Barbón: el año cero de su segundo mandato

L.O.

ASTURIAS

F. Sotomonte

El socialista podrá adelantar la toma de posesión al 27 de julio tras obtener el respaldo de IU y Podemos en la investidura

20 jul 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Adrián Barbón comenzará su segundo mandato como presidente de Asturias con una ventaja que días atrás no se esperaba. La semana pasada, en la primera ronda de contactos con los partidos de la Junta, en su comparecencia decía que no le importaba ser elegido presidente en una segunda votación, por mayoría simple, dando por hecho que la única diputada de Podemos, Covadonga Tomé, se abstendría. Y la verdad es que todo, también las palabras de la propia Tomé, hacían pensar que sería así. Pero finalmente la diputada morada -tras un breve amago de reyerta interna- dio un su voto, «un regalo», en la sesión de este miércoles y Barbón fue reelegido con la mayoría absoluta de 23 diputados. 19 del PSOE, el de Podemos y los 3 de Convocatoria por Asturias-Izquierda Unida con los que con altísima probabilidad formará gobierno.

La elección en primera vuelta, de momento, le da más margen. Aunque las conversaciones entre la FSA e IU avanzan a buen ritmo, Barbón había fijado la fecha del 1 de agosto como tope para poder anunciar a sus consejeros. Pero ahora, sin la necesidad de tener que pasar por otro pleno este viernes, 21 de julio, la toma de posesión (un acto solemne que se tradicionalmente se celebra en las escaleras de la Junta General) podrá celebrar no en agosto sino el jueves, 27 de julio.

¿Cuántas cosas han ocurrido con influencia en la formación del Gobierno en las últimas semanas? Muchísimas, la mayoría eclipsadas por la intensidad y la furia de la campaña de las elecciones generales, pero el movimiento de fichas en Asturias ha sido constante. La primera de todas, la elección de Juan Cofiño como presidente del parlamento. Quien fuera, y aún es en muchos sentidos, mano derecha de Barbón el pasado mandato, se había convertido en un problema para el entendimiento con Izquierda Unida, que había focalizado en su figura las críticas a leyes, como la de Calidad Ambiental, que la coalición quiere derogar. Su paso del gobierno a al parlamento despejó el camino en las negociaciones.

En este tiempo ha habido también una guerra de guerrillas soterrada en el seno de Podemos Asturies. Los morados arrastran, todavía sin resolver, una grave crisis interna que tiene divido al partido entre un sector que domina la dirección orgánica y otro que se impuso en la lista autonómica. Cada cual quiso enviar un equipo negociador con el PSOE por su cuenta (y la FSA insistió en que sólo habla con partidos). La dirección aprobó apoyar a Barbón en la investidura como un gesto, y uno importante en plena campaña electoral, de respaldo a gobiernos progresistas. Tomé, que había avanzado su intención de abstenerse (lo que simplemente había retrasado la investidura hasta el viernes) cuestionó esa decisión y lanzó una convocatoria propia que, finalmente dijo, se había saldado también con un respaldo a apoyar la investidura. En todo caso, Podemos no estará en el gobierno, tanto los socialistas (que lo dicen explícitamente) como IU (que no lo dicen pero lo piensan) consideran a los morados actualmente un factor inestable cuando la próxima legislatura exigirá amarrar cada voto en cada pleno.

La duración de todo este debate para la investidura se acortó también de forma notable después de que el portavoz del PP, Diego Canga, anunciara que desistía de presentar su candidatura, de forma que la de Barbón ya era la única que iba a someterse a votación en la Junta General.

Canga presentó esta decisión como una forma de plantear a Barbón una alternativa al gobierno compartido con IU. Y, de hecho, volvió a insistir en la misma idea en el debate de este pleno, presentando a IU (que ya ha gobernado Asturias junto al PSOE en dos ocasiones) como una fuerza extremista y apuntando que de cara a un hipotético gobierno del PP en La Moncloa el entendimiento con el de la comunidad sería más sencillo.

En realidad Canga vio ahogadas todas sus esperanzas de tratar de formar un gobierno alternativo al de los socialistas en momentos sucesivos tras los comicios: primero después de que el recuento del voto exterior no propiciara ningún cambio de escaños; después, en la recogida de actas de los diputados, cuando el secretario general de Foro, Adrián Pumares descartara de plano apoyar la candidatura de Canga y anunciara su intención de abstenerse. Pumares reaccionó indignado ante el hecho de que el PP diera por hecho su apoyo sin haber hablado con él. Lo cierto es que Canga también daba por descontado que le apoyarían los cuatro diputados de Vox aún reconociendo que no había entablado un diálogo con ellos. En todo caso, este escenario nunca pasó de una hipótesis.

Además, IU ya había anunciado que apoyaría la investidura de Barbón entrara o no en el gobierno, independientemente de ese acuerdo. Esto ya garantizaba casi de facto que el socialista reeditara su mandato ya que el sistema asturiano de elección del presidente está diseñado para evitar el bloqueo y sólo permite votar a favor o abstención en la investidura. Si no se alcanza la mayoría absoluta en una ronda basta una simple en la segunda.

Barbón deberá ahora definir las líneas, y los miembros, del nuevo gobierno de «unidad progresista». Del mismo modo que IU ha reclamado carteras de ámbito económico e industrial, el socialista avanzó que se reserva la vicepresidencia para «una persona del partido».