Cascos: el pionero de la motosierra de Milei como tótem político

F. S.

ASTURIAS

F. Sotomonte

23 nov 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Ha sacudido la política del hemisferio sur y acaparado titulares: la victoria de Javier Milei en Argentina, con un programa ultraliberal de privatizaciones y reducción a la mínima expresión de los servicios público y dolarización de la economía del país ha encendido muchos debates. Todo el tono la campaña ha sido bastante excéntrico, como el mismo candidato, con perros clonados que le sirven de asesores y trances de medium de su hermana Karina que es echadora de cartas de tarot pero también, aseguran en el cono sur, el cerebro de la campaña que les ha llevado a la Casa Rosada.

Entre las imágenes icónicas de estas dos vueltas para las presidenciales argentinas está la de Milei empuñando una motosierra, símbolo y tótem de su afán recortador de las administraciones y también de ese fondo que tiene todo el resultado electoral de acabar con todo lo establecido, de la tabula rasa. Ha sido un éxito en un país muy castigado por la inflación pero no es novedoso, ni el tótem ni el éxito de la oferta de arrasar con todo.

Fue en el año 2011 cuando Francisco Álvarez-Cascos alcanzó la presidencia de Asturias en una campaña Blitzkrieg con una partido fundado a su imagen y semejanza, entonces hasta sus siglas recordaban las iniciales de su nombre porque era Foro Asturias Ciudadanos, también en un contexto de recesión económica y descontento social, por el impacto de la Gran Recesión (y en pleno nacimiento, por cierto, del 15M). Entre los símbolos que esgrimieron sus partidarios también estaba la motosierra. Primero lo intentó plantándose en Asturias como candidato a la presidencia por parte del Partido Popular pero se topó con la negativa del entonces hombre fuerte de los conservadores en la comunidad, el alcalde de Oviedo, Gabino de Lorenzo, y la escalda de tensión derivó en guerra abierta y fractura. 

La herramienta podadora era uno de los signos de la campaña, junto a los lemas de «pico y pala» o «trabajo a tres turnos» que, ahora resultará boomer pero entonces era muy novedoso, se cocían y maceraban a diario en una página de Facebook inenarrable. Cascos no ganó voto popular pero sí en escaños, gracias al sistema asturiano de tres circunscripciones y fue elegido presidente para un mandato accidentado y breve, que no llegó a durar un año.

Poco a poco al principio y bastante rápido después, el liderazgo de Cascos se fue diluyendo entre los suyos hasta terminar con un giro más cómico que épico, siendo expulsado de la formación que creó personalmente. Hoy Foro reniega de su legado y se ha encomendado a la figura de Carmen Moriyón en su regreso a la alcaldía de Gijón, de nuevo sin ser la lista más votada, pero gracias a un acuerdo con el PP y con Vox (que luego rompería).

Cascos ha sido llevado al banquillo de los acusados además por su antiguo partido, acusado de apropiarse de sus fondos para beneficio personal. Quizá la motosierra no sea un amuleto de buena suerte, Milei debería tenerlo en cuenta.