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Un lector ojeando la web de La Voz de Asturias
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El diario LA VOZ DE ASTURIAS cumplirá en 2023 el primer centenario de su fundación

09 ene 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Este diario que usted está leyendo ha pasado por muchas manos a lo largo del siglo de historia que cumplirá el próximo 10 de abril de 2023. Manos de propietarios, de directores, de grandes periodistas y, claro está, muchas, muchas manos de lectores.

Desde que el empresario José Tartiere Lenegre lo fundara en el número 3 de la calle Gil de Jaz (que luego sería el número 5), el diario más veterano de Oviedo ha sobrevivido a la revolución de 1934 y la Guerra Civil, a numerosas crisis económicas, a una huelga, tres traslados de sede, algún empresario poco hábil e incluso a un cierre temporal. Pero LA VOZ DE ASTURIAS está más viva que nunca, adaptada a los tiempos de la mano de La Voz de Galicia, en una exitosa apuesta por la edición digital.  

Volvamos un poco atrás en la historia, hacia la génesis del periódico. El ingeniero vasco José Tartiere había llegado a Asturias para hacer fortuna gracias a los explosivos de una industria entonces emergente, la moderna minería del carbón. La región era muy pujante, con una burguesía apoyada en fortunas de emigrantes retornados, los indianos, y la entrada de lleno en la revolución industria.

Tartiere impulsó Santa Bárbara en 1880 para preparar dinamita y otros productos químicos, y que formaría parte de la Unión Española de Explosivos. Pero no se quedó ahí, pues sus intereses eran muy diversos: se implicó a fondo en la vida empresarial con empresas en la producción de gas, el ferrocarril, las minas e incluso fundó el Banco Asturiano de Industria y Comercio.

Tal vez inspirado en el famoso empresario y coetáneo suyo William Hearst (que inspiró el Ciudadano Kane de Orson Welles), salvando las muchas distancias, llegó José Tartiere a pensar que necesitaba su propio medio de comunicación. Así surgió LA VOZ de los mimbres de El Correo de Asturias, un pequeño diario que había sido fundado en 1890. El número 1 salió a la calle con un precio de 10 céntimos, que se mantuvo durante bastante tiempo. En las 8 páginas de aquellos primeros pasos se anunciaban, por ejemplo «Vapores de gran lujo» a Buenos Aires desde 410 pesetas en tercera clase, el chocolate La Cibeles (calle San Francisco, 9), los almacenes El Mundo o la Sociedad Popular Ovetense.

Dicen que la intención del fundador, naturalmente, era defender el capitalismo y por tanto mantener una línea editorial conservadora desde la que se apoyó el golpe de Primo de Rivera. Sin embargo, poco tiempo vería José Tartiere funcionar su criatura mediática: falleció el 18 de abril de 1927 en su casa de Lugones, tres años y ocho días después de fundar el periódico y uno tras la fundación del Real Oviedo.

El primer director de LA VOZ sería Antonio Juan Onieva (1886-1977), un periodista y maestro navarro que se afilió al Partido Reformista de Melquiades Álvarez. Onieva fue un intelectual que publicó numerosas biografías y obras históricas, teatro, guías turísticas e incluso novelas.

Durante la revolución de 1934, como buen diario conservador, la crítica al levantamiento fue feroz. El titular de apertura de la portada del día 17 de octubre de aquel año no era precisamente imparcial: «El rencor marxista, con otros odios, han causado la ruina y la tragedia», decía. El antetítulo también era explícito: «Después de la horrorosa aventura».

El diario siguió adelante con esa línea hacia la Guerra Civil. De Onieva se cuenta que, durante este conflicto, tomó partido por el bando republicano, por lo que es altamente improbable que fuera el director durante la contienda. El contenido del diario en un Oviedo sublevado y sometido a cerco no dejaba lugar a dudas sobre el firme apoyo editorial al franquismo. Tampoco le quedaba otra. Está por documentar, de momento, quién era el director entonces, pero puede que fuera José Díaz, apodado Banderilla por sus crónicas de toros.

Casi nadie firmaba las informaciones, ni aparecía la estructura de la redacción en las páginas del diario, de ahí la dificultad para conocer la evolución de su organigrama. En 1938, finalizada ya la contienda en Asturias, encontramos un diario que ha subido a 15 céntimos (un 50%, nada menos) y sigue estando en la calle Gil de Jaz. Celebra con triunfalismo las victorias franquistas y también el ascenso del fascismo en Europa.

Era el único diario de Oviedo y también un reflejo, incluso en tiempos de guerra, de su gran vida cultural. Y de la temprana afición al cine. En un ejemplar de diciembre de 1938, por ejemplo, se anuncian el cine Santa Cruz (Anatol, la ciudad trágica), El Gran Popular Cinema (con «el film más portentoso y sublime de Aviación, Vuelo nocturno») o el Teatro Principado (que ofrecía Dos fusileros sin bala de Laurel y Hardy).

Bajo la dirección de Roberto Velázquez Riera, Robín, este diario reflejó valientemente la huelgona de 1962, aplastada por el silencio franquista pero latente durante muchos años más. LA VOZ lo contó entonces, para sorpresa de muchos, mientras otros diarios callaban o se doblegaban servilmente ante las versiones oficiales. Y eso fue el germen de una prensa que sería libre muchos años más tarde, pero que ya pujaba por escapar de las garras de la censura.

En 1963, la propiedad del periódico pasó de los Tartiere al empresario José Eladio Amado de Lema. LA VOZ se adaptó a los tiempos y se constituyó en sociedad anónima y, al año siguiente el gallego Jorge Víctor Sueiro tomaría el timón hasta 1973.

Fueron años clave en la política española con la muerte del dictador y también en el periódico, que se decantó definitivamente como un diario socialdemócrata que tenía mucho peso en las cuencas mineras. Bajo el mando de otro gallego, José Díaz Jácome, (1973-1983), LA VOZ consolidó su tendencia democrática y progresista, renovó su ideología y también su tecnología, pues se abandonó el uso de los tradicionales tipos de plomo en favor de la fotocomposición.

En estos años LA VOZ creció y abandonó las viejas instalaciones de Gil de Jaz, cuyo edificio fue derribado y actualmente ocupa un centro comercial. Se trasladó a la calle General Elorza, donde comenzaría a mandar un mierense, Faustino F. Álvarez, que escribiría algunas de las páginas más combativas y brillantes del periódico en sus mandatos (1983-1986 y 1989-2001), con un intermedio de Luis José de Ávila (1986-1989).

Ya con la llegada del Grupo Z a la propiedad, la apuesta de Antonio Asensio permitiría que el diario emigrara a una nueva y flamante sede en Lugones, donde agrupaba la redacción, administración y moderna rotativa. Fueron los años de mayor auge de la cabecera que, con la llegada de la impresión en color, supimos que era roja. 

LA VOZ contó muchas cosas, casi todas, durante ese periodo en el que se sostenía firmemente frente a la prensa conservadora de la región. Pero el prematuro fallecimiento de Antonio Asensio en 2001, vencido por el cáncer a los 53 años de edad, dejó huérfano de rumbo empresarial al periódico. Los sucesores, poco interesados en la prensa regional, tardaron poco en despedir a Faustino F. Álvarez, amigo personal de Asensio y poco dado a plegarse a otros jefes. Álvarez falleció en 2014 poco antes de jubilarse.

A continuación, y en rápida sucesión, tomaron el relevo todavía bajo el Grupo Z el gallego José Francisco Rodil (2001-2002), Rodrigo Cepeda (2002-2004) y Luis Mugueta, que había sido subdirector desde el mandato de Faustino Álvarez y permaneció en el cargo siete años, entre 2004 y 2011. En este periodo, LA VOZ trasladó sus oficinas a la calle de La Lila de Oviedo y abandonó el edificio de Lugones con su rotativa. La impresión se haría desde una máquina externa.

Finalmente, el grupo que fundara Asensio decidió deshacerse de la cabecera, lo que marcó un franco declive que desembocó en un penoso cierre. Tomó la dirección Juan Carlos Cuesta con el empresario catalán Jaume Rouras y su grupo Mediapubli, que atribuyó al diario pérdidas millonarias en sus balances, lo que finalizó en la negra jornada del 19 de abril de 2012. Tras 89 años de vida, el diario daba su última edición en papel a los asturianos. Pero no había muerto.

Tras unos años paréntesis, la Corporación Voz de Galicia, que en su momento ya se había interesado por este diario, adquirió la cabecera en 2016 para editarla en formato digital. Desde entonces, no ha parado de crecer hasta la actualidad, cuando puede decir que ya es un periódico centenario.