Testigos sitúan a Sandra Bermejo el día de su desaparición en Cabo Peñas

E. G . Bandera GIJON

ASTURIAS

Zona del Cabo Peñas. Sandra Bermejo, en el recuadro.
Zona del Cabo Peñas. Sandra Bermejo, en el recuadro.

El testimonio fue recabado en el llamamiento ciudadano de SOS Desaparecidos, donde consideran que, tras 21 días sin dar con su paradero, cobra fuerza la hipótesis de la desaparición involuntaria

29 nov 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Hace ya tres semanas que Sandra Bermejo, la psicóloga madrileña de 32 años que reside desde hace dos en Gijón, desaparecía en el Cabo Peñas. La asociación SOS Desaparecidos hacia un llamamiento de colaboración ciudadana a principios de la semana pasada a quienes hubieran estado el día que se pierde el paradero de la joven, el pasado 8 de noviembre, en la zona entre las 13 y las 18.30 horas, y hubieran tomado fotografías o vídeos en los que se reconocieran personas o vehículos. El presidente de SOS Desaparecidos, Joaquín Amills, explica que la semana pasada se recibió un aviso de personas que habían visto a Sandra Bermejo en el Cabo Peñas ese día «en un punto concreto y a una hora concreta, que iba sola, paseando y que se podía ir por ese camino».

El testimonio tiene credibilidad, según señala Amills, porque la descripción hecha de la vestimenta de la joven coincidía con lo que llevaba puesto ese día, que no se ha hecho pública. Este testimonio fue trasladado de inmediato a la Policía Nacional y también se lo comunicaron a la familia.

«Los días van pasando y van sumando», dice Amills para referirse a la situación de tremenda incertidumbre por la que están pasando los familiares de la joven, que el día de su desaparición, que era martes, se había dirigido con su coche al Cabo Peñas al anularse dos citas que tenía esa tarde con pacientes. A las 8 de la noche tenía clase de teatro y no acudió.

«El gran error desde el inicio» de la búsqueda

El miércoles 9 de noviembre tenía una videollamada familiar y tampoco. Tras la denuncia por desaparición puesta por su familia ese miércoles, su coche se encontró el viernes siguiente en un aparcamiento de la zona . Su móvil, que situaba su última geolocalización en la zona en torno a las cinco de la tarde, no estaba, pero el resto de efectos personales como su bolso y su cartera sí. Amills, que enumera las hipótesis que se han venido barajando para dar con el paradero de la joven, considera que fue un error que la Policía le dijera a la familia que se llevara el coche de Sandra antes de que se iniciara la búsqueda por tierra con los perros de la unidad canina del Principado de Asturias.

Una búsqueda en la que los perros no marcaron ningún rastro. «Los perros necesitan un punto del que partir y ese punto de inicio hubiera sido el coche, pero la Policía le dijo a la familia que se lo llevara», indica Amills, que explica que en la asociación no comparten esa decisión que «para nosotros demuestra que desde el primer momento se hizo una búsqueda buscando a una persona que se había suicidado y creo que no contemplar otras posibilidades fue el gran error desde el inicio». Ahora han pasado 21 días y cobra más fuerza la hipótesis de una desaparición involuntaria.

«La hipótesis del suicidio, al menos para nosotros y para la familia, estaba descartada», recuerda,, explicando que, en cuanto a la de un posible accidente, «una persona que hace senderismo siempre por el mismo sitio, que conoce la zona, normalmente no va a cercarse a un acantilado para tomar un buen paisaje, algo que sí hacemos cuando vamos de turismo».

Sandra solía ir a pasear al entorno de Cabo Peñas. Conocía la zona y estaba acostumbrada a caminar por ella. «Resulta un poco difícil pensar en un accidente pero más cuando ya han pasado 21 años y el cuerpo no ha aparecido. Tampoco ha aparecido ropa ni ningún hallazgo en este sentido, por lo tanto la hipótesis de una desaparición involuntaria pues cada vez va cogiendo más fuerza».

Sandra Bermejo no tenía previsto, cuando comenzó su jornada del 8 de noviembre, irse a pasear a Cabo Peñas. «Le habían anulado dos citas, no estaba programado irse a andar. Tampoco se contempla en ese sentido la posibilidad de una fuga voluntaria. Primero, por el arraigo familiar que tiene y, segundo, porque si ella hubiera querido desaparecer voluntariamente o se hubiera marchado voluntariamente con alguien, se hubiera llevado el bolso que estaba en el interior del coche. La posibilidad de una desaparición voluntaria queda descartada», indica Amills.