La «trampa del desarrollo»: una advertencia de la UE para Asturias

L.O.

ASTURIAS

F. Sotomonte

Un informe de cohesión territorial alerta de la falta de preparación en transición verde

06 abr 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

La cohesión territorial es un pilar de la acción europea. Las instituciones de la UE quisieran que el desarrollo de las regiones de los estados miembros sea además de pujante también paralelo, pero no lo es. Esta preocupación, por los problemas políticos en los que derivan estas desigualdades, es el foco del informe Cohesion for a competitive and inclusive Europe, publicado el pasado mes de febrero, y que recoge un concepto relevante la «trampa del desarrollo», una situación de estancamiento, en la que pueden caer también territorios ricos, que acecha al continente con el impacto además en el horizonte de la transición energética.

El documento define trampa del desarrollo regional como el que afecta a «áreas que afrontan significativos retos estructurales para volver a ganar su dinamismo económico previo». Este tipo de regiones «también se comportan en peores términos en crecimiento, productividad y empleo en comparación con sus pares nacionales y europeos». Parece una definición que vaya a encajar como un guante en un territorio como el asturiano, afectado en el pasado por reconversiones y con datos de crecimiento en las dos últimas décadas peores que otras comunidades. Pero lo cierto es que el Principado no es una región entre las más amenazadas por esa trampa del crecimiento que señala el informe. Y hay una buena razón, esta variable, esta 'trampa' lo que trata de evaluar sobre todo es cómo cada región llegó al presente respecto a cómo estaba a comienzos del siglo, se mide con ella misma.

El informe señala que estas trampas de desarrollo se producen en lugares, como Asturias, con viejas industrias que han visto perder su población en las últimas décadas, pero también en regiones de renta media y alta, citando ejemplo en norte de Italia, en Lombardía o Piamonte, y todo un círculo de regiones alrededor de París. No son zonas deprimidas pero «deberían haber sido motores de desarrollo» y no lo han sido. En la escala de colores en España, Asturias comparte el nivel del País Vasco (tienen menos riesgo las provincias orientales de Galicia) y Madrid o Cataluña tienen amenazas de mayores. 

El informe es claro en señalar que la UE en su conjunto está estancada respecto al desarrollo de Estados Unidos y no sólo eso, los estancamientos regionales europeos tienen una duración más larga, prolongándose décadas, con efectos sobre la población, no sólo en número de habitantes sino de población con formación o habilidades laborales, una mengua que acentúa esos círculos sin salida. El informe señala también que esa desigualdad se repite con patrones similares: «La polarización interna es ahora prevalente en una mayoría de países de la UE. En 23 de los 27 miembros la región de la capital se ha desarrollado por encima en crecimiento del PIB en las últimas tres décadas». Hay excepciones que son pocas pero de ciudades destacadas, Berlín, Viena. Lisboa y Roma. En España la desigualdad entre Madrid y otros territorios aumenta.

El informe hace un primera advertencia, el mapa de regiones en riesgo de caer en un trampa del desarrollo -aunque de muy distintas categorías- coincide bastante bien el del auge de partidos euroescépticos.

Pero hay una segunda advertencia que sí atañe muy directamente a Asturias, porque si bien el informe la cuenta entre los territorios con un riesgo moderado de caer en una trampa del desarrollo, los riesgos que le pone en el horizonte no son moderados y de hecho en los mapas aparece como una comunidad con más amenazas que el resto en el proceso de transición energética.

No es extraño, Asturias pasó en apenas un lustro de ser productora neta de energía y exportarla, gracias a las centrales térmicas, a ver aniquiladas sus plantas, sin una alternativa clara en la mayoría de los casos y sin que la gran apuesta de relevo, alrededor del hidrógeno verde, haya cuajado todavía. Incluso en ese caso, Asturias tiene planes para ser un polo de usos industriales, no productora de esa energía.

Estos tres mapas señalan así; en el Índice de Vulnerabilidad regional de transición verde, Asturias aparece en un nivel medio alto de riesgo, peor que País Vasco, Cantabria, Cataluña o Madrid, igual que Galicia, Navarra, La Rioja o Valencia, pero mejor que el resto.

En el caso del mapa de el grado de preparación para la transición verde Asturias aparece peor que todos sus vecinos del norte, hay un bloque verde mejor de País Vasco Navarra y Rioja frente a Madrid, en el resto hay un contraste norte sur muy acentuado pero el Principado es el peor posicionado en la Cornisa Cantábrica. Por último, en el mapa que evalúa los Riesgos Socioeconómicos asociados a la transición verde de nuevo Asturias aparece peor que el resto del norte, lo cierto es que está encuadrada con Aragón y Castilla La Mancha como las pocas regiones peores que la media del resto de comunidades.