Mariti Pereira, presidenta de Cavasym: «Si las víctimas de violencia sexual no denuncian por miedo es que no confían en los recursos que hay»

Carmen Liedo REDACCIÓN

ASTURIAS

Mariti Pereira, presidenta del Centro de Atención a Víctimas de Agresiones Sexuales y Malos Tratos
Mariti Pereira, presidenta del Centro de Atención a Víctimas de Agresiones Sexuales y Malos Tratos

En los 34 años de trayectoria que lleva el centro, han atendido más de 3.000 casos de mujeres violadas o que han sufrido malos tratos, dándoles apoyo jurídico, psicológico o social

13 nov 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Si hay alguien en Asturias que se ha dedicado en cuerpo y alma a defender los derechos de las mujeres que han sido víctimas de violaciones, agresiones sexuales o malos tratos ha sido Mariti Pereira, una de las fundadoras en 1989 de Cavasym, el primer centro de Asturias dirigido a atender a mujeres víctimas de violencia sexual. Al frente del mismo como presidenta, Mariti ha sabido dirigir la evolución de la asociación para atender a las nuevas víctimas y las nuevas formas de violencia sexual que se derivan del uso de internet y de las redes sociales por parte de la población más joven. Además, su visión de que la cobertura a las víctimas de agresiones sexuales tenía que darse en cualquier punto del país, la llevó a promover la Federación de Asociaciones de Asistencia a Víctimas de Violencia Sexual y de Género (Famuvi). Desde estos colectivos ha visto la necesidad, no sólo de dar apoyo jurídico, psicológico y social a las víctimas, sino la necesidad de trabajar la prevención, la formación a profesionales y la información para que las víctimas se sientan protegidas, aunque el verdadero objetivo es la erradicación de cualquier violencia sexual o de género. 

-Hagamos memoria por si alguien y, sobre todo, mujeres que puedan estar sufriendo malos tratos, no conoce Cavasym¿Cuándo y cómo surge este centro de atención a víctimas de agresiones y malos tratos en Asturias?

-Este centro lo constituimos en 1989 un grupo de mujeres que teníamos una militancia política y feminista. Por aquel entonces hubo aquí en Asturias un agresor sexual que era bastante conocido, que fue el violador de la Feve. Había mujeres que estaban sufriendo sexuales y, en aquel momento, no había en la región ningún tipo de recurso ni de servicio para la atención de estas víctimas. Si una mujer sufría una agresión en aquellos momentos, sí quería tener un abogado, lo tenía que pagar; si necesitaba terapia, la tenía que pagar… Fue entonces cuando decidimos que eso no podía ser y que había que hacer algo para ayudar a esas víctimas, así que nos constituimos como asociación y, aunque empezamos a trabajar en enero, la legalización oficial nos la dieron en agosto. Pero ya en enero habíamos empezado a trabajar con mujeres que se habían puesto en contacto con nosotras. Ahí empezó la trayectoria de la Asociación de Asistencia Mujeres Violadas, que así se llamaba entonces. El trabajo principal que hacíamos era una asistencia jurídica, psicológica y social completamente gratuita. La asistencia jurídica no era solamente el asesoramiento, sino que nos personábamos, como seguimos haciendo en la actualidad, en nombre de las víctimas desde el inicio del procedimiento hasta el final del mismo, que en aquellos años y hasta no hace no mucho, solía finalizar en el Tribunal Supremo.

 -¿Cómo ha evolucionado Cavasym en sus 34 años de trayectoria?

-Con los años hemos ido viendo la necesidad de trabajar la prevención, trabajar la formación a profesionales, la información... Por esa razón empezamos a hacer cursos de prevención de violencia sexual en poblacional adolescente, nos recorrimos casi todos los institutos de Asturias dando cursos de formación para profesionales; dimos los primeros cursos de formación para la Policía Nacional, Guardia Civil y policías locales allá por los años 90; dimos cursos de formación profesional a centros médicos como el Hospital de Arriondas, el Hospital de Jarrio, el de Cabueñes, el Severo Ochoa, de Cangas del Narcea... Les decíamos cómo atender a una víctima que hubiera sufrido una agresión sexual, la importancia de la recogida de pruebas, la importancia de controlar las enfermedades transmisión sexual... 

-¿Y cómo surgió la Federación de Asociaciones de Asistencia a Víctimas de Violencia Sexual y de Género (Famuvi)?

-En un momento dado, la Asociación de Asturias junto con otras dos asociaciones, una en Cantabria y otra en Madrid, creamos la Federación a nivel nacional. Nos parecía necesario estar en otras comunidades autónomas, que existiera una red de atención para que las víctimas pudieran tener cobertura con independencia del sitio donde hubiera sucedido la agresión. Así, tendrían cobertura legal y cobertura terapéutica fuera de la región. Fue un trabajo arduo pero fue un paso muy importante. A partir de ahí, hemos participado en todos los eventos que ha habido en el ámbito de la administración, como pueden ser congresos o conferencias e, incluso, en 2002 organizamos en Gijón el I Congreso Internacional sobre violencia sexual y trajimos a mujeres muy importantes. 

-¿Cómo trabajan? ¿Cómo danapoyo a las víctimas de agresiones sexuales o malos tratos?

-Seguimos haciendo exactamente lo mismo que cuando constituimos la Asociación pero hemos ampliado los ámbitos de actuación. ¿En qué sentido? Pues que desde hace unos años, por ejemplo, también damos asistencia a las personas del colectivo LGTBI que puedan sufrir violencia intragénero o violencia sexual. No nos quedamos solamente en mujeres o mujeres y menores, sino que también atendemos a este colectivo. También tenemos unos talleres de prevención para trabajar en las escuelas, que son talleres interactivos utilizando las redes, pero las redes desde un punto de vista positivo porque parece que hay valores básicos y fundamentales que teníamos que se están perdiendo, como son el respeto, el derecho a la libertad, la solidaridad… Así que estamos haciendo talleres en centros en centros educativos. Y luego tenemos el programa también del colectivo LGTBI para atender a personas de ese colectivo que han sufrido violencia sexual. Así que hacemos muchísimo… 

-¿En qué momento o situación se encuentra actualmente el Centro de Atención a Víctimas de Agresiones Sexuales y Malos Tratos de Asturias?

-Cavasym es una organización sin ánimo de lucro y no tenemos ningún beneficio. Ni se nos ocurriría jamás pedírselo a las víctimas por la asistencia que se presta, así que la damos solicitando subvenciones y ayudas a la administración. Hubo alguna vez que otra alguna donación de alguna empresa, que fue muy bienvenida por nuestra parte, pero vivimos de recursos públicos y no tenemos ninguna otra forma de ingreso. Por lo tanto, los programas siguen siendo los básicos y elementales de atención a las víctimas de violencia sexual u de otro tipo de violencia, porque también atendemos víctimas de violencia de género o del programa con menores y familias porque estamos viendo que hay mucha violencia entre iguales, violencia entre menores y entre adolescentes con la pornificación de la sociedad que, además, es algo que van aumento. 

-¿Tienen una cifra de cuántos casos han atendido en Cavasym en sus casi 35 años de trayectoria?

-No sabría decir con exactitud, pero yo creo que más de 3.000. Si se vieran todos los archivadores que tenemos en el centro que están llenos de víctimas, la gente se quedaría de piedra. Ahora mismo tenemos 160 expedientes jurídicos abiertos, que están vivos y en los que estamos personadas. 

-Los últimos datos hablan de un aumento de las agresiones sexuales ¿a qué achaca ese aumento: hay más agresiones o se denuncia más?

-Pues yo creo que a las dos cosas. No obstante, un matiz que hago es que se denuncian más las agresiones sexuales cometidas por desconocidos y con menos gravedad que los casos de agresiones de más gravedad perpetradas por conocidos, que para las víctimas sigue resultando más difícil denunciarlos. O casos que son muy muy graves, pues en algunos casos les cuesta también mucho denunciar esa violación o esa agresión sexual. Por tanto, yo creo que, por un lado, la gente está más concienciada pero después hay una serie de situaciones en donde hay una agresión sexual que a la víctima le resulta más difícil denunciar. Pero yo creo que las agresiones han aumentado y han aumentado, sobre todo, entre la gente más joven. 

-¿Y cómo valora que haya ese aumento entre adolescentes?

-Bueno, entre adolescentes y gente muy muy joven, porque también se dan entre niños y niñas de 12 años, que son menores aún, que no se consideran adolescentes todavía. La causa es la pornificación. Los adolescentes están aprendiendo a tener relaciones sexuales a través de internet y de las redes y en las redes lo que aparece son imágenes y relaciones pornográficas que para nada es la pornografía que se podía ver hace 20 o 30 años. Ahora es una pornografía violenta en donde se humilla la víctima con una agresividad tremenda, y eso es lo que están viendo niños de nueve, diez, once o doce años… Y no hay que olvidar cosas como, por ejemplo, que cuando pasó lo de la manada en Sanfermines, los agresores de la manada tuvieron un club de fans por redes. Así que si empiezan a tener formación de lo que son las relaciones afectivo-sexuales solo a través de las redes, que no deja de ser un negocio, mal vamos… 

-¿Está fallando la educación que se da a los jóvenes?

-Yo creo que sí, porque tampoco se está dando una educación en ese sentido, en el sentido de la educación afectivo-sexual. Que yo sepa, no se da en las escuelas ni en los institutos cuando debería de ser una asignatura más que forme parte del currículum y no sólo una charla. Desde luego, hay que dejarles claro que las relaciones sexuales no son una relación de dominio de poder donde tú tienes que machacar a una persona y tenerla sometida a cualquier vejación que tú le quieras hacer para tener una satisfacción en tu sexualidad. La sexualidad es algo importante dentro del desarrollo del ser humano, pero una sexualidad sana y afectiva. Por tanto, hay que darles otros mensajes, hay que trabajar de otra manera y eso no se está haciendo en los centros educativos pese a los muchos intentos de dar formación en igualdad, pero una cosa es la formación en igualdad y otra cosa es la formación en las relaciones afectivo-sexuales para prevenir la violencia sexual. 

-¿Hasta qué punto cree que influye internet, las redes sociales y tener siempre a mano tecnología?

-No hace mucho salió un estudio que decía que los jóvenes dedican 8 horas diarias a estar con el móvil, la tablet y el ordenador. Pues hay que fijarse en todo lo que pueda entrar por ahí, lo que pueden estar consumiendo y la imagen que están tomando de la mujer, porque hay una imagen entre adolescentes de una hipersexualización total: no hay una valoración de que eres una persona y se te valora por eso, sino que se valora el aspecto físico y unos cánones de belleza que incluso obligan y están forzando a chicas muy jovencitas a hacerse operaciones de estética con el fin de estar en la onda y gustar al varón, pero gustarle desde una perspectiva sexual. 

-¿Desde cuándo perciben en Cavasym un cambio de perfil en la víctima y en el del agresor?

-Pues hará más de ocho años ya. Hace más de ocho años que venimos advirtiendo de que esto iba a ser un problema y que se iba a ir agravando si no se controla el tipo de información y de material que les llega a través de las redes a la gente joven, a los adolescentes y menores y si no se trabajaba con ellos. Pero no es solamente un trabajo en la escuela, sino también en las familias. Antes no se accedía a los móviles a tan temprana edad y no se utilizaban tantas horas con el móvil, pero es que ahora está Instagram, Facebook, TikTok… Es decir, hay muchas más redes sociales, y redes dirigidas precisamente a los jóvenes, a los adolescentes cuando antes eran más generalizadas. Y ahí empieza el problema, porque se sabe que hay niños y niñas de 9 años que ya están consumiendo pornografía, y no porque ellos vayan buscándola, sino porque están jugando y les empieza a entrar información e imágenes que pinchan y, claro, lo que se ve ahí es otra historia y es lo que están aprendiendo. 

-La Ley del «Solo sí es sí» ha conllevado muchas rebajas de condenas y la puesta en libertad de decenas de agresores ¿Cómo valora los errores de esta ley?

-La Ley del «Solo sí es sí» es una ley positiva. Yo creo que sí se hubiera utilizado bien, si hubieran hecho caso a las organizaciones de mujeres e, incluso a veces, hasta el propio ministerio, la ley seguramente no hubiera cometido loa errores que luego ha habido que solventar. Nadie se va a creer que cuando se elaboró la Ley participó solamente el Ministerio de Igualdad. También participó el Ministerio de Justicia para las rebajas de penas y en las decisiones sobre los tipos; y la ley se aprobó en el Parlamento por la mayoría parlamentaria. Las organizaciones de mujeres, ya decíamos que ahí había un problema con el tema de las rebajas de las penas, pero eso el Ministerio de Justicia no lo escuchó. Entonces, podemos echarle al Ministerio de Igualdad todas las culpas que se quiera, pero entonces hay que culpar a todos los ministerios que participaron en la Ley porque al de Igualdad no iban a dejarle la posibilidad de cambio de condenas, de reformas en el Código Penal y en la Ley de Enjuiciamiento Criminal si no hay una actualización por parte del Ministerio de Justicia. Eso por un lado, pero por otro lado, también quiero decir que en 1995 se transforma el Código Penal y dejan de llamarse los delitos contra la contra el honor y los contra la honestidad los delitos de violencia sexual y pasan a llamarse delitos contra la libertad sexual… Hubo una reforma del Código Penal y en esa reforma del Código Penal ya hubo rebajas de penas porque aparece el abuso sexual con consentimiento y sin consentimiento, pero el que lleva consentimiento lleva aparejadas penas de multa. Por tanto, en ese año 1995 hubo rebajas de penas ya y nadie dijo nada porque lo importante era que los condenase y ese era el planteamiento. Ahora ha habido Audiencias Provinciales que lo han hecho y otras audiencias que no han admitido a trámite la rebaja de condena, como la de La Rioja, porque aplican otros apartados de la ley. Por tanto, también es importante la ideología que tengan los jueces, con lo cual es muy importante la justicia en cualquier ley que hagas contra la violencia y los actores de esa justicia son una parte fundamentalísima, porque con dependencia de qué ideología tengan y de cómo ellos entiendan la violencia, van a utilizar la Ley de una manera o de otra. 

-A su entender, ¿qué es lo importante de la Ley del «Solo sí es sí»?

-La desaparición del consentimiento, el que no hay consentimiento y en que en todo momento todo es una agresión sexual. La víctima es siempre víctima de una agresión sexual, eso es lo importante de la Ley. Y además se crean recursos con esta Ley para la atención de las víctimas de violencia sexual, que antes no existía ningún recurso porque no se podían acoger a los recursos que podía haber en la Ley de Violencia de Género a pesar de que la Ley Integral de género en su preámbulo habla también de la violencia sexual. Pero los recursos no estaban destinados para esas víctimas… Entonces yo creo que hay cosas importantes y positivas que seguramente habrá que desarrollar más, y cosas que habrá que cambiar que, de hecho, ya se han cambiado. Pero no vamos a darle tanta importancia porque yo creo que se aprovechó políticamente esa rebaja de condenas cuando en delitos diferentes que puede haber en el Código Penal se han rebajado ya condenas y nadie puso el grito en el cielo, y es que quien pone el grito en el cielo es quien dice que no existe la violencia de género ni la violencia contra las mujeres, es quien lo quiere llamar violencia intrafamiliar… 

-En su opinión, ¿tendría que haber habido consecuencias políticas? Es decir, ¿tendría que haber habido dimisiones?

-Bueno, no quiero llevarlo ahí porque creo que no tiene esos fallos. Yo creo que se utilizaron esas pequeñas lagunas que había y que ya se han cambiado, pero no es tan dramático. En el centro hemos tenido agresores que han solicitado la rebaja de condena aquí en Asturias, en 19 casos no la han conseguido, pero había casos en los que el agresor pedía la rebaja de condena y llamábamos a la víctima para trasladárselo y en muchísimos casos las víctimas no querían saber nada, habían pasado años y querían olvidarse del tema. Esto les ha supuesto a las víctimas volver a revictimizarlas, sobre todo, por todo lo que salió en los medios de comunicación porque se ha utilizado políticamente para ir en contra del Ministerio de Igualdad. Y, ojo, yo hay muchísimas cosas del Ministerio de Igualdad con las que no estoy de acuerdo, creo que ha habido fallos en el Ministerio de Igualdad, pero también creo que era la primera vez que existía así tal cual un Ministerio de Igualdad y ha querido hacer muchas cosas en tan poco tiempo. 

-No parece que haya fórmulas mágicas para acabar con la violencia de género y las agresiones sexuales pero, como conocedora que es del tema, ¿qué medidas tendrían que implementarse desde las administraciones e instituciones para su erradicación?

-Yo recuerdo que estuve en Naciones Unidas en el año 2000 y nos decían allí algunos sociólogos después de haber estado analizando el tema de la violencia contra las mujeres a nivel global que para conseguir medianamente un mundo más igualitario, y hablaban en todo momento de países occidentales, que tardaríamos como 500 años. Yo no lo voy a ver, evidentemente, pero más qué implementar nuevas medidas a la Ley Integral de Violencia de Género, yo creo que lo que hay que hacer es desarrollar las medidas que contiene, lo que hay que hacer es que la mujer, la víctima, se sienta de verdad protegida. España, según un informe europeo, es el cuarto país en igualdad de Europa, por lo tanto, hemos avanzado muchísimo, pero ahora no es cuestión de implementar sino que es cuestión de desarrollar lo que hay: las mujeres víctimas de violencia de género necesitan tener recursos económicos, las mujeres necesitan tener una vivienda, las víctimas de violencia de género necesitan tener el apoyo, el respaldo y la seguridad de que van a llegar a un procedimiento si ponen una denuncia, necesitan un procedimiento penal donde se les garantice a ella y a sus hijos y no va a quedar el agresor en la calle. Y, a lo mejor, lo que hay que hacer es analizar más y estudiar más al agresor y no tanto a la víctima. Lo que está claro es que 51 mujeres asesinadas es una barbaridad cuando estamos en el siglo XXI y somos el cuarto país de Europa con mejor situación económica en relación a la igualdad, 51 mujeres asesinadas es una brutalidad. 

-¿Considera que las víctimas no denuncian a sus agresores por falta de confianza en el sistema?

-Si te fijas, de las 51 víctimas, la mayoría no habían puesto denuncia y muchas no ponen denuncia por miedo. Entonces si tenemos miedo, eso quiere decir que no confiamos lo suficiente en los recursos que hay. Tenemos que tener en cuenta que muchas de las víctimas de violencia de género están muy deterioradas socialmente, anímicamente, económicamente… y necesitan mucho apoyo y mucha ayuda. No es solo que vengan a un despacho y le rellenemos un papel. Tenemos que empatizar con ellas y entender qué situaciones están viviendo. Y es tan importante educar en la no violencia, pero eso no se ha desarrollado en el Pacto de Estado contra la violencia de género, hay apartados ahí dentro de la educación que no se han trabajado: se piensa que con contar una charla de un día, ya has hecho mucho por trabajar la prevención de la violencia de género o de la violencia sexual y, evidentemente, no es así. Hay que cambiar muchas mentalidades, muchas formas de entender la vida, hay que recuperar valores que se han perdido… El valor no es la belleza, el valor es tu libertad y tu integridad, eso es el valor, poder salir hasta las 6 de la mañana y que no te pase nada. 

-La sociedad también tiene un papel para promover ese cambio de mentalidad…

-Por supuesto que cada uno somos responsables… Si salgo con mis amigas y una amiga está mal ¿la dejo en manos de un individuo que no conocemos y que puede ser un depredador sexual? Y, ojo, el depredador sexual no es el que te ataca a las 2 de la mañana y que no conoces de nada, el depredador sexual puede estar contigo tomándose copas, puede haber estado cenando contigo… Y si veo que una mujer por la calle la están agrediendo, ¿paso de lado como que no estoy viendo nada? ¿Cuál es mi papel como elemento de esta sociedad, el pasar desapercibido y no meterme en nada? O el decir: yo no puedo tolerar esta violencia, y me refiero a que es responsabilidad de todos y de todas intentar prevenir y jugar un papel importante para evitar que determinadas cosas sucedan, como jugar un papel importante con mi discurso para que llegue a mis amigos y amigas para promover que dejen de tener comportamientos agresivos, violentos y de desprecio contra las mujeres, de ninguneo total y de cosificación de las mujeres. Yo tengo que jugar ahí un papel importante y el papel de las mujeres es vital. Y es vital porque todo lo que hemos conseguido hasta ahora, que ahora ya parece que es una cuestión solo de políticos, es algo que hemos trabajado las mujeres, que hemos reivindicado las mujeres y por lo que muchas mujeres se han quedado por el camino, han sido miles de mujeres asesinadas las que tenemos en este país miles. Entonces lógicamente el papel de las mujeres es vital y es vital que utilicemos la sonoridad entre nosotras para de alguna manera ir eliminando esos comportamientos. 

-¿Qué papel juegan ahí las asociaciones, como CVASYM?

-Yo creo que es muy importante que el Estado y las administraciones trabajen el tema con víctimas de violencia, pero también creo que es muy muy importante que existan los movimientos sociales para trabajar porque al final los movimientos sociales y el movimiento de las mujeres es quien transforma. Al igual que a nivel laboral se consideran importante escuchar a los agentes sociales que llaman, pues en esto el movimiento social de mujeres es tan importante como el de los agentes sociales. Estamos a pie de calle, aquí en la arena, como yo digo, y nos deben de escuchar y nos deben de ayudar. Deben de seguir favoreciendo que podamos atender a estas víctimas, eso es muy importante. Por otro lado, también es muy importante que no se pierdan recursos económicos para dar la máxima cobertura a las víctimas. Todas las administraciones deberían tomar nota de que no se pueden perder recursos cuando ha habido 51 asesinadas y mil y pico agresiones sexuales, yo no puedo perder ese dinero, tengo que utilizarlo. Porque el papel lo aguanta todo, pero luego a la realidad nos enfrentamos quienes trabajamos con esas víctimas. Insisto, por tanto, en la necesidad de los movimientos sociales, que sigan ahí porque son los que transforman la sociedad, son los que fuerzan a los políticos a hacer cambios legislativos, porque la gente que conforma movimientos sociales se lo cree lo que hace, ahí está la cuestión.