Mil fotos y mil vídeos para inmortalizar los últimos tiempos de la rampa de Pajares

Carmen Liedo

ASTURIAS

Enrique Gómez, palentino de 19 años aficionado a la fotografía y a los trenes, ultima el montaje de un documental que recopila el material gráfico que ha conseguido tras 4 años «pateando de arriba a abajo» la emblemática línea ferroviaria que une Asturias con la meseta

19 sep 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

La próxima apertura de la variante de Pajares rodea de incertidumbre el futuro de una infraestructura que ha sido clave y fundamental en la conexión ferroviaria entre Asturias y la meseta: la emblemática rampa de Pajares. Si se mantendrá como vía alternativa para el transporte de mercancías o para la realización de pruebas ferroviarias o se cerrará por el deterioro que padece es una dicotomía que aún está por dilucidar. Lo que está claro es que este paso que ha hecho historia, que ha marcado la vida de los habitantes de los pueblos de su alrededor y que para los viajeros asiduos de la línea de tren Asturias-León (o viceversa) ha sido un suplicio, nunca caerá en el olvido. Sobre ella se han organizado conferencias, hecho maquetas, se han escrito libros, se han realizado exposiciones fotográficas, reportajes y algún documental.

Un documental sobre la rampa de Pajares que promete es el que está ultimando Enrique Gómez, un joven palentino de 19 años aficionado a la fotografía y al ámbito ferroviario que lleva 4 años capturando imágenes y grabando vídeos de la infraestructura y su entorno «en otoño, en verano, con nieve, con calor, con frío y a diferentes horas del día y de la noche».

Para Enrique, el recuerdo de la rampa de Pajares es el recuerdo más intenso que tiene de su primer viaje en tren a Asturias. «Me quedé fascinado, ver la vía del tren desde la ventanilla 200 metros más abajo y como en el trayecto cambiaba tanto el paisaje... Es de los primeros recuerdos que tengo de ir a Asturias, como un click que marcó un punto y aparte, porque la línea me impresionó…», explica este spotter ferroviario, que asegura saber dibujar «la línea de memoria» de tantas veces como la ha recorrido, la ha observado, grabado y estudiado.

«Empecé a investigar la rampa de Pajares por mi afición a la fotografía y al ferrocarril desde niño. Empecé yendo un par de veces al año y hacía fotos y vídeos. Cuando conseguí una cámara para hacerlo en 4k empecé a tener una calidad espectacular, así que me he pateado la rampa de arriba abajo, las estaciones y los pueblos del entorno»,  relata Enrique Gómez, que cifra en unos 150 los sitios localizados en toda la rampa desde los que se pueden conseguir buenas imágenes de la línea de tren «porque hay que tener en cuenta que el 55% de la línea está bajo tierra y que hay un montón de lugares a los que es muy difícil acceder», añade.

Pese a lo compleja que pueda ser la rampa y su entorno, el fondo gráfico de este palentino ronda el millar de fotografías y el millar de vídeos. «Una barbaridad», reconoce el mismo, que asegura que ese material ya es material bueno tras haber sido editado porque, en realidad, señala que «por cada fotografía buena igual hubo 10 malas», con lo que estima que ha realizado «miles y miles» de fotografías y vídeos en estos cuatro años de investigación de la rampa de Pajares.

Y lo que en un principio empezó como una afición con el objetivo de tener «material para el recuerdo en buena calidad», Enrique Gómez le ha acabado dando forma de documental gracias a que también dispone de testimonios de las gentes que viven en el entorno de la rampa de Pajares, y es que su interés por la infraestructura ha abarcado conocer como han convivido con ella a lo largo de los años los vecinos de los pueblos por los que pasa la línea. Así, durante meses ha estado preparando un guión de narración, por lo que estima que el trabajo documental ya está hecho en un 97% y que le queda «montarlo y narrarlo».

Respecto a la difusión que dará al documental, Enrique aún está barajando si hacerlo a través de sus redes sociales coincidiendo con la inauguración de la variante de Pajares, aunque también está dispuesto a lanzarlo en algún acto público o evento «si alguien se pone en contacto conmigo». «Yo esta investigación la hice para tener un recuerdo yo, tener buena documentación porque me gusta», manifiesta el joven palentino, que en su haber dice tener, además, infinidad de experiencias que ha vivido en los días que ha recorrido la rampa de Pajares y su entorno, desde La Robla hasta Pola de Lena; conocido estaciones como la de Navidiello, a la que considera la más inhóspita de España; o las veces que ha esperado horas en una estación esperando a que pasara el próximo tren. «Recuerdos todos esos momentos con mucha ilusión. Cuando empecé no sabía nada, cuando pasaban los trenes, así que me sentaba a esperar a ver si venía el tren, que podía venir o no…», cuenta de forma anecdótica. A eso suma que hasta que se sacó el carné de conducir, «me tenía que buscar la vida en distintos medios de transporte para llegar a la rampa y volver a Palencia».

Mantenerla o cerrarla, una cuestión de dinero

«Ahora lo triste va a ser que se pueda clausurar de un día para otro», traslada el spotter ferroviario, que lamenta que haya «mucha incertidumbre» en torno a si se va a mantener o cerrar esta centenaria infraestructura, prodigio de la ingeniería ferroviaria del siglo XIX. «Es complejo plantear qué hacer con la rampa de Pajares porque aunque hay diferentes alternativas, depende del dinero que se quieran gastar en mantenerla», señala Enrique Gómez, que recuerda que apunta que «en Suiza hay un caso parecido y la cuestión está en que si hay un problema en la variante, se quedarían incomunicados». La opción de hacer un tren turístico o una vía verde sería para él una alternativa interesante, aunque incide en que «el mayor problema es el dinero» por las deficiencias que ya tiene el trazado en muchas zonas.