, no se sabe hasta dónde puede llegar a subir», añade. En esta línea, este profesional insiste en que «no se sabe el tope» y puntualiza que «la previsión es que estabilice en estos márgenes, pero en caso de que hubiera algún movimiento será al alza».

Carlos Lamuño considera, más si cabe teniendo en cuenta el atípico invierno que estamos pasando, que las necesidades de suministro están garantizadas a corto y medio plazo. «En principio lo que nos dicen a nosotros es que está cubierta la demanda para el invierno», asevera. Indica que el número de viviendas que emplean el carbón para alimentar la calefacción «cada vez es menor, de hecho en poblaciones grandes hay muy poco y va a menos».

El perfil de usuario es eminentemente el de «gente mayor, con un poder adquisitivo medio-bajo». Desde su experiencia resalta que, especialmente «en la zona central de Asturias, el que pudo cambió a gas, gasoil o pellets». Y es que, a su juicio, «cuando la cosa está medianamente normal, la gente busca la comodidad». Eso sí, las crisis, la inflación y la vida en general no entienden de confort. Es por eso que mucha gente «no tiene dinero para cambiar una cocina. Hacer un cambio energético cuesta».

Para ver hasta qué punto el vilipendiado carbón, ese particular «Tuto» Sañudo de los combustibles, vuelve a ser estratégico sirva de muestra que sus precios en EEUU están en fase alcista desde hace tiempo como consecuencia de la crisis energética. La necesidad de diversificar las fuentes de suministro ha hecho que, según los últimos datos de la Administración de Información de Energía, los precios al contado del carbón subieran a 204,95 dólares la tonelada a finales de septiembre. Es el precio más alto desde hace 17 años.

Asimismo, la Agencia Internacional de la Energía calcula que cuando termine este año la quema de carbón en los 27 se incrementará un 7%, hasta las 476 megatoneladas. También prevé que la generación de electricidad por este medio crecerá un 8%. En el primer semestre esta subida ya fue del 10%. Otro ejemplo es el de la térmica de As Pontes, que vuelve a quemar carbón ya que, aunque el precio de la tonelada se ha disparado, a día de hoy es más rentable generar electricidad con este mineral que con gas. Hace apenas dos semanas descargaba en Ferrol un buque con 165.000 toneladas de este combustible fósil para alimentar la central.