Hasta 4 grados por encima de la temperatura normal al mes: la huella del cambio climático en Asturias

Elena G. Bandera
E. G. Bandera REDACCION

ASTURIAS

Una ola rompe en el paseo de la playa de San Lorenzo en Gijón
Una ola rompe en el paseo de la playa de San Lorenzo en Gijón Paco Paredes | EFE

Los termómetros del Principado marcaron los valores medios habituales solo en marzo, abril y septiembre, en el resto del año se superaron incluso con récords desde que la Aemet tiene registros

12 dic 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Diciembre del año pasado también arrancaba con frío y precipitaciones persistentes, pero el balance final fue el del quinto diciembre más cálido desde que existen registros, con una temperatura media regional 2,3 grados por encima de lo normal. Y esa ha sido la tónica de este 2023 salvo en los meses de marzo, abril y septiembre, prácticamente los únicos en los que los valores fueron los habituales para cada época del año en Asturias, según los informes mensuales de la delegación territorial de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET). En algunos municipios asturianos, como en Gijón en octubre, se llegaron a registrar hasta cuatro grados por encima de la temperatura media habitual. Incluso hubo días en octubre en los que las temperaturas medias regionales estuvieron ocho grados por encima de los registros normales.

Es la huella que está dejando en Asturias el cambio climático, al que no queda otra que ir adaptándose en vista de los pocos avances logrados en la última cumbre del clima (COP27) para frenar el consumo de combustibles fósiles que calientan el planeta. El balance de este año en Asturias, a falta de este mes de diciembre en un nuevo invierno que también se espera que sea en su conjunto más cálido de lo normal en la mayor parte de España, se podría resumir con dos adjetivos: muy cálido y seco. El verano fue más largo que nunca, con olas de calor que ya no pasaron de largo e incluso dejaron récords históricos en los termómetros, y las precipitaciones, en la mayor parte del año, fueron escasas y cuando aparecieron, sea o no sea debido al cambio climático, frecuentemente torrenciales.

Invierno cálido, soleado y seco

El invierno ya había sido muy cálido, muy soleado y muy seco, concentrándose la mayor parte de las precipitaciones en los 10 primeros días de diciembre, que registró una temperatura media de hasta 2,3 grados por encima de los valores normales del mes en Asturias. En Gijón, uno de los municipios asturianos en los que más se han registrado valores por encima de lo normal a lo largo de este año, fueron casi tres grados más lo que suele ser habitual en diciembre.

El pasado invierno fue, además, el quinto más cálido de Asturias desde 1961 -la temperatura media fueron 8 grados, lo que supuso 1,4 grados más de lo normal- y, aunque diciembre fue un mes húmedo, enero y febrero fueron muy secos al registrarse hasta un 60% menos de precipitaciones. También fue el invierno más soleado desde que se iniciaron en 1969 los registros de horas de sol en el aeropuerto de Asturias.

Enero, que comenzó con temperaturas muy altas -las máximas se alcanzaron el día 1 en Castropol con 25,6 grados y en Cabo Busto con 24,6- que fueron descendiendo rápidamente hasta situarse en valores prácticamente normales para la época, fue un mes con escasas precipitaciones, dándose casi en su totalidad en sus primeros días al paso de un frente frío. Fue el quinto enero más seco desde 1961 y también el segundo más soleado según los registros del aeropuerto y de Oviedo.

Febrero también fue un mes muy seco y cálido, con temperaturas que, pese a las fluctuaciones, se mantuvieron casi siempre por encima de los valores medios esperados. Según la Aemet, la temperatura regional media fue de 8,3 grados, lo que supuso 1,5 grados por encima del valor medio climatológico mensual del periodo 1981-2010. Fue uno de los febreros más soleados desde que hay registros en las estaciones que miden las horas de sol y se recogieron 36 mm de precipitación en promedio regional, un 34% menos de lo esperado, situándose entre los 10 febreros más secos desde 1961.

Primavera, muy cálida y seca

Muy cálida y seca fue también la primavera, con una temperatura media regional 0,7 grados por encima de lo normal debido sobre todo a los valores «extremadamente cálidos» que se alcanzaron en mayo, con más de 2,2 grados por encima de lo que venía ocurriendo hasta ahora. Marzo, no obstante, registró temperaturas habituales para la época y fue un mes lluvioso -un 12% más que la media de marzo del periodo 1981-2010- sobre todo durante la primera quincena, justo cuando apareció la espesa calima procedente del norte de África que tiñó de naranja los cielos de la comunidad.

En abril, la situación meteorológica fue similar, comenzó con temperaturas invernales -en los cinco primeros días hasta 8 grados por debajo de lo habitual para las temperaturas máximas- y la nieve descendió a los 400 metros, pero fueron ascendiendo progresivamente. La temperatura máxima fueron los 26,3 grados registrados los días 10 y 11 en Amieva-Camporriondi aunque la media del mes fue normal en el promedio regional, al igual que las precipitaciones.

En mayo, sin embargo, se iniciaba un periodo atípico en Asturias «tanto por las elevadas temperaturas como por las escasas precipitaciones recogidas». Hasta de más de cuatro grados de temperatura media diaria se llegó a registrar durante más de una semana, con máximas que en localidades como Mieres superaron los 30 grados. Fue un mes, según la delegación asturiana de la Aemet, «extremadamente cálido» en el que la temperatura media fue de 14,6 grados, es decir, 2,2 grados por encima del valor medio registrado entre 1981 y 2010, siendo el tercer mayo más caluroso tras los de 2017 y 2020. También fue el quinto mayo más seco desde 1961.

El segundo verano más caluroso desde 1961

Con la llegada de junio se dio paso al segundo verano más cálido que ha tenido Asturias también en 61 años, lo mismo que el periodo de enero a agosto de 2022, que también fue el segundo más caluroso desde que comenzaron los registros. Este verano, además, las olas de calor se quedaron en el Principado: la primera llegó a mediados de junio y, la segunda, muy intensa y prolongada, a mediados de julio, el mes que registró el valor más alto de temperatura media regional con 19,7 grados, casi dos más por encima de lo normal. Ya en junio se rozaron los 40 grados en Cabrales o Amieva y, en julio, durante esa larga ola de calor, prácticamente toda la comunidad estuvo a más de 30 grados, con máximas de récord por encima de los 40 grados. El valor más alto fueron los 42,3 grados registrados en la estación de Rioseco-Depuradora.

También fue un verano húmedo, con abundantes tormentas en junio y a mediados de agosto, aunque julio, el segundo de las series históricas con las temperaturas mínimas más altas y el tercero con las máximas más altas, resultó extremadamente seco y soleado. El mes de agosto también fue el tercero más caluroso desde que existen registros, solo por detrás del de 2003 y 1991.

Septiembre dio un respiro, con precipitaciones y temperaturas en valores normales aunque en la primera quincena los termómetros estuvieran por encima con máximas que pasaron de los 30 grados en numerosas estaciones meteorológicas. La máxima más alta fueron los 37,2 grados que registró el día 11 la de Amieva.

En octubre, el verano se prolongó y también fue extremadamente cálido y muy seco. Las temperaturas estuvieron todo el mes por encima de los valores normales para la época: en Oviedo, hasta tres grados más en la temperatura media; en Gijón, casi cuatro grados más, y en Avilés, 2,4 grados más. Y, en la media regional, el mes comenzó con tres grados por encima de lo normal y llego a situarse en la última semana hasta ocho grados por encima, con mínimas de más de 20 grados en algunos municipios. El balance del mes dejó una temperatura media de 16,1 grados, más de tres grados por encima de lo que se venía registrando hasta entonces con lo que se situó como el valor medio más alto de un mes de octubre de nuevo desde 1961.

En noviembre por fin se acabó el verano, pero también fue un mes muy cálido y seco -el quinto más seco desde 1961-, en el que se fueron encadenando temperaturas más altas de lo normal, con máximas por encima de los 24 grados, y un 20% más de horas de sol en las estaciones de Oviedo y del aeropuerto. En Gijón, por ejemplo, la temperatura media del mes fue de casi 15 grados, lo que supuso 3,3 grados más de los valores considerados normales.