El grito desesperado de las familias de acogida asturianas: «Se te quitan las ganas porque estás todo el rato peleando»

Marcos Gutiérrez REDACCIÓN

ASTURIAS

María Lorenzo y sus padres acogen menores desde hace años
María Lorenzo y sus padres acogen menores desde hace años

María Lorenzo y sus padres acogen a menores en su hogar de Piedras Blancas desde hace ocho años. Denuncian el «descontento general» por el trato que reciben las familias por parte de la fundación que gestiona el programa de acogimiento regional

21 feb 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

En la Voz de Asturias pudieron leer ayer un artículo de opinión de José Enrique Sánchez, presidente de la Asociación de Familias de Acogida del Principado de Asturias (Afapas), en el que denunciaba los retrasos de hasta tres meses en la recepción de las dietas de manutención para los menores que viven en familias de acogida, tanto biológicas como ajenas, en la región.

Yendo a los casos concretos, las familias no sólo lamentan estas demoras en recibir unas cantidades que, al fin y al cabo, son para cubrir las necesidades de los menores. Critican desde la arbitrariedad de criterios que, a su juicio, se establecen para elegir los destinos de los niños hasta un cierto abandono por parte del Ejecutivo autonómico.

María Lorenzo es trabajadora social. Desde hace «siete u ocho años» sus padres y ella se convirtieron en familia de acogida, algo que han hecho en unas siete ocasiones desde entonces. Reconoce que es una experiencia gratificante y «casi adictiva», si bien algo ha cambiado en los últimos tiempos.

Explica que «desde el mes de septiembre» en que se fue el último niño que acogieron no han vuelto a hacerlo. Apunta que es una difícil decisión que han tomado por «cuestiones del trato» y por el «descontento general» que tienen «con la gestión que se está haciendo de este tema, no solo en el aspecto económico».

«Nosotros no acogemos por la cuestión económica, que es algo que la gente puede llegar a pensar», asevera, al tiempo que matiza que la Consejería de Derechos Sociales y Bienestar «se comprometió a abonar la manutención de los niños, lo cual no es un pago que se nos haga a las familias».

Indica que el programa de acogimiento regional viene de la Consejería, «pero lo gestiona la Fundación Meniños a través de una licitación y ahí es donde radica el problema».

María Lorenzo afea a esta fundación el hecho de «instaurar criterios que no figuran en ninguna norma legal a partir de lo que ellos piensan». En esta línea cree firmemente que las familias son «un eslabón imprescindible para lo que es el acogimiento». «No queremos que nos echen flores, sino que se nos tenga en cuenta y no nos intenten engañar o manipular, que al final se nos trata un poco, hablando mal y pronto, como si fuéramos tontinos», insiste.

Explica que no son pocas las personas que sospechan «que están buscando familias que tengan una buena capacidad de ahorro para que no reclamen la manutención». Otro de los criterios con los que no se muestran de acuerdo algunas familias de acogida es con el de la edad.

«Mis padres tienen en torno a 60 años y llevamos siete acogimientos, pues ahora el comentario es que son muy mayores», apunta. No duda en afirmar que hoy en día «la mayoría de niños y niñas en España son cuidados por sus abuelos», ya que «las personas que están en edad de jubilación tienen más tiempo disponible».

Asimismo las familias tienen la sensación de que han de «permanecer escondidos» por cuestiones como «la indicación de que no se puede tener contacto con las familias adoptivas». «Somos una parte fundamental en la crianza de los menores y es como que se nos menosprecia», lamenta.

Considera que familias, fundación Meniños y Bienestar Social deberían «trabajar mano a mano» y de manera coordinada. Insiste en que «el acogimiento no se realiza por una cuestión económica y en el Principado saben que el niño va a tener cubiertas sus necesidades», al tiempo que reconoce que «es muy delicado tener que estar reclamando estas cosas, porque hasta te da vergüenza».

«Al final se te quitan las ganas de acoger, porque parece que tienes que estar todo el rato peleando», concluye.