María Calvo, presidenta de FADE: «Los sistemas de protección social son necesarios pero no pueden suponer un desincentivo para trabajar»

Luis Fernández
Luis Fernández REDACCIÓN

ASTURIAS

María Cavo, presidenta de FADE
María Cavo, presidenta de FADE

La líder de los empresarios asturianos confía en que la llegada del AVE a Asturias suponga «un cambio de paradigma» para la comunidad y subraya la importancia del Corredor Atlántico para la región

25 dic 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

El año 2023 estará marcado por la inauguración del AVE a Asturias. Después de décadas esperando, la alta velocidad llegará a la región y eso supondrá «un cambio de paradigma», según María Calvo. La presidenta de la Federación Asturiana de Empresarios (FADE) apuesta por unir esfuerzos entre empresarios y administraciones del Noroeste -Asturias, Galicia y Castilla y León- para impulsar el Corredor Atlántico. Además, señala que las compañías se encuentran en un momento delicado y pide agilidad para la gestión de los fondos europeos. También explica los motivos por los que determinados sectores tienen dificultades para encontrar mano de obra cualificada y pide que se vigilen los sistemas de protección social. «Son necesarios pero no pueden suponer un desincentivo para trabajar», asevera. 

-Asturias tendrá presupuestos por cuarta vez esta legislatura. ¿Son estas las cuentas que necesita la región?

-Son unos presupuestos que aumentan 600 millones, tanto en gasto social como en inversión. Sin embargo, hay veces que se cree que aumentar el gasto es bueno, pero no solo hay que gastar más, hay que gastar mejor. Que haya recursos es bueno y necesario, ahora hay que analizar cómo se gasta. Nos preocupa que el aumento de presupuesto se debe al aumento de la recaudación por la inflación y por los fondos europeos, no por haber generado más riqueza en Asturias. El escenario es bueno y hay que aprovecharlo, pero hay que plantearse si cuando esto no esté habrá capacidad. Es decir, son presupuestos expansivos pero en nuestra opinión no derivan de la capacidad generada en Asturias, y esto preocupa a medio plazo.

Por otro lado, este año existen recursos, pero nos preocupa la ejecución. Hay que gastarlos y hay que hacerlo bien. Tenemos un temor fundado a que no se ejecuten porque tradicionalmente la ejecuciones son bajas. Este no es un problema exclusivo de Asturias. A eso se suma que este año es electoral y puede complicarse la ejecución. Es imprescindible ejecutar desde el primer momento, abrir el presupuesto y monitorizar la ejecución para no desaprovechar nada. 

-¿Cuáles son las principales carencias que ve en esos presupuestos?

-La estructura de ingresos viene derivada del aumento de la recaudación por la inflación, y creemos que de ese lado habría sido mejor deflactar el IRPF para devolver el exceso de recaudación a los ciudadanos y dar alivio a la situación que sufren. En cuanto al gasto, aumenta sustancialmente la inversión, pero son inversiones eminentemente sociales. En términos generales, hay partidas inversoras pero faltan medidas de apoyo, por ejemplo, al emprendimiento, o deducciones fiscales que se apliquen a los autónomos, emprendedores… Están dirigidas al tema social y no tanto a apoyar la actividad económica.

-También el Estado tendrá presupuestos. ¿Sale Asturias bien parada?

-Creemos que podría estar mejor tratada. Creo que tradicionalmente, y sobre todo en comunicaciones e infraestructuras, hay otras zonas que recibían más recursos y los proyectos se ejecutaban antes. Aquí vemos cómo se dilatan más en el tiempo. En cuanto a los de 2023, recientemente veíamos en Gijón el vial de Jove, que tiene una pequeña partida, pero no se veía garantizada para el resto de los años, para el total de la ejecución. Aquí hay infraestructuras que están sin hacer, es verdad que llegará el AVE el año que viene, que será un revulsivo, pero tienen que llegar también medidas para impulsar las mercancías, no solo pasajeros. Para la competitividad de las empresas es importante el transporte de mercancías, y en ese campo todaviá hay camino que recorrer.

-¿Qué importancia tiene el Corredor Atlántico?

-Nos juntamos las patronales del Noroeste (Asturias, Galicia y Castilla y León) para reclamar esto. En el caso concreto de Asturias, queremos que la alta velocidad llegue de Lena a Gijon, que se conecte con los puertos y que se ponga en valor la Zalia. Llevamos tiempo diciendo que el Corredor Atlántico es una infraestructura fundamental para la competitividad. Creemos que Asturias tiene un gran potencial, que el puerto de Gijon puede ser el de Madrid. Movemos mucho volumen de mercancías pero nuestras infraestructuras no acompañan al movimiento que existe en la movilidad. Por eso, creemos que sería una infraestructura determinante. Las patronales de las tres comunidades nos pusimos de acuerdo y fuimos al ministerio a plantear la necesidad de estar incluidos en la tramitación europea. A raíz de eso, parece que los gobiernos se han puesto manos a la obra. Y quiero dejar claro que esto no se plantea en contra de nadie, no es una guerra entre territorios, pero es verdad que hay un déficit histórico de inversión frente a otras zonas y se trata de lograr esa cohesión. Entiendo que las zonas mas despobladas deben recibir mayores inversiones. 

-¿Qué le pareció el acto de los empresarios del Levante en el que pidieron que se relegase el Corredor Atlántico para priorizar el Eje Mediterráneo?

-No creo que sea un sentimiento compartido por todos, e igual hubo hasta un déficit de explicación. Desde el Noroeste no se plantea en esos términos. No vamos contra nadie, pero debemos reivindicar lo nuestro. Nos alegramos de que los gobiernos autonómicos hayan dado un paso adelante y los empresarios estaremos ahí. La hoja de ruta es que los empresarios hagamos algún acto adicional de apoyo y reclamación, aunque todavía no lo tenemos fijado.

-Siguiendo con el tren, está previsto que en mayo llegue el AVE a Asturias. ¿Qué va a suponer para la región?

-Va a ser determinante. Así lo hemos visto en todas las comunidades autónomas a las que ha llegado. El primer cambio es para el sector turístico, pero no solo eso. Es un cambio de paradigma para una región mal comunicada tradicionalmente. Tenemos que aprovechar el potencial para eso, para que sirva también para que se instalen empresas, atraer talento que ahora está fuera y situar bien a la comunidad.

-Este año se han implantado varias líneas aéreas, principalmente internacionales. ¿Son suficientes?

-Las conexiones internacionales han mejorado mucho, más ahora con el anuncio de la llegada de Lufthansa a Frankfurt, que es una gran noticia. Es un hub que demandábamos la clase empresarial como muy importante, no solo como destino final, sino para conectarnos con el resto del mundo. Ahora mismo, en conexiones internacionales estamos razonablemente cubiertos. No podemos decir lo mismo de las nacionales. Todavía no tenemos AVE y se han reducido los vuelos a Madrid y Barcelona, lo que ha encarecido los precios. En ese sentido, necesitamos mejorar las conexiones. 

-Aunque cada uno con matices, los analistas coinciden en que Asturias seguirá creciendo en 2023 pero que será una de las comunidades que menos lo haga. ¿Cómo definiría la situación económica de la región?

-Estamos en una situación complicada. Es verdad que quizá el otoño ha aguantado mejor de lo que indicaban algunas previsiones, a lo que ha ayudado que los costes de la energía y de la inflación se han ido moderando. Pero aun así van a mantenerse en niveles altos los dos el próximo año, y creemos que eso va a hacer mella en la capacidad adquisitiva de los consumidores. Esto, unido a la subida de los tipos de interés, hace que nos enfrentemos a una situación complicada. No preveo que tengamos una recesión, pero sí estancamiento del crecimiento. 

-¿Qué se debe hacer para que ese crecimiento sea más robusto?

-Debemos poner el foco en la actividad económica y no poner trabas. Las empresas ya venimos de una pandemia, luego la subida de costes, la guerra de Ucrania... En una situación delicada, estamos haciendo un esfuerzo y las empresas han logrado mantener el empleo y subido salarios, pero todo esto nos está poniendo en una situación muy difícil y tenemos miedo que, si se prolonga en el tiempo, haya empresas que no aguanten. Sin ser dramática ni catastrofista, creo que hay que darle la importancia que tiene a la empresa y a la actividad económica y poner el foco en ello. Creo que muchas veces, y es comprensible, cuando hay una situación complicada se pone el foco en aumentar o sostener el estado social. Es comprensible, pero lo ideal es que se genere una actividad económica suficiente para que no tengamos que gastar tanto en esa ayuda. Para ello es fundamental disminuir las trabas y ejecutar los fondos europeos.

-¿Se están gestionando bien esos fondos europeos? 

- Los fondos europeos no están llegando a las empresas y, sobre todo, a las pymes. Ha llegado poco y ha sido a las administraciones. En el año 2023 nos jugamos mucho porque ya están recogidos en los presupuestos una cantidad importante de esos fondos. Llega la hora de la verdad y nos preocupa. Creemos que la administración debe poner todos los medios para que se ejecute el máximo posible y para ello se deben simplificar los trámites. Hay bastante burocracia y las convocatorias llegan con poco plazo y dificultades de tramites. Luego, en la administración existe lentitud en las resoluciones. La administración debe adaptarse y probablemente sean necesarios cambios legislativos. 

-Amazon y QuironSalud son la punta de lanza pero son varias las empresas extranjeras que han apostado en los últimos años por Asturias. ¿Qué ventaja competitiva tiene la región respecto a otras comunidades?

-Asturias tiene mucho atractivo. Para vivir, desde luego, pero también para trabajar. Y, sobre todo, hay talento y un nivel alto de formación. En casos como el de Amazon, la ubicación y las conexiones han sido importantes. Además, se ha gestionado correctamente. Creo que Asturias es territorio de oportunidades y, efectivamente, tendremos que entre todos intentar aprovecharlo. 

-¿Tienen conocimiento de alguna otra gran empresa que pueda anunciar su desembarco en Asturias a corto plazo?

-Trabajamos todos conjuntamente, con el Idepa y las Cámaras de Comercio, para vender Asturias y aprovechar las oportunidades. Otro de los atractivos son las empresas ya existentes, que pueden ser tractoras con proveedores y clientes. La colaboración para atraer es importante. 

-Es un tema recurrente en sectores como el metal pero ahora se ha extendido a más ramas de actividad. ¿Tiene Asturias realmente un problema de falta de mano de obra cualificada?

-Es un problema complejo. Casi todos los sectores tienen problemas para encontrar mano de obra cualificada. Pasa en el sector TIC, el metal, la construcción, la hostelería... y eso pese a las tasas de desempleo importantes, sobre todo el juvenil. Las causas son varias. Por una parte, que la formación no se ha ajustado a las necesidades de las empresas. La formación ha ido por un lado y las necesidades de las empresas por otro. Necesitamos más conexión. Confiamos en la Formación Dual y en los grados duales, que van muy lentos pero alguno se va implantando. Debemos fomentar la conexión con la empresas desde la etapa formativa, formar para lo que realmente se necesita en las empresas. También hay que mejorar el prestigio de la Formación Profesional porque hay una gran demanda de esos perfiles. Se debe también mejorar la orientación, especialmente a las carreras técnicas, sobre todo entre las chicas, y mejorar las competencias digitales.

Por otra parte, los sistemas de protección social, que son necesarios, no pueden suponer un desincentivo para trabajar. Muchas veces no se aceptaba un trabajo por miedo a perder la prestación y que se tardara en volver a recuperarla. Hay que vigilar el seguimiento de estas prestaciones para que se den a quien no puede encontrar un trabajo pero no que supongan un incentivo a rechazarlo. 

-Que respondería a los que defienden que la forma de atajar ese problema de falta de mano de obra es pagar sueldos más altos.

-En general eso no es así. Somos la quinta comunidad con los salarios más altos y la duodécima en competitividad. En todo caso, prácticamente todos los grandes convenios están firmados y los salarios que se pagan son los pactados. Además, repito, en comparación con otras comunidades, no son bajos. Objetivamente, no digo que no haya casos concretos, pero en términos generales no es esa la razón principal, son las que he explicado anteriormente.

-¿Cree que es posible alcanzar un pacto de rentas? ¿Ve cerca esa opción?

-A veces se confunden los términos de pacto de rentas y de negociación colectiva. Creo que lo importante es que la negociación colectiva se ha desarrollado con relativa normalidad a pesar de que se preveía cierta conflictividad. Hemos firmado convenios al ritmo de otros años. La mayoría de los sectores lo tienen firmado. En cuando al pacto de rentas, no se trata solo de pacto de trabajadores y empelados, ahí entra también la administración, y creemos que es la que no ha hecho un verdadero sacrificio por ajustar sus gastos. Empresarios y sindicatos, cada uno cedió en parte para llegar a acuerdos razonables. Si hablamos de ese pacto de rentas, habría que ver la administración para ver hasta dónde está dispuesta a hacer un esfuerzo. 

-¿Qué opina de la subida del salario mínimo que ahora se está negociando?

-Hay posturas divergentes. La CEOE ha hecho una propuesta por debajo de lo que pretende Trabajo. Yo creo que el salario mínimo tiene un efecto de arrastre con respecto a todos los salarios. Va aumentando el porcentaje de personas que se acercan a este salario mínimo al elevarse, y esto tiene capacidad de arrastre. Las empresas ahora están en una situación compleja en la que creemos que es importante que haya cierta moderación. No es que no se suban los salarios, pero esa subida no puede ser lineal. Hay sectores en mejor situación y pueden subir más, pero también tendrían que considerarse factores como la productividad. Pero no se puede subir conforme a la inflación porque eso generaría más inflación y sectores que ya están muy tocados sufrirían mucho. Con el salario mínimo pasa un poco lo mismo. No puede hacerse una subida generalizada e indiscriminada en todos los territorios porque no todos están igual. En una situación complicada como la que estamos, hay que tener más cautela y moderación. Desde 2016 el salario mínimo ha subido un 52%, de 665 a 1.000 euros. Ahora creo que toca moderación.