Gracia Forchetto, la asturiana a la que Kissinger ofreció trabajo en Nueva York

Carmen Liedo OVIEDO

ASTURIAS

Gracia Forchetto sostiene la foto que se hizo con Henry Kissinger en la visita que el poli?tico estadounidense giro? a Oviedo en noviembre de 1993
Gracia Forchetto sostiene la foto que se hizo con Henry Kissinger en la visita que el poli?tico estadounidense giro? a Oviedo en noviembre de 1993

La traductora e interprete, que conoció al político estadounidense durante la visita que éste realizó a Oviedo en 1993, lo recuerda como «una persona muy humilde y muy inteligente» que tenía un amplio conocimiento de la historia, la política, la industria y la cultura de la región

02 dic 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

En noviembre de 1993, el político estadounidense Henry Kissinger pasó unos días en Oviedo al ser invitado por la Universidad y el Ayuntamiento ovetense como conferenciante en el Campus Internacional. Gracia Forchetto fue la persona contratada por la administración local un par de días antes de su llegada para ser la traductora e intérprete de Kissinger durante su estancia en el Principado y fue la asturiana a la que a su marcha éste ofreció trabajo para formar parte de su gabinete como traductora.

Gracia recuerda al recientemente fallecido Henry Kissinger como «una persona muy humilde y muy inteligente» a pesar de que cuando vino a Asturias ya era una persona de cierta edad. Explica la misma que le sorprendió «que sabía más de Asturias que muchos asturianos». Por ejemplo, señala que conocía detalles de la región como la población con la que contaba entonces, pero que también era conocedor de la política, la historia, la industria y la cultura de la región. «Lo sabía todo y durante su estancia siempre quería saber más. Sabía, incluso, todos los libros de interés que tenía la Universidad de Oviedo», comenta Gracia Forchetto, que también señala que «le llamaba la atención toda la gastronomía asturiana» y accedió a probar todo lo que se le ofrecía.

«Yo entiendo que políticamente tuvo a mucha gente en contra, pero yo conocí a la persona y conmigo, que estaba desarrollando un trabajo, fue una persona que me demostró mucha delicadeza y empatía», traslada Gracia, que menciona que en los días que fue su traductora e intérprete siempre estuvo pendiente de que pudiera desarrollar su trabajo bien y que se respetara, por ejemplo, el momento de la comida para que ella también pudiera comer tranquilamente. «He trabajado con muchas personas y nadie tuvo tanta delicadeza y me trató tan bien como profesional como Kissinger», apostilla la misma.

De hecho, considera que en los tres o cuatro días que trabajó con él «aprendí muchísimo. Fue un flash, pero me pareció un ser humano interesante e intenso, una persona maravillosa» de la que le llamó la atención su capacidad de absorber información: «él estaba alojado en el Hotel Reconquista y cuando yo llegaba ya había leído toda la prensa internacional».

Respecto a la propuesta de Kissinger de trabajar con él, Gracia Forchetto explica que fue debido a la buena sintonía que tuvieron en esos días de trabajo. «Él tenía un gabinete asesor y me ofreció un puesto de trabajo, unirme como traductora porque él realizaba muchos viajes a Latinoamérica», recuerda Gracia, que añade que rechazó la propuesta pensando en su familia puesto que ya tenía una hija de cuatro años pero que a veces le hace cuestionarse si fue una equivocación no aceptar.

«Pero me dejó grandes consejos, como que aunque tuviera poco para comer, dedicara dinero a comprarle libros a mi hija, que la obligara a leer, y yo lo intenté hacer… A mi hija siempre le he regalo libros y ahora a mi nieta también se los compro», comenta Gracia Forchetto, que añade que, paradójicamente, porque su madre era una gran lectora apasionada de los libros de las Hermanas Brontë fue que decidió emigrar a Reino Unido, lo que le posibilitó a ella adquirir el inglés como idioma y hacerse profesora, traductora e intérprete del mismo.

Además de los recuerdos de aquellos días que trabajó como traductora e intérprete para Kissinger, Gracia también guarda la fotografía que se hizo con él. «Los traductores no solemos salir en fotos, pero en ese caso sí salí en alguna. Y cuando le estaba despidiendo me preguntó si no íbamos a hacernos una foto y nos hicieron una que guardo», traslada la misma, que reconoce haber sentido «mucha pena» con la noticia de su fallecimiento.