Otín dice adiós a la Universidad de Oviedo y se jubila el 15 de diciembre

La Voz

ASTURIAS

El investigador y catedrático de la Universidad de Oviedo Carlos López-Otín
El investigador y catedrático de la Universidad de Oviedo Carlos López-Otín CARLOS RUIZ

El prestigioso bioquímico compagina su labor docente con varias líneas de investigación en la institución asturiana desde 1987

28 nov 2023 . Actualizado a las 17:10 h.

El catedrático de Bioquímica y Biología Molecular de la Universidad de Oviedo Carlos López-Otín (Sabiñánigo, Huesca, 1958) se jubilará el próximo 15 de diciembre. López-Otín viene desarrollando una destacada labor científica desde 1987 en la institución académica, donde compagina su labor docente con varias líneas de investigación sobre el cáncer, el envejecimiento y el análisis funcional de genomas, entre otros aspectos.

El prestigioso bioquímico ha protagonizado una brillante carrera, publicando artículos de impacto en las revistas científicas más prestigiosas y acumulando miles de citas y de convertir su laboratorio en cantera de científicos. En todos estos años en la Universidad de Oviedo, según sus propios cálculos, han asistido a sus lecciones más de 10.000 estudiantes.

El rector de la Universidad de Oviedo, Ignacio Villaverde, ha valorado este martes precisamente la enorme talla de la herencia que deja Otín en la institución. «Tiene un aspecto envidiable pero vamos cumpliendo años y ha llegado a esa edad en la que administrativamente tenemos que pasar a la situación de jubilación», ha asegurado, dando por hecho que el bioquímico seguirá manteniendo su actividad científica y académica vinculado a la universidad, en la que «ha dejado una gran escuela y tiene herederos, discípulos suyos, muy destacados».

Villaverde, además de confiar en que siga vinculado con su trabajo en los grupos de investigación, espera que sea candidado a propuesta de su departamento para ser catedrático emérito. Otín, a lo largo de su carrera profesional, también ha tenido que afrontar momentos duros como el día en el que le anunciaron que había que sacrificar los 6.000 ratones que llevaba 20 años preparando para sus investigaciones por un virus. De esa dura experiencia como investigador, surgió el punto de partida para su libro La vida en cuatro letras, un ensayo en el que plantea si la felicidad está escrita en nuestros genes.

Otín explicaba hace años que una de las razones por las que eligió Asturias para instalarse es por la discreción que ha marcado su vida. «Siempre he querido ser invisible y feliz», diría en su momento, confesando no estar preparado para comprender «que la vida puede ser tan perversa y que hay colectivos que son peores que cualquier pesadilla».