Con dos niñas y sin transporte escolar en una aldea de Proaza: «Nos mudamos por una promesa incumplida»

ASTURIAS

La familia tiene derecho a una ayuda económica como alternativa a la ausencia de una ruta hasta el colegio: «Faltaría un niño más para abrirla, pero no es fácil en un pueblo donde la media de edad supera los 70 años»

28 mar 2023 . Actualizado a las 17:11 h.

Los argentinos Axel Jacobsen y Samanta Figueroa llegaron a Asturias desde Argentina en agosto de 2021. Con dos niñas de tres y seis años, Liv y Karen, viven desde hace cinco meses en Linares de Proaza, una aldea que cuenta con apenas 50 habitantes. Ellos trabajan en el hotel Cielo Astur mientras sus hijas van diariamente al colegio público Padre Nicolás Albuerne, en Proaza. Según denuncian, la problemática que sufren pasa por la inexistencia de una línea de transporte escolar para las pequeñas. «Nos dicen que para abrir una nueva ruta harían falta tres niños, pero no es fácil encontrar uno más en un pequeño pueblo donde la media de edad supera los 70 años», clama la familia, quien incide en que si se mudaron a la zona rural desde Lugones, además de por motivos laborales, fue debido a que en el colegio les aseguraron un transporte escolar por sus hijas: «Ha sido una promesa incumplida y si no hay soluciones no nos quedará otra que volver a mudarnos».

La «falta de ayudas en la zona rural» es la raíz del problema que afecta a esta familia. «Es fácil decir que queremos repoblar las zonas rurales, pero luego a quienes vamos no nos ofrecen ningún tipo de asistencia, negándonos, entre otras cosas, facilidades para que nuestras hijas estudien. Lamentablemente si así es como quieren repoblar entiendo que nos tocará buscar otras opciones para vivir nuevamente en las grandes ciudades», clama Axel Jacobsen.

Sin embargo, la familia sí tiene derecho a una ayuda económica para sufragar los kilómetros recorridos o para contratar por su cuenta un medio de transporte, tal y como recoge el Boletín Oficial del Principado de Asturias (BOPA). De esta forma se lo comunicó la Consejería de Educación a la familia tras una consulta, en la que se les transmitió que tenían derecho al transporte escolar de sus hijas a través de esta modalidad de transporte, como alternativa a la ausencia e imposibilidad de crear una nueva ruta en autobús o en taxi.

«Nos encanta la zona y el entorno rural, pero las facilidades que dan son pocas»

La familia llegó hace apenas dos años desde Argentina debido a las dificultades económicas derivadas de la pandemia. Los padres de Samanta Figueroa residen en Lugones desde hace una década, por lo que la familia pudo alojarse en el Principado mientras ambos buscaban un nuevo trabajo y una nueva residencia a la que mudarse con sus hijas. «Cuando nos dieron la posibilidad de que los dos trabajáramos en el hotel comenzamos a buscar una vivienda en la zona para evitar los desplazamientos diarios desde y hacia Lugones y conseguimos una propiedad dentro del mismo pueblo», explica Jacobsen. Una situación, añade, que se produjo tras una consulta en el colegio de Proaza sobre la posibilidad de acceder al transporte escolar desde Linares hasta la escuela.

«Habiendo presentado todas las solicitudes en tiempo y forma», desarrolla, la familia se mudó a Linares de Proaza a primeros de noviembre del pasado año: «Al comenzar esa semana de clases, y aún sin transporte, la directora nos comunica que desde Educación denegaron la solicitud de transporte porque las niñas eran solo dos y se necesitan tres para abrir una nueva ruta». Una situación que les tomó por sorpresa, según comenta Jacobsen, ya que «dábamos por sentado la aprobación del transporte, que nos genera conflictos con los horarios de trabajo». Tras un desplazamiento hasta la consejería de Educación, la respuesta fue la misma que la dada por el colegio, según explica: «Desde el AMPA y el colegio realizamos una reunión donde también hubo representantes del Ayuntamiento de Proaza. Se comprometieron a buscar una solución, pero un par de días más tarde nos dejaron de nuevo en la nada».

Ante la falta de soluciones convenientes para la familia y la incompatibilidad de horarios con sus respectivos trabajos, ya están barajando la posibilidad de una nueva mudanza en busca de una mayor cercanía con el colegio de las menores. «Nos encanta la zona y el entorno rural, pero las facilidades que dan son pocas. No nos quedará otra alternativa», clama Jacobsen.