La irrupción de ChatGPT en las aulas asturianas intriga a los docentes: ¿enemigo o aliado?

Carmen Liedo REDACCIÓN

ASTURIAS

MABEL RODRÍGUEZ

El uso de la inteligencia artificial va ganando popularidad en Asturias para la generación de contenido en diferentes ámbitos, entre ellos, el educativo

29 ene 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Aunque los inicios de internet se remontan a los años 60 del pasado siglo, puede decirse que la red de redes se popularizó allá por 2005, año en el que se alcanzaron los mil millones de usuarios conectados, que ya tenían a disposición buscadores como Google (creado en 1998) y web de información libres como Wikipedia (creada en 2001). Desde que el uso de internet se generalizó no hace todavía dos décadas, muchos han sido los avances tecnológicos que han tenido lugar y que han cambiado la forma de estudiar, de trabajar, de comunicarnos y, en definitiva, de vivir. Así, por ejemplo, los estudiantes dejaron desde entonces de consultar enciclopedias físicas de papel y tinta requiriendo cualquier información necesaria para cualquier trabajo de cualquier asignatura a los buscadores de internet, que ponen a disposición la información solicitada en décimas de segundo en multitud de webs. De ello se derivó el arte de copiar y pegar, una técnica tan extendida como internet que ha venido facilitando muy mucho la realización de trabajos académicos.

El caso es que la inteligencia artificial ChatGPT —a la que se puede acceder libremente desde cualquier navegador— amenaza con dejar en el pasado esa fórmula de hacer trabajos escolares y es que a golpe de un par de clics y en cuestión de segundos es capaz de hacer un trabajo de 10 sea del ámbito temáticos que sea, recurriendo al infinito universo de Internet y teniendo en cuenta giros y tics lingüísticos. Así, en unos segundos, elabora cualquier redacción que se le requiera haciendo que sea una tarea complicada, rozando lo imposible, diferenciar si un texto lo ha escrito un ser humano o estos grandes cerebros virtuales.

A modo de ejemplo, si se le pide a la inteligencia artificial que escriba un texto sobre el uso de Chat GPT en Asturias en el ámbito de la educación, el resultado que ofrece es que «en el sector de la educación, algunos profesores están utilizando ChatGPT para generar preguntas y respuestas de exámenes automáticamente, lo que permite ahorrar tiempo y esfuerzo en la preparación de los mismos». De igual modo, añade que «el uso de ChatGPT está ganando popularidad en Asturias debido a su capacidad para generar texto de forma autónoma, lo que permite ahorrar tiempo y recursos en diversas áreas. A medida que la tecnología continúa avanzando, es probable que veamos más aplicaciones de ChatGPT en el futuro».

Teniendo en cuenta que a dicha inteligencia artificial se puede acceder libremente y que la información que se tiene de lugares en los que su uso está ya muy extendido es que los estudiantes son grandes usuarios de esta tecnología, la pregunta que se plantea y el debate que surge es si el ChatGPT es un enemigo o un aliado en el ámbito de la educación, una cuestión cuya respuesta no estará exenta de debate.

Luis Yáguez, orientador en un centro de secundaria de Asturias, comenta que cuando leyó hace un par de meses información sobre la inteligencia artificial ChatGPT sintió curiosidad y decidió abrir una cuenta. «Reconozco que me impactó», manifiesta el docente, que añade que probó a solicitar determinadas informaciones y textos y, entre todas ellas, apunta que detectó algunos errores e imprecisiones. Pese a esto, lo considera toda una evolución que es capaz de componer versos alejandrinos hasta pedirle que haga un programa informático en tal lenguaje de programación.

«Pienso que puede ser una herramienta útil para conseguir información y va a ser un paso adelante respecto a Google», indica Yáguez, que prevé que poco tiempo tendrá «avances impresionantes». «Esta herramienta puede ser un enemigo o un aliado para buscar información», añade el mismo, que considera que «muchos profesores no se darán ni cuenta» que una determinada tarea está realizada por los alumnos a través de inteligencia artificial porque «las nuevas generaciones aprenden y asimilan la tecnología más rápido». «La inteligencia artificial va a ser el futuro inmediato y a muchos profesores les va a pillar desinformados», indica el docente de secundaria, que añade que, en cambio, «los alumnos van a conocerlo sí o sí».

Por el momento, Luis Yáguez no ha percibido entre su alumnado que conozcan la herramienta y, de hecho, señala que ha hablado con ellos de la inteligencia artificial al igual que con el profesorado porque «es algo que se nos viene encima» y no duda de que los estudiantes «dentro de seis meses igual lo están utilizando aunque hoy por hoy no lo conozcan o no haya detectado yo que lo conocen», traslada.

«La inteligencia artificial es la siguiente revolución y hará que algunas cosas desaparezcan, pero otras permanecerán», por lo que entiende que lo suyo es que se incorpore y se adapte el uso del lenguaje automatizado para que los estudiantes continúen adquiriendo conocimientos.

«Prohibir el uso de ChatGPT no es el camino»

En opinión de expertos en inteligencia artificial, prohibir el ChatGPT en las aulas está lejos de ser la solución. Amparo Alonso, catedrática en la Universidad de A Coruña, considera que la prohibición «no es el camino» porque «este tipo de herramientas van a seguir ahí, no se le pueden poner puertas al campo», ante lo que plantea que aunque «nos asustamos mucho de la evolución de la inteligencia artificial, es un método más que tenemos que aprender a usar».

Otro especialista en la materia, Senén Barro, tiene en cuenta también que «cuando estos alumnos salgan al mundo laboral, estas herramientas van a ser el pan de cada día, necesariamente van a tener que usarlas si quieren ser eficaces y eficientes en el desempeño de sus responsabilidades. Lo que tienen que aprender es precisamente a usarlas adecuadamente, saber que existen, saber para qué son útiles y saber hacer un uso crítico de lo que les aportan». Y es que no hay que pasar por alto que esta inteligencia artificial no es infalible y que tampoco lo serán las del futuro.

Barro señala que, aún con sus imperfecciones, el ChatGPT es una herramienta «tremendamente poderosa» que ha pillado incluso desprevenidos a los expertos en tecnologías lingüística. «No nos esperábamos que algo así estuviera disponible tan pronto, no con este nivel de capacidad de interacción, de diálogo, de calidad de la respuesta, aunque falle estrepitosamente». La misma calificación le dan los profesores que ya la han probado: «En cuanto a textos, realmente es muy difícil distinguir si lo ha hecho un alumno o el ordenador. En castellano y en inglés es impresionante».

La calculadora no acabó con el aprendizaje

Los expertos recuerdan que lo cierto es que llevamos décadas incorporando nuevas herramientas al proceso de enseñanza, elementos disruptivos que se reciben como una amenaza y que terminan siendo perfectamente integrados. En este sentido, Senén Barro, catedrático de Ciencias de la Computación e Inteligencia Artificial en la USC, hace referencia a como la aparición de las calculadoras supuso en su momento una auténtica revolución. «Se creía que iban a acabar con el aprendizaje de las matemáticas o la física, con el de todas aquellas disciplinas donde el cálculo numérico era fundamental. Pero no fue así. Acabaron utilizándose como elementos complementarios, ahorrando tiempo y facilitando el desarrollo de otras capacidades», observa.

Por su parte, Pedro Cabalar, coordinador de un Máster en Inteligencia Artificial, cree que no hacerle caso a esta inteligencia artificial no es buena idea. «Es como decir que no se use la calculadora porque eso evita hacer operaciones aritméticas mentalmente. La realidad es que necesitamos las dos cosas. Es importante saber hacer operaciones de cabeza, pero en el día a día tienes una calculadora y la usas. El docente debe de tener en mente que puede diseñar un tipo de prueba sabiendo que el alumno va a usar el ChatGPT. Y eso es más interesante que prohibir», sostiene.