La historia de una operación a 10.000 kilómetros: «En Asturias me dijeron que era muy joven así que me fui a Argentina»

ASTURIAS

Por la izquierda, Pilar González-Nuevo y su marido Daniel Morabito
Por la izquierda, Pilar González-Nuevo y su marido Daniel Morabito

Pilar González-Nuevo tuvo que operarse de la cadera derecha y estuvo durante cuatro meses en casa de un familiar: «Allí me dijeron que me iban a dar una mejor calidad de vida»

22 nov 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Pilar González-Nuevo Rodríguez tiene 57 años y vive en Piedras Blancas (Castrillón) desde hace cinco años. Argentina de nacimiento, desarrolló toda su carrera profesional en su país natal y cuando decidió jubilarse se mudó a Asturias, de donde es su familia paterna. Llegó a España con tan solo cinco años y residió entre Valladolid y Avilés hasta los diez, momento en el que volvió a Argentina y comenzó a trabajar en el Servicio Penitenciario Bonaerense, en la provincia de Buenos Aires. Vive en Asturias desde 2018 y sufre de dolencias en ambas caderas. De la izquierda se operó en el Hospital Italiano La Plata, en Argentina, en 2012. Trece años más tarde ha tenido que regresar para someterse a una intervención en la derecha porque, según comenta, «en Asturias me dijeron que era muy joven para operarme y allí que no les importaba, que tan solo querían darme calidad de vida».

La historia de González-Nuevo comienza en 2012 cuando se somete a una primera intervención quirúrgica en su cadera izquierda por una necrosis. Sufría de un dolor en la parte interna de la pierna y en aquel momento se operó en el Hospital Italiano La Plata, ya que por entonces vivía en Argentina. «Cuando me operaron el médico ya me advirtió que en un futuro tendría que volver a operarme de la cadera derecha debido al desgaste», recuerda Pilar González-Nuevo. Tras una satisfactoria recuperación, en 2018 toma la decisión de mudarse a Asturias junto a su marido Daniel Morabito: «Los dos nos jubilamos en Argentina y nos vinimos a vivir a Asturias porque en 2015 nos enamoramos del lugar en uno de los viajes que hicimos para visitar a la familia».

Un viaje de 10.000 kilómetros para una operación de cadera

Ya afincada en Asturias, en 2021 comienza con nuevos dolores en su cadera derecha. Con el paso del tiempo fueron a más y a principios de este 2023 asegura que «ya no podía caminar». «Tuve que dejar de ir a natación porque no podía con ellos, así que pedí una cita médica para ver qué me decían. Lo único que me dieron fueron calmantes, pero eso el dolor del hueso no te lo saca. Sabía que tenía que operarme», explica González-Nuevo, quien subraya que tras la pandemia «todo aquello que no era excesivamente urgente lo iban posponiendo».

Tras varias pruebas en el Hospital Universitario San Agustín de Avilés determinan que tiene «la articulación consumida». Sin embargo, según su testimonio, le dicen que dada su juventud no convendría operarla porque tendría que cambiar la prótesis varias veces durante los años. «En ese momento, sabiendo que ya no me van a operar en Asturias, decido pedir una cita en Argentina para que me vea el médico que me operó la primera vez», comenta. Cabe destacar que Pilar González-Nuevo tiene acceso a la sanidad argentina debido al pago de una cuota social que ya viene descontado en su pensión.

«En Asturias me dijeron que era muy joven para operarme y en Argentina que no les importaba, que tan solo querían darme calidad de vida»

Envuelta en todos los trámites necesarios logra una cita en Argentina para el pasado 17 de agosto, el día en el que le realizan la intervención. Un mes antes ya viaja a Argentina para prepararse y se queda en casa de su hermana hasta el pasado 24 de octubre, cuando viaja de regreso a su casa de Asturias. «Tuve la suerte de que me podía permitir los billetes de avión y de que tenía la casa de mi hermana para poder quedarme allí durante cuatro meses y hacer la rehabilitación, sino seguiría igual», comenta. Tras hacerse 10.000 kilómetros para una operación de cadera ya se encuentra de vuelta en el Principado «en perfecto estado». «Lo único malo es que llevo tres inviernos seguidos», bromea.