La compañera de canoa de la menor fallecida en el Cares: «Se veía que era peligroso y no había ningún monitor controlando»

La Voz OVIEDO

ASTURIAS

 Los acusados por la muerte de una menor de 14 años en un descenso por el río Cares en julio de 2020 al inicio del juicio hoy en Oviedo. Los acusados se enfrentan a penas de cuatro años de cárcel y la inhabilitación para ejercer cualquier profesión relacionada con el turismo activo
Los acusados por la muerte de una menor de 14 años en un descenso por el río Cares en julio de 2020 al inicio del juicio hoy en Oviedo. Los acusados se enfrentan a penas de cuatro años de cárcel y la inhabilitación para ejercer cualquier profesión relacionada con el turismo activo J.L.Cereijido | EFE

Un testigo que hizo el descenso con su hija de ocho años declara en la segunda sesión del juicio que «no la hubiese dejado hacerlo sola ni con 12 ni con 14 años»

30 ene 2024 . Actualizado a las 12:28 h.

La chica que compartía canoa con la joven madrileña de 14 años fallecida al volcar mientras hacía el descenso del Cares ha asegurado que «había gente asustada porque se veía que era un río peligroso», pero que en el punto en el que tuvo lugar el accidente no había ningún monitor controlando el paso y que tampoco habían sido avisadas del riesgo que conllevaba. Ana falleció el 3 de julio de 2020 cuando practicaba canoa-raft en el río Cares junto a una veintena de jóvenes que participaban en un campamento de surf en Comillas (Cantabria) al volcar su embarcación y quedar atrapada en la oquedad de una roca situada en el medio de un rápido conocida como el Monolito.

La actividad se llevó a cabo con tres monitores que carecían de esa titulación y que no conocían el protocolo de actuación en caso de accidente, como reconocieron ayer en la primera sesión del juicio que se celebra en el Juzgado de lo Penal número 3 de Oviedo por un delito de homicidio por imprudencia grave por el que el fiscal les pide cuatro años de prisión, al igual que para el empresario que organizó el descenso. La acusación particular que ejercen los padres de la niña culpa también al organizador del campamento, para el que solicita tres años, al igual que para el dueño de la empresa de turismo activo, mientras que para los monitores solicita un año.

«Volcamos al chocar contra la piedra», ha señalado Claudia, que en el momento del accidente iba en la parte de atrás de la canoa y que fue arrastrada por el rápido hasta una zona de aguas más tranquilas donde fue ayudada por unos chicos a subirse a la canoa y a quienes alertó de que faltaba Ana, como hizo luego a los monitores en el punto de encuentro y de conteo tras el paso por el Monolito. La joven ha asegurado que en el grupo estaban asustados «porque la gente se estaba cayendo en los rápidos» y que en el Monolito, al que llegaron las segundas, «no había absolutamente nadie» controlando el paso y que no vio tampoco a ningún monitor ayudando a subirse a los que se caían.

Claudia, que solo vio a dos monitores de la empresa de rafting durante el recorrido por el Cares, además de otro del campamento que lo hacía como participante, ha declarado que ninguno de ellos iba a la cabeza del recorrido ni estaba cuando, tras el vuelco, ella llegó al punto de conteo y que fue obligada a completar el descenso a pesar de que dijo que no quería hacerlo tras el accidente.

«A mi hija no la hubiese dejado hacerlo ni con 12 ni con 14 años»

Por videoconferencia ha declarado un hombre que junto a los chicos del campamento hizo el descenso en una canoa con su hija de ocho años porque, según ha reconocido, no era consciente del riesgo que entrañaba ya que había que emplear bastante fuerza en los tramos más estrechos, por lo que llegó al final del recorrido «bastante agotado». «Yo a mi hija sola no la hubiese dejado hacerlo ni con 12 ni con 14 años», ha afirmado el testigo, que ha recordado que en el paso donde tuvo lugar el accidente volcaron tres o cuatro canoas que se habían amontonado a la izquierda de la roca y de donde los chicos «salieron como pudieron».

Al inicio, ha añadido, le habían dado instrucciones de cómo actuar en caso de vuelco y sobre los puntos más peligrosos del recorrido y había quedado con un monitor para que éste pasase el tramo del Monolito a su hija en su canoa, como al final hicieron por seguridad y por la derecha. El padre ha asegurado que no vio a ningún monitor controlando las canoas por ese paso y hasta que no pararon en un remanso más adelante para hacer el recuento no se dieron cuenta de que faltaba una niña, lo que provocó que salieran deprisa los monitores y le dejaron a él al cuidado del grupo. «Se movieron por las rocas hasta que dieron con ella», ha añadido el testigo que era la primera vez que hacía un descenso con tanta corriente y velocidad, que si lo hubiese sabido antes no lo hubiese contratado, informa Efe.