Los porreos, los Países Bajos de Villaviciosa

Manuel Noval Moro
Manuel Noval Moro REDACCIÓN

ASTURIAS

Porréu de Muslera inundado
Porréu de Muslera inundado

La inundación provocada por las obras de rehabilitación de un dique pone de actualidad estos espacios ganados a la ría hace más de 200 años para uso agrícola y ganadero

20 feb 2024 . Actualizado a las 13:17 h.

El paisaje de la ría de Villaviciosa comenzó a cambiar a mediados del siglo XVIII con la construcción de los porreos: espacios de tierra ganados al mar mediante diques, conocidos como cárcovas, construidos con piedra, madera y tierra -algunos de ellos siguen sorprendentemente en pie aunque estén hechos solo de tierra y lodo-, y con compuertas para desaguar los riegos, que se dedicarían desde entonces a labores agrícolas o a pastos, a la manera de los pólderes de los Países Bajos. De hecho, se suele atribuir este nombre, específico de la ría maliaya, a un derivado asturiano de la palabra holandesa, aunque este origen no está del todo claro.

Los porreos se explotaron durante mucho tiempo pero, en las últimas décadas, la mayoría acabaron cayendo en desuso y no tardaron en quedar abandonados. Muchos de ellos debido a la falta de mantenimiento de sus diques, acabaron siendo pasto de las aguas y perdiéndose para integrarse de nuevo en la ria. Uno de los primeros que se estropeó fue el de El Cierrón, fruto de las obras de la autovía del Cantábrico que provocaron su inundación.

El deterioro de estos espacios ha provocado un potente movimiento social y vecinal que reclama su conservación y, en algunos casos, su recuperación. El Principado, después de varios ejercicios anunciando que invertiría en la ría, por fin comenzó a actuar entre finales del pasado año y principios del presente, pero los trabajos, finalmente, tuvieron un resultado inesperado y dañino: como consecuencia de las obras de reparación del dique del porréu de Villaverde, las aguas inundaron este espacio por completo y también anegaron el vecino porréu de Sebrayu. Como explica Ignacio Alonso López-Iñarra, del grupo social «Protejamos nuestra ría», se dieron muchas circunstancias que los técnicos no tuvieron en cuenta y que provocaron la inundación: «Al meter las máquinas no se dieron cuenta de que las mareas eran desproporcionadamente altas; por otra parte, había una presión atmosférica muy alta, y en tercer lugar, había mucha mar, porque había alerta naranja, y entonces la fuerza del agua en la ría se multiplica: fue la tormenta perfecta». La inundación afectó a los terrenos de pasto y también a dos cuadras y varias viviendas.

Porréu de Ermita
Porréu de Ermita

Estos días se trabaja en sacar el agua de los porreos, para evitar que la salinización dañe en exceso los biótopos. Alonso cree que, si se sacan las aguas a tiempo, los porreos se recuperarán, porque las lluvias y los cauces de agua dulce contribuirán a reducir con relativa rapidez la salinización de los terrenos.

El debate de los porreos está abierto desde hace tiempo. El movimiento vecinal es, hoy en día, muy fuerte, y tiene el apoyo de las autoridades municipales, que defienden la conservación y recuperación de estos espacios que forman parte inseparable de la historia de la ría.

Algunos sectores oficiales propugnan lo que se llama la naturalización de estas zonas, esto es, dejar que los terrenos se vuelvan a integrar en la ría. El presidente de la Asociación de Amigos del Paisaje, Cubera, Ángel Valle, no comparte esta postura. Él se considera «naturalista etnográfico», que además del paisaje tiene en cuenta el paisanaje. «Si la ría es así, es porque la hizo el ser humano con el paso de los siglos; eliminarlo es eliminar parte de nuestra historia». Además, a su juicio, si esta mentalidad se lleva al extremo, «y hay que devolverle a la mar todo lo que es de la mar, ¿a partir de qué calle del barrio de La Arena se lo devolvemos al mar?», ironiza.

A su juicio, quizá haya que insistir en la «recuperación del uso agrícola de los terrenos», porque varios estudios han constatado que tienen el suelo más rico de Asturias: «son tierras inmensas, llanas y fértiles», subraya, aunque admite que «no hay demanda para eso y entonces ya no tiene interés». Habría que buscar, entonces, la forma de recuperar ese interés en aprovechar la rentabilidad agrícola.

Pero, incluso por motivos conservacionistas, Ángel Valle cree que los porreos se deberían cuidar, ya que son una forma de proteger un ecosistema que ha preservado su equilibrio durante siglos. Un ejemplo está en las corrientes de agua provocadas por los cambios en la configuración de los terrenos, que pueden incluso acabar con plantas en peligro de extinción.

La decisión de Costas de naturalizar algunos de estos paisajes es, a su juicio, «muy discutible». Porque, «aunque es inundable y es de la mar, al mismo tiempo hay una normativa de la reserva natural de Villaviciosa que determina su protección como figura singular; es obligatorio que las administraciones se pongan de acuerdo; si no están de acuerdo con las normas, tienen que trabajar para cambiarlas, pero no para incumplirlas», sostiene Valle.

Ignacio Alonso considera que en la ría hay dos grandes problemas. El primero, la contaminación y el segundo, la destrucción, que es «mucho más grave». Porque, «aunque todos los alcaldes han estado constantemente solicitando a Medio Ambiente y a Costas que se protegiesen los cierres de los porreos por distintos medios», no se hizo nada hasta este año.

El grupo social en defensa de la ría se formó, precisamente, para instar a las autoridades a que actuasen, y desde su fundación han tenido un respaldo muy fuerte de los vecinos. En 2017 se inundó uno de los porreos más importantes de la ría, el de Muslera, el año pasado la plataforma hizo una campaña de recogida de firmas y en tan solo cuatro días se recabaron más de 2.000.

La recuperación del porréu de Muslera es, de hecho, uno de los objetivos prioritarios del grupo. Este terreno de 70 hectáreas ganadas a la ría estaba dedicado hasta 2016 a pastos y a cultivos: había manzanos, maíz, faba y otras legumbres. Ahora, según el colectivo, «el sistema de explotación tiene que cambiar a unos cultivos específicos, ganadería extensiva, algún bosque, algunas lagunas, que es lo que más les gusta a las aves y otros animales;  nuestra principal pretensión es hoy recuperar el porreo de Muslera», asegura Alonso.

Porréu de Villaverde antes de la inundación
Porréu de Villaverde antes de la inundación

Recuperar la ría en su totalidad es el objetivo final del colectivo. La de los porreos es, claramente, una de las partes importantes, por muchos atractivos «de tipo ambiental, de disfrute de las personas que viven en su entorno, ocio, pesca y muchas cosas que se han olvidado totalmente». Actualmente, los dos únicos porreos de tamaño considerable que se conservan son, precisamente, los que se han inundado a raíz de las obras. Y, aparte, hay otros que tienen cierto interés pero una superficie más modesta, como el del Monasterio o los situados en Seloriu, Misiego o El Puntal.

Otra cuestión importante es la contaminación de la ría. «No se sabe por qué; está contaminada por montones de cosas pero nadie se ha puesto a estudiarlo de forma sistemática y con un proyecto en el que participen todas las administraciones implicadas: Costas, Recursos Hídricos, Medio Ambiente, Fomento».

Los porreos son, para sus defensores, muy importantes para la ría y su entorno. Además de los usos que se les pueden dar, ya sean agrícolas, ganaderos o de ocio, también sirven para conservar el ecosistema y como barreras para frenar las inundaciones que, de tanto en tanto, acosan a la carretera 632 y a muchas de las casas cercanas al humedal.

Para que las cosas vayan bien, según sus defensores, la ría de Villaviciosa debe conservar sus porreos, una singularidad que puede dar muchos beneficios al paisaje y el paisanaje. Villaviciosa necesita reactivar sus Países Bajos.