Carlos Rodríguez, escritor: «Se pedalea muy bien en Asturias; hay sitio para todos»

Carlos Rodríguez (Gijón, 1967) dejó la publicidad por la lucha contra la exclusión social y, más tarde, se embarcó en la promoción del uso diario de la bicicleta desde «30 días en bici» (o «30DEB»). Hace apenas 8 días la entidad ha iniciado un crowdfunding en Verkami para financiar la publicación y distribución de «Bicicleta o barbarie», treinta y ocho relatos de ficción que nacen del amor a la bicicleta y todo lo que gira en torno a ella.

 -¿Qué es «Bicicleta o barbarie»?

-Pues es una recopilación de textos que he ido escribiendo a lo largo de estos años. El grueso lo escribí en aquellos meses de marzo y abril aciagos del 2020 en los que, como no podíamos usar el sillín, tuvimos que estar tanto en el sillón. Yo me dediqué a escribir y cuando pasó el tiempo vi todo ese material. Me dije que igual se podía hacer algo con ello. Seguí escribiendo hasta completar estos más de 30 relatos que componen el libro.

-¿Está compuesto exclusivamente por relatos de ficción?

-La mayor parte es ficción, pero también hay algún pequeño ensayo, algún relato de viajes, que los hay por territorios imaginarios, no solo reales... es un libro que tiene de todo, hasta un soneto. Es muy variado en las formas y en las temáticas. El hilo conductor de todo es la bicicleta, como una especie como protagonista y otras veces como vehículo.

-¿Cómo está funcionando la campaña de crowdfunding?

-Llevamos ocho días y ya estamos en el 75% del primer objetivo. Espero que en tres o cuatro días se complete el objetivo básico para que salga adelante el proyecto y, a partir de ahí, seguir creciendo y poder dar más.

-¿Por qué eligieron este modo de financiar el proyecto?

-La razón por la que la escogimos es, por un lado, porque para «30 días en Bici» la comunidad lo es todo. Entonces hacer un crowdfunding y desarrollar un proceso de micromecenazgo te permite vivir la comunidad desde el primer momento, desde la concepción de la misma obra. Cuando salga será propiedad de todas esas personas que han querido que sea realidad. Y luego, por otro lado, también porque la idea de sacarlo es que el dinero que se obtenga primero vaya a la edición de los libros, a las recompensas y al envío a los mecenas, pero luego todo lo que sobre va a ir dedicado a la campaña de «30 días en bici» del 2024 que, bueno, siempre tiene la sostenibilidad a corto plazo amenazada. Entonces, queríamos que fuese una forma también de obtener recursos para que la campaña siga funcionando.

-¿Cómo valora estos diez años de «30 días en bici»?

-En ningún momento pensé yo, cuando empecé con esto de «30 días en bici», que esto fuera a llevarnos por este camino de diez años, a tener esta relevancia a nivel internacional, a obtener todos los reconocimientos que hemos tenido, incluyendo este año la Medalla de Plata de la Ciudad de Gijón, y tampoco pensé nunca que fuéramos a coronar este décimo año con la publicación del libro, que es una vieja aspiración personal mía.

¿De qué se siente más orgulloso después de estos diez años?

-Pues de haber generado toda esa comunidad alrededor de una campaña y que sea tan vibrante, no sólo que existan las redes sociales, porque «30 días en bici» es una campaña que corre muy bien por las redes sociales. Tenemos muchos seguidores en las diferentes redes en las que estamos, pero lo más importante es como eso luego se ha transmitido a la calle y cómo hay grupos de personas que convierten ese impulso de la campaña, vamos a decir global, en una fuerza de cambio en su territorio y cómo se forma una comunidad tan positiva y tan centrada en el bienestar de las personas y en hacer que la gente viva mejor, sea más feliz y esté más sana, más que en otras consideraciones.

-¿Son Asturias en general y Gijón en particular zonas amigables para el ciclista?

-A ver, yo no creo que Asturias, Oviedo, Gijón o cualquier otra población de nuestra región sean más refractarias a la bicicleta que cualquier otro sitio del mundo en particular. Yo creo que somos un pueblo bastante culto y la cultura incluye también el respeto a los demás. Esta cultura y ese respeto a los demás a los que me refiero también se palpa en las calles, aunque es cierto que a veces estamos más estresados y nerviosos. De alguna manera, conducir un vehículo de una o dos toneladas no es una cosa que haga que estemos en nuestro mejor momento. Pero opino que se pedalea muy bien en nuestras ciudades. Si todos ocupamos nuestro espacio, somos educados y responsables con los demás y con nosotros mismos, hay sitio para todos.

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